Slave of Creepypastas.

Chapter 31.

Me desperté a la tarde siguiente, con Smile encima de mis piernas. Me levanté de un brinco, miré el reloj y eran las 3 pm. Me arrepentí en el acto, porque una oleada de dolor me recorrió todo el cuerpo. Me levanté corriendo, me vestí y fui directa al cuarto de Toby, que aún seguía durmiendo.

    —Toby, Toby despierta. —Molesto, cogió un cojín y me lo estampó contra la cara mientras se reía por lo bajo. —Venga Toby, te tengo que cambiar los vendajes.

    —Anda y vete a cambiarle los vendajes a Jeff.

    —Anda y vete a la mierda. O te los cambio ahora o no te los cambio en todo el día, tú eliges.

Se levantó, con los ojos aún llenos de legañas y la boca torcida. Se estiró levantando los brazos, y subió la pernera del pantalón del pijama para cambiarle las vendas.

    —¿Qué tal te encuentras?

    —Bien, pero creo que se me han reventado algunas ampollas.

    —Bueno, no pasa nada. —Con cuidado fui aplicándole una crema antibiótica y cambiándole los vendajes viejos por unos nuevos. —Pues ya está. Ya te puedes volver a dormir.

Con una enorme sonrisa en su rostro me cogió por la muñeca y me acercó a él.

    —Resulta que ahora yo no quiero dormir —dijo a la vez que hacía más pequeña la distancia entre nosotros y me besaba. Con gran facilidad consiguió levantarme hasta ponerme encima de sus piernas.

    —Toby no tengo tiempo ahora. —Él acalló mis palabras con otro beso—. En serio Toby, tengo cosas que hacer. —Sus labios se movieron hasta mi cuello, haciéndome cosquillas.

    —¿Tan importantes son?

    —Tengo que hacerlas.

    —¿Y no te da vergüenza dejarme así? —Debajo de mis piernas podía sentir su abultado miembro clavándose en mi muslo.

    —¿Y no os da vergüenza pensar que a mi estas cosas no me afectan?

Me levanté antes de que comprendiese lo que le acababa de decir y volviera a acercarme, sabía que si recibía otro beso no sería capaz de resistirme. ¿En verdad creían que los únicos con necesidades eran ellos?

Cerré la puerta ignorando las palabras de Toby y fuí hasta el cuarto de Jeff. Estaba despierto, mirando la puerta con una sonrisa.

    —Así me gusta, que rechaces a todos aquellos que no sean yo.

    —Qué creído te lo tienes, ¿no?

Cogí el botiquín y me senté a su lado. Inmediatamente se quitó la camiseta y dejó al aire su espalda, llena de arañazos y cardenales. Los curé con cuidado, asegurándome que no se habían abierto. Estos chicos se curaban increíblemente rápido.

Se dió la vuelta, y pude ver la marca que le dejé en la clavícula, me sentía avergonzada.

    —¿Has curado tus heridas?

    —No, no llego. Ayer me las curó Hoody.

Con manos ágiles quitó mi camiseta, me puso de espaldas y quitó las vendas que cubrían mi cuerpo. Fue frotando, con un cuidado incríble para ser Jeff, todas las heridas de mi espalda. Terminó de curarlas y comenzó a tocar mi piel con la yema de sus dedos.

    —¿Te han dicho alguna vez que te ves muy bien con estas marcas?

    —Sí, Toby me ha dicho que soy una obra de arte.

    —No, si me dejases hacerte hermosa como yo, sí que lo serías. —Me encogí de hombros y le miré a los ojos.

    —¿Para quedar como Jane?