Capítulo XXXIV.

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Las pocas horas que habían transcurrido desde que me desperté las había dedicado a lavarme e intentar averiguar dónde estábamos. Alex me vigilaba con mirada atenta y me seguía allá donde quiera que fuese. Su presencia me ponía nerviosa, y sus gestos me desconcertaban. Por lo que había oído de él y por las cosas que había hecho con Jay, me había imaginado un tipo completamente distinto de persona. Le imaginaba más insensible, más despiadado. Sin embargo había curado mis heridas y parecía no querer hacerme daño. Aún así, una gran parte de mis pensamientos se encaminaban a que no me fiase de él.

Estaba sentada en un sofá algo polvoriento, intentando asomarme por la ventana de la que colgaba una densa cortina de tela marrón. Quería saber, por lo menos, qué nos rodeaba. Pero la mirada amenazadora de Alex hacía que se me helase la sangre.

Decidí desistir y esperar a un momento mejor para seguir investigando. Fue entonces cuando, sin previo aviso, Alex pareció cambiar por completo. Su mirada se oscureció y su boca se torció mientras miraba la pantalla del ordenador. ¿Qué le pasaba?

Cogió el teléfono y comenzó a marcar. Quizás se hubiese dado cuenta de que estaba loco y se fuese a entregar a la policía. Demasiado hermoso para ser cierto. El teléfono pareció descolgarse y comenzó a hablar.

    —Dejadlo, ahora.



                                                                                              ***



    —Sujétame la cámara.

Bajé un pequeño terraplén y ayudé a Tim a pasar. Ahí estaba, delante de nosotros. Por fin. El corazón me latía a mil, presa del miedo que me generaban los horribles hechos que habían sucedido ahí.

    —Así que aquí es donde Alex...

    —Sí. —No le di tiempo a terminar la frase. Cada vez que lo recordaba sentía algo atravesarme la espalda. Tuve que parar un momento, las emociones eran demasiado fuertes y comenzaba a marearme.

    —¿Y sabes quién era el otro tío?

    —No.

    —¿De verdad crees que Alex...?

    —No sé...

Permanecimos en un denso silencio, sólo interrumpido por las toses de Tim.

    —¿Qué hay al otro lado del túnel?

Miré a Tim, realmente no tenía ni idea, y me sentía extraño. Quería irme de aquél lugar.

    —No lo sé. Sólo estuve una vez aquí. Y a la vez intentaba perseguirte.

    —Obviamente no recuerdo nada de eso.

    —Sólo lo estoy diciendo. Sólo he estado una vez aquí y no estaba prestando demasiada atención.

    —Entonces supongo que ahora es un buen momento para averiguarlo.

    —Sí. —Justo antes de ponerme en marcha comencé a sentir algo vibrando en mi pierna—. Un momento que me está sonando el móvil.

    —¿Quién es?

    —No tiene nombre... ¿Sí?

Hubo un momento de silencio y entonces una voz muy conocida sonó.

"Dejadlo, ahora."

    —¿Alex'

Tim se giró, sobresaltado, con los ojos desorbitados.

    —¡¿Qué?!

El teléfono se colgó mientras nuestras cabezas comenzaban a bullir.

    —Acaba de colgar, pero era Alex.

    —¿Está él aquí?

    —No lo sé. Espera, voy a intentar llamarlo. —En el fondo sabía que sería inútil. No lo cogería, y si lo cogía de poco o nada serviría porque no nos iba a proporcionar ayuda.

    —No va a contestar. —Le hice caso omiso y llamé. Pero como ya había previsto, no lo cogió—. ¿Crees que nos sigue?

    —Puede ser. Quiero decir, si él acaba de llamar para decirnos que lo dejemos, quiere decir que estamos cerca de encontrar algo que no quiere que veamos. Así que vamos.

    —No, si nos está siguiendo debemos irnos ya.

    —Vamos Tim, no hemos llegado hasta aquí para volver atrás. Vamos. —Me giré a mirarlo, durante toda la conversación había estado ensimismado con qué encontraríamos al otro lado. Un sonido seco contra el suelo llamó mi atención. Tim estaba tirado en el suelo—. ¡Tim! ¿Qué pasa?

Mi cabeza comenzaba a dolerme, parecía a punto de explotar y entonces al final del túnel vi algo. Una larguísima silueta moverse. Era... ¿era el Operador? Sentía cómo mi cabeza comenzaba a crujir y miles de imágenes extrañas comenzaban a surcar mi cabeza.

    —¡Tim tenemos que irnos!

    —¡Corre! —No era capaz de mover a Tim, pesaba demasiado—. ¡Corre!

No quería dejarlo sólo. ¿Y si desaparecía? Como Jessica. ¿Y si no volvíamos a vernos? El Operador comenzó a acercarse a nosotros y el miedo pudo conmigo. Comencé a correr todo lo rápido que podía. Saltaba las piedras y parecía que de repente me acordaba perfectamente del camino de vuelta al coche. Cuando llegué, antes de abrir mi coche, dentro del coche de Tim vi algo. Era Tim. Pero, ¿cómo había llegado? Estaba desmayado en el suelo, y yo salí corriendo. ¿Cómo había llegado antes que yo?

    —Dios. ¡Tim! —Golpeé el cristal de su coche, parecía que no me escuchaba—. ¡Tim! ¿Cómo has llegado aquí? —Me encontraba fatal, me dolía la cabeza, y me empezaba a dar u ataque de tos—. Tim. Tim, ¿estás bien?

Tim no me hizo ni caso, encendió el coche mientras miraba al infinito.

    —¡Tim, espera! ¿A dónde vas?

Se puso en marcha y salió del parking.

    —¡Tim!

Corrí hasta mi coche. No podía dejarlo sólo, debía seguirlo. Seguí la dirección que creía que había tomado Tim. Pero no lo encontré. Era como si se hubiese volatilizado, ya no podía hacer nada. volví a mi habitación de hotel, dándome toda la prisa que podía para subir lo que acababa de grabar a YouTube.

Tenía que encontrarlo, no podía dejarlo en ése estado. No puedo perderlo ahora que por fin nos hemos encontrado. Ahora que por fin no estoy solo en esto. Y lo peor, no puedo dejarlo sólo sabiendo que Alex está cerca. ¿Quién sabe de qué sería capaz Alex? No podía permitir que Tim muriera.

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora