Capítulo XXIII.

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Llegamos al fin a casa. Sentía las piernas algo débiles, como si andasen solas y yo no fuese del todo capaz de controlar la longitud o la fuerza de mis pasos. Acabé siendo sostenida por Tim y Toby. Abrimos la puerta de casa y Jack no estaba, como de costumbre. Entramos sin problemas y me dejaron sobre el sofá donde comencé a quitarme el abrigo, que al tacto parecía empapado, pero simplemente estaba húmedo.

    —Bien. —Tim se puso en cuclillas frente a mi, mientras Brian y Toby se sentaron a ambos lados de mi persona—. Ahora nos vas a contar qué es lo que ha pasado y porqué llevas casi dos días desaparecida.

Tragué saliva, ¿cómo iba a contarles todo? Creerían que estaba loca. Suspiré, intentando ganar tiempo para poder inventarme algo. Pero estaba agotada y ni siquiera era capaz de inventar una historia medio creíble. Por lo que, simplemente, me dediqué a omitir datos.

    —Bueno... Un chico me visitó en el hospital... —Miré a ambos lados, intentando ver si Brian y Toby se lo creían aunque fuese sólo un poco. Sus rostros permanecían serios, e imperturbables.

    —¿Qué chico? —Tim preguntó en tono severo.

    —Se llama Alex... Es un amigo de Jay. Me dijo que Jay había desaparecido.

    —¿Por eso escapaste del hospital? —Asentí—. ¿Y a dónde te llevó?

    —Me dijo que se había perdido en el bosque.

    —¿Y por qué no llamasteis a los guardias forestales? ¿O a la policía? —Toby habló esta vez.

    —N-no se me ocurrió... Aún estaba un poco sedada... —Fue lo primero que se me vino a la cabeza. Parecieron creérselo y me indicaron que continuase—. Alex me dejó sola, y una animal me atacó.

    —¿Qué tipo de animal? ¿Puedes describirlo? —Miré a Tim con los ojos como platos. ¿Cómo iba a describirlo? Si ni siquiera yo estaba segura de lo que había visto. Definitivamente no podía contarles cómo era ese bicho.

    —No me acuerdo, pero era muy grande. —Tim me observó con fijeza por unos momentos. Puede que pareciese que Toby y Brian se lo estaban tragando. Pero Tim no. No estaba nada conforme con la historia que le estaba contando. Y un rápido vistazo a sus ojos lo revelaba—. El animal me atacó y Jay apareció para ayudarme. Al día siguiente me desperté en casa y fui a buscar a Jay... Aún no lo he encontrado.

     —¿Volviste al bosque a buscarlo a él? —Brian habló, no parecía enfadado, y de los tres era el más calmado en aquél momento. Pero, ¿por qué Tim parecía tan enfadado? Simplemente asentí y esperé que no hiciesen más preguntas.

Se miraron entre ellos, no se lo habían creído, pero qué más podía hacer. Si les contaba todo lo que sabía creerían que estoy loca y nunca más me ayudarían. No podía permitirlo.

    —Creo... —Brian se levantó, posando con suavidad una mano sobre mi hombro—. Estás cansada. Descansa un poco y cuando despiertes lo verás todo con mayor claridad. —Me dedicó una ligera sonrisa, llena de ternura. Me levanté ayudada por él y me guio hasta las escaleras.

    —Nos quedaremos contigo. Haremos turnos para cuidarte. —Tim se levantó del suelo, seguido por Toby. Me encogí de hombros y asentí. Subí las escaleras con la ayuda de Brian y por fin pude tumbarme sobre mi cama y descansar.



                                                                                        ***



No pasaron más de doce horas hasta que uno de los proxys volvió a la casa. En este caso fue Toby. Entró a toda prisa, subió las escaleras con el escándalo habitual que le caracterizaba y abrió la puerta sin haber pedido permiso previamente. Me giré molesto y con uno de mis tentáculos lo lancé contra la pared, proporcionándole más susto que dolor.

    —¿Qué ha ocurrido? —Ni siquiera me molesté en reeducarlo, en ese momento me interesaba mucho más el mensaje que venía a dar que sus pésimos modales. Ya me encargaría más tarde de reeducarlo correctamente.

    —La hemos encontrado. —No mostré ningún tipo de reacción, no esperaba menos. Y el no haberla encontrado hubiese sido fatídico para ellos—. Fue Alex. Alex la sacó del hospital y la llevó al bosque. Pero no quiere hablar del Seed Eater o de que encontró a Bloody Painter.

    —¿No habla del ataque de Bloody Painter? —Toby negó—. ¿Y dónde cree que está Jay?

    —Piensa que sigue en el bosque perdido. Probablemente muerto.

Alcé la cabeza, dejando que la luz recortase mi silueta contra la pared. Quizás eso fuese mejor, eso facilitaría las cosas.

    —No la perdáis de vista. Y por el momento no dejéis que nadie se acerque a ella. Únicamente Jack. —Toby asintió. Parecía inquieto, con prisa por irse—. Y Toby... No quiero que actuéis de forma sospechosa cerca de ella. No debe recordar nada. No por el momento.

Toby pareció no escucharme, extendí mis tentáculos, palpando su mente con suaves toques. De todos lo proxys él era el más sensible a una de mis intrusiones. Su mente era como un enjambre. Bullía con fuerza y todos sus pensamientos se entremezclaban de forma caótica.

Simplemente asintió, estaba tan inquieto que ni había notado mi intromisión. Alejé mis tentáculos de él y escruté los alrededores. La situación se me hacía extraña, y en aquellos momentos una lectura de la mente de Toby era como surcar un mar embravecido.

Lo observé desde el ventanal de mi despacho, observé también cómo avanzaba hasta el bosque y su silueta se perdía en él.

«No me defraudéis».

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora