Chapter 12.

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Sonrió torciendo ligeramente la boca, extendió los brazos y con uno me atrajo hacía él.

     —¿Por qué no empezamos lo que dejamos a medias?

Aquello me pilló con la guardia baja, y mi cara tomó una tonalidad peligrosamente escarlata, en una mezcla de vergüenza y rabia. 

«Amigo mío, por eso estabas tan amable, ¿no? Cerdo sibilino ».

 Había intentado convencerme de irme con ellos besándome y ahora si cuela, cuela, ¿no? Me erguí e intente controlar la trayectoria de mi mano cerrándola en un puño. puse ls ojos en blanco y me di la vuelta.

    —¿Pero que te pasa ahora? Hace una hora te lo estabas pasando muy bien.

    —Pues pasa que no me gusta que un idiota piense que puede reventarme la espalda contra un árbol y secuestrarme para que su jefe tenga una puta secretaria. Y mucho menos que me utilice alguien hará lo que sea para cumplir con lo que le dijeron, incluso

En un movimiento fugaz levantó su mano y me cogió por el cuello de la camisa.

    —Nunca pensé que fueras tan estúpida. —Abrió la puerta y me lanzó al pasillo. Me lanzó con tanta fuerza que pensé que me iba a reventar contra la pared pero, para mi suerte, choqué contra algo blandito, me giré y era Eyeless. Jeff cerró la puerta de un portazo y Eyeless me agarró para que no me cayera.

    —¿Qué paso?

    —Nada, que Jeff es idiota. —Me despegué de Eyeless y fui enfadada hacia mi habitación.

    —Dime algo que no sepa. ¿Qué hizo ahora?

Entró detrás de mí en la habitación, dejé a un lado la camisa de Jeff, desde luego no pensaba ponérmela nunca. Miré en el armario y rebusqué hasta que encontré la camiseta más vieja y con peor aspecto que encontré.

    —Pasa que Jeff antes de venir aquí me estuvo besando para asegurarse la criada, y yo soy imbécil.

    —JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.  Imbécil. ¿En verdad pensaste que Jeff haría eso? JAJAJAJAJAJAJAJA. No linda, no. Jeff es demasiado orgulloso para arrastrarse para conseguir criada. Además, a él no le importa vivir sumergido en mierda.

    —¿En serio? —Ahora me sentía culpable, le había hablado fatal. —¿Tú crees que estará enfadado? —Eyeless me miró tranquilo.

    —Por supuesto que lo estará, JAJAJAJAJA. Jeff se enfada fácilmente cuando es de su persona de la que se habla.  —Bajé la mirada y la sensación de malestar se agudizó. Apreté con fuerza el dobladillo de la camisa.

    —¿Crees que debería disculparme?

    —¿Después de lanzarte de la habitación como lo hizo? Yo le hubiese arrancado la lengua y me la hubiese cocinado co ajetes tiernos y chirivías.

«A ver, si lo pensamos fríamente. Es un puto desquiciado incapaz de comunicarse. Y que prefiere lazarme contra una pared antes que explicarme que es demasiado orgulloso para rebajarse a ofrecer sexo a cambio de servicio de limpieza. ¿Qué coño me voy a disculpar?».

    —Ni te molestes, probablemente ya se haya ido. Normalmente cuando se enfada se va a matar gente. Es una norma que le impuso Slender ya que se pone muy agresivo con cualquiera. Cuando se relaje volverá.

    —Vale... Gracias Eyeless.

    —Bueno, es tarde, y yo también tengo que ir a matar. Nos vemos por la mañana. —Se despidió con la mano y salió de la habitación.

Me quedé sola y me senté en el suelo pensando en lo que había hecho. Me sentía un poco mal por haber pensado que me estaba utilizando, pero Eyeless tenía razón, probablemente ya se habría ido a matar. Además, yo no era adivina para saberlo. 

Escuché un sonido tras la puerta, una fuerte respiración y que algo raspaba la puerta. Me acerqué y la abrí. Al otro lado de la puerta estaba Smile, con cara de cachorrillo, le dejé pasar. Cerré la puerta tras de mí y miré la camisa de Jeff. ¿Debería ponérmela? La camisa que yo había encontrado era bastante pequeña, apenas me llegaba a la cadera, y era algo apretada, en cambio la de Jeff era ancha y larga. Dejé mi camisa en la cama, me desnudé y me fui a duchar. Me lavé el pequeño corte que me había hecho Jeff e inspeccioné mi cuerpo en busca de moratones, lo cuales, sí que encontré. Jeff me había lanzado por los aires varias veces a lo largo de la noche. Tenía moratones por el cuello, uno bien grande en el estomago y varios por las piernas.

