Capítulo XXI.

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La casa olía a sangre. Y era ese olor metálico lo que delataba la vuelta a casa de nuestro nuevo habitante de las sombras. Por el pasillo, plasmadas en el suelo de madera descolorida, ocasionales gotas de sangre dejaban un caminito hasta su habitación. Un rápido vistazo a su mente me delataba todo lo que había ocurrido. Había luchado, contra Bloody Painter, e incluso había sido capaz de ver a The Pupperteer. Seguí el hilo de sus recuerdos hasta que por fin la lucha terminó.

Había sido descuidado, sin duda. Pero gran parte de su objetivo había sido completado. Ahora Bloody Painter estaba demasiado débil y asustado para obedecer las órdenes de The Pupperteer.

Solté su cabeza, alejando mis tentáculos de su cuerpo y asintiendo. Una de sus cuencas brillaba roja carmesí, pero con el paso de los segundos ese brillo se iba apagando en la penumbra del pasillo.

Lo dejé tranquilo, y mientras avanzaba por el pasillo pude escuchar el chirriar de la puerta al abrirse. El suelo tembló ligeramente al cerrarla y dentro de la habitación pude sentir cómo todo volvía a la normalidad. Su ojo se habría apagado. Suspiré, aliviado de que mi plan hubiese resultado, al menos en parte. Pero todavía quedaban cosas por hacer. Fui hasta mi despacho y busqué las mentes de Masky, Hoodie y Toby.

Desde hacía unos días las noches eran mucho más interesantes que de costumbre. Pero con cada amanecer parecía que todo volvería al fin a la calma habitual. Quedé de cara al gran ventanal tras mi escritorio, contemplado la salida del Sol. Nunca me había gustado la aparición en el firmamento del astro rey. Siempre me había visto mucho más favorecido por la Luna, y sus ocasionales ocultamientos, dejando a las sombras volver a las sombras. El cielo oscuro, plagado de estrellas poco a poco desapareció, tiñéndose de color escarlata al principio y diluyéndose como una acuarela hasta el naranja. Conforme el cielo se volvía más colorido mi malestar iba en aumento. Probablemente mis proxys estarían dormidos y por eso tardaban tanto. Hice vibrar el aire, mostrando mi desagrado. Seguí observando el amanecer, que aunque a muchos artistas parecía un espectáculo casi milagroso a mi más bien me parecía ver como la noche, mi amada noche con su brillante luna, era engullida por el Sol, siempre arrogante, siempre intentando llenar el cielo de color. Suspiré, o más bien bajé y subí los hombros, y sin molestarme en utilizar mis propias manos, corrí las cortinas.

Me senté en el sillón frente al escritorio, repasando mentalmente cada paso de mi plan. Escrutando los posibles obstáculos que se nos presentarían en el futuro. Quizás para un humano, contemplar todas las posibilidades de una acción, era imposible. Los humanos sólo se centran en una ínfima parte de las posibilidades reales que podrían cernirse sobre ellos, como una jauría de lobos hambrientos. Pero yo, no podía permitirme eso. Mis acciones se veían representadas en el resto del mundo. Y yo, en mi condición, debía ser cuidadoso y dejar la menor huella posible en el mundo.

La puerta sonó y me sacó de mis cavilaciones, cosa que agradecí. A veces me perdía en mi propia mente y a veces pensaba, que algún día no podría volver de las profundidades de mi propio yo. Abrí la puerta extendiendo uno de mis tentáculos.

    —Slenderman, ¿qué ocurre?

Les miré en silencio, esperando a captar su atención. Llevaba muchos años viviendo, o lo que quiera que sea este estado en el que está mi cuerpo. Y durante todos esos años, había descubierto que un silencio creaba mayor expectación que todas las palabras del mundo. Además, me gustaba ver cómo sus pulsos se aceleraban al verme en silencio, estático, clavando mi no mirada en ellos. Me divertía. Estaban nerviosos, inquietos, su hubiese tenido boca, mi sonrisa habría sido incontenible.

    —Bloody Painter está muy débil. —Me miraron, sabían que había algo más o yo no les hubiese llamado—. Ahora os toca actuar a vosotros. Buscad a Lara y vigiladla. —Mantuve lo que hubiese sido mi vista, sobre ellos.

    —Slender... —Hoodie se atrevió a hablar—. ¿Qué pasó con Bloody Painter? ¿Cómo le han debilitado? —Su pregunta era interesante, aún a pesar de la timidez propia de este proxy, su curiosidad era grande.

    —Digamos... —Hice una pequeña pausa, buscando las palabras adecuadas—. Digamos que tenemos un nuevo proxy en la familia.

Masky mantenía su rostro tapado por la máscara, aún así pude notar cómo sus músculos cambiaban de posición, estaba alzando una ceja. Su curiosidad se había despertado.

Hoodie asintió, y Toby estaba deseando abandonar la casa y poder ver a Lara. Era normal, teniendo en cuenta cómo fue la última vez que se vieron.

    —Marchaos.

Los tres asintieron, Masky y Hoodie salieron, mirándose de forma cómplice, lo que me dio la pista de que intentarían averiguar más. En una rápida carrera Toby salió antes que ellos, generando así la habitual bronca cada vez que salían los tres juntos de misión.

Volví a mover mis hombros, a pesar de su ocasional actitud infantil, sabía que cumplirían su misión. Sin embargo sabía que tiempos oscuros se avecinaban.

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora