58...57...56... ¿te moriste?

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-¿qué pasó?- pregunta mamá.

-Los extraño, ¿ya vienen? ¿Cómo está mi mamá?

-Estoy bien, mi muñeca. Ya vamos a llegar- escucho la voz de mi abuela de fondo. Dios, como la amo.

-¿Cómo te...

-No tenemos tiempo, llegamos más tarde.- dice mi mamá y cuelga.

¿Alguna vez lo tiene para mí?

Siento cómo la pequeña Oreo jalonea mi pantalón para obtener mi atención. La tomo en brazos y me acuesto con ella en la cama de mamá. Algunas lágrimas amenazan con salir de mis ojos, pero los cierro fuertemente impidiendo que salgan... una guerrera no llora.

Veo que Oreo se ha dormido sobre mi pecho, es una pequeña perrita de apenas 3 meses, su pelaje negro y colocho es muy suave al tacto, y es muy juguetona. La tomo con cuidado de no despertarla, y la coloco sobre su cama.

Comienzo a recoger las cosas que usé en mis clases en línea y bajo al primer piso, directo a mi habitación a colocar todo en su lugar, subí al cuarto de mamá para que Oreo no estuviera sola, pero ya que se había dormido, no era necesario que estuviera ahí.

Ordeno la cocina y luego vuelvo a mi habitación, aún queda mucho para que mi familia vuelva. Llevaron a mi abuela al médico, y se fueron todos. Dejándome sola en casa.

¿Qué se supone qué haré mientras llegan?

Tomo un libro de mi estante y me acuesto en mi cama a leer, millones de frases se van impregnando en mi mente y alma, haciéndome creer que todo puede ser diferente, que todo puede ser mejor.

-Tarada, tienes casa sola. ¡Aprovecha!- me regaño a mí misma.

Me levanto rápidamente de mi cama, coloco el libro en su lugar y de la gaveta de mi mesa de noche, saco mis auriculares y un pequeño cuadernillo hecho por mí: mi guión.

Últimamente he investigado mucho sobre el tema de la realidad deseada, qué es, cómo funciona, métodos, etc.

Apago la luz de mi habitación, me coloco los auriculares y con la linterna de mi celular, alumbro mi guión, comienzo a leer cada palabra escrita en él... pero poniendo más énfasis en mi mayor anhelo al llegar:

-quiero ser feliz...

Apago la linterna y me coloco en la posición adecuada. Guardando mi guión debajo de la almohada. Le doy play al vídeo y cierro los ojos. La voz de esa chica inunda cada espacio en mí, no soy buena en esto, así que decidí usar un método guiado.

100...99...98...

Comienzo a contar y a decir mis afirmaciones, mi cuerpo empieza a relajarse y a sentir un pequeño cosquilleo. Las manos se me congelan y empieza a dolerme un poquito la cabeza. Sigo contando.

68...67...66...

A través de mis ojos cerrados empiezo a ver una luz blanca muy potente.

58...57...56

-Ya veni... ¿¡TE MORISTE!?- grita mi hermano, logrando que habrá los ojos de golpe.

-No, sigo viva... por desgracia.- lo último lo dije susurrando.-Vamos, quiero ver a los demás.

De mi realidad a la tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora