Capítulo LX.

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A lo lejos, entre los altos árboles del bosque podía ver cómo la silueta de Jeff se veía recortada por los escasos rayos de luz lunar que escapaban al velo de las nubes.

Su sudadera estaba llena de sangre y varios hilos dorados rondaban a su alrededor. Algunos estaba rotos y desgarrados, otros se mantenían en un agarre fuerte a su cuerpo. Ni siquiera The Pupperteer era capaz de controlar bien a Jeff.

    —Vaya... Pensé que la niñas de Slender habían desaparecido. ¿Tenían miedo y por eso se fueron?

Brian subía por el árbol a toda prisa, intentando alcanzar a Toby, debía darles tiempo, así que entré en su juego.

    —¿Y de qué te íbamos a tener miedo?

    —Pues porque son unos ladrones.

    —¿Y por qué somos unos ladrones exactamente?

    —Porque se la llevaron. Y no sólo a ella, si no los recuerdos que dejé en ella. Se la llevaron lejos de mi, a mi presa. Ella era mía, y ustedes y el calvo la apartaron.

    —Fue por tu culpa que nos la tuvimos que llevar lejos. ¿Preferías verla muerta a manos de Jane? ¿O de Liu?

    —¡Prefería verla muerta en mis propias manos! —El grito de Jeff resonó por todo el bosque. Estaba completamente desquiciado, desde mi posición alejada podía ver como sus ojos brillaban con locura. Comenzó a andar en mi dirección, pero aún era pronto para dejar de distraer a Jeff. Hoody aún no había desatado a Toby y debía darles tiempo para que dejase a Toby en un lugar seguro—. Aaaaah. Tim. Nunca me caíste bien. Los proxys de Slender tenéis la habilidad de sacarme de quicio, ¿sabes?

Su voz sonaba siniestra, más desquiciada de lo normal por el estado de nervios y excitación de Jeff. Pronto se echó a correr hacia mi, cuchillo en mano. Rápidamente saqué el hacha de Toby y le hice frente.

    —¡Os voy a matar! ¡A todos! ¡Pero a ti Tim, a ti te espera algo peor que la muerte! —Paré una de las estocadas de Jeff con el mango de madera del hacha, cosa que hizo que éste se quebrase ligeramente. Paré golpe tras golpe, esperando el momento oportuno para atacar. Quería dejarlo inconsciente, si no nos librábamos primero de The Pupperteer, que hacía resonar su risa siniestra por todo el bosque, no conseguiríamos a Jeff con vida. ¿Pero por qué Slender lo seguía queriendo con vida? Mi instinto me decía que acabase con él. Que lo matase. Para mi su vida no valía nada y no quería tenerlo cerca, ni de mi ni de Lara.

Mientras estaba absorto en mis pensamientos de lo mucho que quería matar a Jeff, éste me hirió. El filo de su cuchillo cortó el lateral de mi brazo, atravesando la ropa y llegando a la carne, y produciéndome un dolor agudo.

    —Agh... —De un salto me separé de él. Debía concentrarme, despejar mi mente. Pero Jeff era mucho más hábil en el cuerpo a cuerpo. Mi única esperanza era que Brian acabase pronto y así pudiésemos alertar al resto de Creepypastas. Entre todos, conseguiríamos frenarlo.

Jeff giró su cuchillo, cogiéndolo con la punta hacia él, y en un fugaz movimiento se posición detrás de mí, clavándolo en mi espalda.  ¿Cómo era tan rápido? ¿Antes no era así? Un destello a mi lado me hizo caer en la cuenta. Jeff no estaba solo. Ahora tenía un compañero que podía hacerlo más rápido, y que veía cosas que ni Jeff ni yo éramos capaces de ver.

Aún con el cuchillo hundido en la espalda mi cuello se vio preso por el brazo de Jeff y puso su cara al lado de la mía.

    —¿Sabes Tim? Me parece un poco raro que hayas vuelto porque sí. ¿Qué os ha hecho volver? —Me quedé paralizado. ¿ A qué se refería? Acaso... ¿lo sabría? ¿Sabría que habíamos vuelto con Lara? Giré los ojos para mirarlo—. Tanto tiempo encerrado en la oscuridad te hace pensar. Planes de venganza, torturas y el motivo por el que los proxys desaparecieron de repente. —Me miró a los ojos. Estaban inyectados en sangre. Su agarre me estrangulaba, haciendo que me costase respirar mientras intentaba embocar algún puñetazo en su desagradable cara deformada—. Oh... ya sé qué pasó. —Un brillo cruel atravesó sus ojos rojos y enloquecidos. La piel chamuscada de Jeff se rozaba contra la mía. Cuando miró hacia el horizonte, intenté ver si Brian había conseguido huir con Toby, pero no fui capaz de ver nada—. A ver, te voy a contar la historia de lo que pasó. Las niñas de Slender decidieron llevarse a MI presa. Porque ellos son nobles, ¿Eh? —Justo cuando pronunció el "¿Eh?" sacó el cuchillo de mi espalda y lo clavó en otra parte de mi cuerpo—. Y vosotros no sois unos asesinos como yo, ¿Eh? Sois buenas personas, que se ven obligados a hacer cosas malas por el calvo sin cara, ¿eh? ¿Eh? —Con cada "¿Eh?" Jeff volvía a clavar el cuchillo en una nueva parte de mi cuerpo. La pérdida de sangre comenzaba a notarse, ya que apenas utilizaba fuerza en el agarre de mi cuello y aún así yo veía todo borroso—. ¿Pues sabes qué? Sé que la tenéis en la casa. Y sabes qué es peor que la muerte. Pudrirte aquí y saber que en tus últimos momentos de vida, yo haré de la vida de ella un infierno.

Y con eso clavó el cuchillo en mi estómago, dejándome tirado en el suelo, incapaz de moverme. Entre las tinieblas que cegaban mi vista lo único que pude ver fueron los zapatos de Jeff que andaba en dirección a la casa.

Por primera vez desde hacía mucho tiempo comencé a llorar. No de tristeza, si no de rabia. Quería matarlo, hacerlo sufrir y devolverle todo lo que me había hecho. Pero ahora le había fallado a Lara y no podía hacer nada para protegerla. Tumbado boca arriba, miré las pocas estrellas que conseguían superar las nubes y brillar por encima de ellas.

No... Aún me quedaban fuerzas, si todavía era capaz de respirar, era capaz también de hacer algo por protegerla. Giré sobre mí mismo y me puse boca abajo. Debía avisara alguien de que fuese a la casa. Comencé a arrastrarme por el bosque y a gritar los nombres de mis compañeros con la esperanza de encontrar a alguien.

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora