Por la puerta apareció la delicada silueta de Nina.
—¿Cómo te va? —Nina entró con gesto distraído y se paseó por la habitación hasta sentarse en mi cama.
—Bueno... La verdad es que estoy un poco preocupada.
—¿Por?
—Bueno he hablado con Toby y...
—Te ha dicho que si besas a uno el resto te pedirá compensaciones. —Me cortó, y yo asentí—. Bueno, no le hagas mucho caso. Te voy a enseñar a defenderte de ellos. Realmente no tienes que hacer nada que tú no quieras. Toby lo dice por que está celoso de Jeff, sabe que Jeff tiene probabilidades.
—¿De qué?
—De que le prefieras a él.
—Jajajajajajajaja. ¿ Cómo? Casi me mata.
—Sí, a veces se pasa un poco. Jeff es bastante posesivo. No llega a comprender que alguien no le pertenezca.
—No, está visto que no lo comprende.
—Bueno. ¿Qué esperabas? Somos complicados.
La miré con las cejas alzadas y cara incrédula. ¿Esa era la excusa? Ah bueno pues adda, dejemos que me maten porque son seres complejos.
—No me digas. —Ambas reímos, hacía bastante que no me reía—. No se si decírtelo, pero Toby me ha dicho que Eyeless va detrás de ti.
—Sí, sí. Algo me olía —dijo mientras se sonrojaba levemente—. Pero, no. No es mi tipo.
—¿No? ¿Y cuál es tu tipo?
—Bueno, no es que Eyeless no me parezca atractivo, pero no sé. No saldría bien.
—Bueno, si no lo pruebas nunca lo sabrás. —Me miró fijamente, mientras le daba vueltas en silencio. Me levanté, cogí el ordenador y me metí en YouTube .
—¿Qué haces?
—Mira, te voy a enseñar un vídeo que seguro te hace mucha gracia.
Durante dos horas estuvimos viendo vídeos como el de Ask Yeff the Quiller, algunos en los que los ponían a bailar, y otros de caídas estúpidas de gatos, perros y cualquier bicho capaz de moverse.
—Mañana haremos una cosa. Mañana cuando nos levantemos y termines las clases con Slender, te voy a enseñar a defenderte de esa panda de pervertidos. Y luego, haremos noche de chicas. ¿Qué te parece?
Quedé callada por unos instantes. La idea era tentadora, y la verdad no veía ningún inconveniente.
—Me parece bien.
—Me alegro. Alomejor te llevas una sorpresa.
***
Levanté la vista de los apuntes y miré por la ventana. No era capaz de concentrarme. Al día siguiente tendría que hacer un complicado examen de botánica y no había estudiado nada. Salí de la biblioteca, ya era muy tarde, y el camino a casa era largo.
Me sentía observada, hacía dos días ya desde que había visto la cara de mi acosador personal. A cada momento recordaba su rostro.
Estaba cansada, y lo único que quería era irme a la cama.
Una mano me agarró por la cintura mientras otra tapaba mi boca. Sentí un cuerpo cerca del mío, emanaba calor.
—Te voy a destapar la boca, si gritas te mato. —Lentamente fue apartando su mano, bajando ésta por el cuello y acariciándolo. —¿Ya te ibas?
—¿Quién eres?
Por toda respuesta bajó su mano hasta mis pechos mientras los acariciaba, acercándome más a su cuerpo. Me giró, y pude sentir su aliento azotando mi cuello. Comenzó a besarlo con fuerza, el olor a alcohol de su boca me mareaba y repugnaba al mismo tiempo. Intenté zafarme, pero era más fuerte que yo.
Bajó su mano hasta el borde de mi camiseta y la levantó, dejando a la vista mi sujetador. No podía moverme, tenía miedo. Miedo de lo que estaba a punto de ocurrir. Pero más miedo me daba que me matase.
—Por favor, no me hagas nada. —No respondió, y tampoco paró. Siguió besando y mordiendo.
Las lágrimas salían a borbotones mientras lentamente desabrochaba mis pantalones.
De pronto, un sonido salvador, unos pasos. Era un chico mas alto que yo. Sin mediar palabra se acercó hasta nosotros cogió por el cuello a mi violador y lo estampó contra la pared, dándole repetidas veces en la cara hasta dejarlo inconsciente.
—Vístete, RÁPIDO.
Cogió por el hombro al hombre y lo apuñaló repetidas veces en el estomago. Me vestí, con las manos aún temblándome.
El chico me cogió por la muñeca y tiró de mi hasta un coche en el que me metió por la fuerza. En el asiento del copiloto estaba sentado un muchacho de altura similar al que me había salvado, cubierto por completo por una sudadera con capucha que que cubría su cara. Algo en mi interior dio un salto, era él, estaba segura, no podía ser otro.
«Dios, qué puta suerte».
En el asiento del conductor estaba el otro chico, con una chaqueta marrón y una máscara blanca con tan solo los ojos pintados y la forma de la boca marcada.
—¿A dónde vamos? —Por toda respuesta obtuve silencio, un silencio denso y frío que reptaba por el suelo del coche hasta mis piernas.
—Hoody, es la última vez que te hago un favor, la próxima vez la salvas tú, maldito bastardo.
Hoody no respondió, simplemente bajó la cabeza y me miró de reojo.
—¿E.. Estás bien?
—Oh sí, ahora háblala. Eres todo un macho para abordarla por la noche pero luego no eres capaz de levantarte para que no la violen. La última vez, he dicho.
Durante todo el trayecto estuvieron discutiendo hasta que finalmente llegamos al borde de un bosque, aparcaron y me obligaron a salir.
Nos introducimos en el bosque y continuamos andando, cada uno a mi lado mientras discutían por encima de mi cabeza.
—¿A dónde vamos? —Ninguno de los dos me respondió, me paré en seco y crucé los bazos. El chico con la máscara se giró, me cogió del cuello de la camisa y me estampó contra una roca.
—Vamos a ver si nos entendemos, no me toques las pelotas niña. ¿No tenías tantas ganas de ver a tu amiga? Pues mira que suerte que la vas a ver. —Con cada palabra apretaba con más fuerza el cuello de mi camisa.
—Masky, no la pages con ella.
—Oh sí, discúlpame saco de mierda.
—Ya vale tío, te enfadas por cualquier cosa.
—No, me enfado por cualquier cosa no. Me tengo que poner a salvar a tu putita por que a ti te da vergüenza que te vea, eso sí, para decirle que eres su peor pesadilla no tienes vergüenza. Y luego ¿para qué? Para que no la pueda tocar porque claro, tenemos la puta manía de no tocar las cosas del otro, a menos que sean mis cojones, ¿no?
Hoody le dio un puñetazo con fuerza en la boca, Masky lo esquivó y comenzaron a pelear. Algo dentro de mí me decía que corriese, que huyese. Comencé a moverme, intentando alejarme de ellos con cuidado de que no me descubriesen, pero fallé . Masky corrió hasta mi a la vez que Hoody y me agarraron por los brazos.
—Cárgala tú, capucha de mierda.
Con un movimiento rápido Hoody me levantó del suelo, depositándome sobre su hombro y llevándome en alzas, mientras recorríamos el bosque hasta llegar a una casa enorme y destartalada, en completo silencio.

ESTÁS LEYENDO
Slave of Creepypastas.
Fiksi Penggemar¿Crees que los Creepypastas no son tan malos? Entra y lee la historia de Lara, la cual fue obligada a servir a algunos de ellos. Ven y descubre que los asesinos, siempre serán asesinos. ¿Crees que sobrevivirás? 25/06/2023 #9 #LAUGHINGJACK 19/06/202...