Se sentó a mi lado, cogiéndome con fuerza por la cadera para ponerme encima de sus piernas. Comenzó besando mi mandíbula, bajando con labios húmedos por mi cuello hasta llegar al tirante de mi vestido, el cuál apartó rápidamente.
Con ambas manos comenzó a bajar el vestido hasta dejar mi sujetador al aire. Besaba cada pedazo de piel, bajando con los labios las molestas vendas. Me sacó el vestido, y comenzó a besarme mientras que con manos ágiles quitaba los vendajes de mi cuerpo. Los quitó y suspiró aliviado, mientras comenzaba a besar todas y cada una de las heridas que cubrían mi cuerpo.
Mi corazón estaba desbocado, e intentaba salir de mi pecho. Con cada roce de sus manos, pequeñas descargas eléctricas me recorrían. Bajó una manos hasta sus pantalones y comenzó a desabrocharlos.
En una baile continuo, nuestras lenguas exploraron la boca del otro, intentando hacerse con la victoria de dominar. Mordí sus labios y de su garganta escapó un gemido ronco, lo que hizo que me cuerpo se prendiera como una hoguera. Me tumbó sobre la cama, quitando mi ropa interior y comenzó a acariciar mi cuerpo. Besó mis pechos y fue bajando por el estómago hasta llegar a las bragas. Con manos suaves las quitó y comenzó a besar mis muslos, acercándose más y más hasta mí.
Con la lengua me rozó ligeramente, haciendo que tuviera que contener los gemidos que intentaban salir por mis labios. Subió, y volvió a besarme. Llevé mis manos hasta sus boxers y comencé a bajarlos, ansiosa. Llevaba tanto tiempo siendo provocada, tanto tiempo aguantando juegos sucios por parte de ellos. Solo quería sentirle dentro.
Comenzó a reír ante mi mirada extrañada.
—Mi verdadero nombre es Tim, no te olvides.
Dicho esto entró con fuerza, haciendo que mi espalda se arqueara. A cada embestida el placer era inmenso. Nuestras caderas se movían al unísono, mientras de las gargantas de ambos escapaban gemidos.
Me abracé a su cuello y el me levantó, quedando él sentado y yo encima. Comencé a moverme mientras sus manos jugaban con mis pechos, retorciendo y acariciando. A cada bajada mía el gemía con más fuerza, hasta que llegó el punto en que puso sus manos en mis caderas y me hizo moverme a su ritmo.
—¿Cómo me llamo?
—Tim.
Sonrió y sus labios se abrieron en un gemido mudo. Le encantaba, quería escuchar su nombre de mis labios. Pensar que yo era suya, sonreí pícaramente mientras me miraba. Me agarré a sus manos, mientras a cada bajada gritaba su nombre. Llegó el momento en que dejé de hacerlo para excitarlo, y comencé a decirlo como un aviso. En ese movimiento frenético mis límites se habían esfumado. Sentía cada vez más placer, hasta llegar a creer que iba a perder el sentido. No podía contenerme más.
—¡Tim! —De mi garganta salió un sonido ronco, bajo, producto de sus caricias y sus manos bajando mi cadera. Escondí la cara en su cuello, sonrojada. Una última embestida y su espalda se arqueó e intentó apretarme lo máximo que pudo contra él.
Caímos sobre la cama, desfallecidos, completamente agotados, intentando recuperar la respiración. Intenté levantarme, pero fue imposible. Me tenía agarrada entre sus brazos con fuerza y no me soltaba.
—¿A dónde crees que vas? —Le miré confusa. En mi mente los pensamientos comenzaron a bullir.
«¿Pero no era solo para aliviarse? ¿Qué pasa?».
—No, no, tú no te vas a ningún lado. Aún queda mucha noche.
Fui a replicar, pero sus labios me acallaron, mientras me tumbaba en la cama y él intentaba recuperar la respiración.
A la mañana siguiente me despertaron los rayos de sol, que entraban curiosos por la ventana. Seguía en la habitación de Masky. Él estaba dormido, tumbado sobre su espalda mientras que con una mano sostenía mi cadera. Su respiración era lenta y pausada, a través de sus párpados podían ver como sus ojos se movían rápidamente, estaba soñando. Una pequeña sonrisa se posó en mis labios.
Con cuidado de no despertarlo me levanté y me vestí. La casa estaba desierta, todo el mundo dormía todavía. Recorrí el pasillo, dirección a mi cuarto. Cada paso era un suplicio, tenía agujetas, y los muslos y la espalda me dolían al moverme. Pasé la puerta de Toby y esta se abrió. Apareció Toby, con los ojos aún legañosos y gesto serio. Sin mediar palabra me tomó por el brazo y me metió por la fuerza en la habitación.
Sus cosas estaban esparcidas por el suelo, muchas rotas, la cama estaba revuelta y en sus labios y piernas tenía pequeñas heridas.
—¿Toby? ¿Qué te ha pasado?
Me acerqué a él, intentando mirar el estado de sus heridas. ¿Se las había hecho él? Justo cuando mis manos tocaron su brazo, su otra mano me recibió, propinándome un golpe tremendo que me mandó al suelo.
Con los ojos abiertos, tirada en el suelo y a punto de llorar, miré a Toby sin llegar a comprender por qué me había pegado.
No dijo nada, simplemente me volvió a golpear, según recibía más golpes sus tics se hacían más y más profundos. Los gritos de dolor se escapaban por mi garganta, lo cual cesó rápido, ya que para que dejara de gritar Toby pateó mi estómago con fuerza.
En una habitación cercana se escuchó un golpe y unos pasos apresurados. La puerta de la habitación se abrió y entró Jeff. De un golpe secó lo tiró al suelo, sentándose en su pecho y dándole puñetazos en la boca. Toby respondía a sus golpes con la misma fiereza, cogiendo a Jeff por el cuello con una mano mientras que con la otra golpeaba las heridas aún por cicatrizar que Slender le había dejado.
Estaba dolorida y asustada. No entendía qué estaba pasando. ¿Por qué Toby me había pegado? ¿Qué cojones hacía Jeff?
Me levanté del suelo como pude y con pasos torpes comencé a correr por el pasillo hasta la puerta de entrada.
Salí al exterior, e inmediatamente comencé a escuchar unos gruñidos, los gruñidos de Smile, que bajaba las escaleras a la carrera, intentando detenerme.
No podía aguantarlo más, estaba cansada, cansada de que ellos me pisotearan. Cansada de tener que prever cómo iba a sentarle a alguno de ellos que yo hiciera o no algo. Estaba tremendamente cansada de sentirme como un objeto, de no ser para ellos más que un juego.
Me adentré en el bosque, alejándome lo máximo posible de la casa. Sorteando, con ojos abnegados en lágrimas, los múltiples árboles que se cruzaban en mi camino. Corrí durante un buen rato, hasta sentir que no era capaz de respirar y que mi corazón y estómago iban a salir si daba otro paso más. Me desplomé, cayendo de bruces contra el suelo.
En mi boca el sabor metálico de la sangre se mezclaba con el sabor salado de mis lágrimas.
«¿Por qué ha hecho eso?».
«Sabías que pasaría. Son asesinos».
«Pensaba que, que al menos Toby...».
«No debiste confiar en ellos».
Antes de que pudiera responderme un sonido enfrente de mí me sobresaltó. Una especie de gruñido, y la presión de una fina y delicada patita en mi cabeza, intentando moverme.

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Slave of Creepypastas.
Fanfiction¿Crees que los Creepypastas no son tan malos? Entra y lee la historia de Lara, la cual fue obligada a servir a algunos de ellos. Ven y descubre que los asesinos, siempre serán asesinos. ¿Crees que sobrevivirás? 25/06/2023 #9 #LAUGHINGJACK 19/06/202...