    —Desde luego este chico no tiene medida. ¿Cómo es posible que tenga tanta fuerza? —Rápidamente me di cuenta de que si Jeff agarraba a alguna persona, sería por que iba a matarla y estaba huyendo, obvio que tenía muchísima fuerza. Terminé de ducharme, salí y al final decidí ponerme la camisa de Jeff. No tenía sentido dormir incómoda solo por un berrinche.

Volví al baño, me cepillé el pelo y me tapé la herida con una gasita que encontré en una cajita en el baño. Era extraño, porque en esa cajita había no solo gasas y alcohol,  también había crema para quemaduras, aguja e hilo de cirujano, antibiótico en crema y en unidosis, pinzas, tenazas, incluso bisturís, suero para los ojos, tijeras e inyecciones. Miré las inyecciones más de cerca, todas llevaban una etiqueta indicando su contenido, en algunas etiquetas estaba escrita la palabra "morfina", en otras estaba escrita la palabra "antihistamínico" y finalmente unas más pequeñas que el resto ponía "heparina". Me asusté mucho, en un botiquín era normal tener gasas , alcohol e incluso antibiótico y antihistaminicos. Pero, ¿morfina? ¿heparina? ¿En serio era necesario tener en mi botiquín todo eso? 

«Claro estúpida, ¿no ves que ellos son asesinos? Noche de matar, chute de morfina y a dormir más a gusto que en brazos de tus amantes».

Suspiré y esperé no tener que utilizarla, pero en mi interior sabía que las iba a utilizar más de lo que me gustaría. Me fijé en el resto de objetos, por que había muchísimos mas y encontré un tubo de plástico, un drenaje, lo devolví a la caja. La mitad de las cosas no sabía como utilizarlas aunque supiera qué eran. Cerré el botiquín y salí del baño. Smile estaba dormido encima de mi camiseta, estaba tan mono y adorable dormidito. Aunque su sonrisa daba escalofríos, me gustó que Smile se quedara conmigo, me hacia compañía y eso se agradece.

Me metí en la cama, y por unos minutos observé el cuarto, estaba completamente desnudo, desprovisto de decoración, era algo triste y tendría mucho trabajo para dejarlo un poco a mi gusto. Me quedé dormida haciendo planes de como remodelar mi nueva habitación. Durante la noche tuve un sueño extraño en el que yo estaba en la cama, y desde mi cama miraba, completamente paralizada, una de las esquinas. 


Desperté, empapada en sudor y con la garganta seca. Smile no estaba en la cama, bajé a la cocina, y al encender la luz me encontré con un chico de mi edad, de pelo moreno, bastante alto y delgado, con dos hachas en las manos y la cara tapada por una gafas naranjas y la mitad de su cara estaba tapada por un fuzoku, como los ninjas.

Lo reconocí al instante, era Ticci Toby. De su costado caía un hilillo de sangre, que empapaba su ropa. Lo poco que se veía de su cara tenía un color mortecino. Se tambaleó un poco al intentarse mover.

    —¿Estás bien? —Se levantó un poco la camisa y pude ver la herida, tenía clavado un trozo enorme de vidrio entre dos costillas. Me tapé la boca con las manos para no gritar. Salí corriendo hacia mi cuarto y cogí la caja del botiquín. 

Cuando llegué a la cocina me encontré con Ticci Toby intentando arrancarse el cristal sin éxito, debía estar muy profundo. Me preocupé, si estaba tan profundo era posible que hubiese perforado algún órgano. Llené un vaso de agua y se le eché encima de la herida, el cristal se limpió un poco de sangre y pude ver mejor como se había clavado. Ticci Toby intentó quitárselo de nuevo. Tomé su mano y lo frené. La tenía rasguñada, se había cortado la piel intentando sacar el vidrio. Cogí un paño, agarré el cristal y empecé a tirar. Primero tiré despacio, con cuidado. Toby no gritó. Respiré profundamente, y tiré con fuerza del cristal. Por la fuerza del impulso Toby cayó al suelo soltando las hachas sin querer, una de las cuales iba directamente hacia mi. 

«Perfecto, simplemente perfecto. Muerte por hacha», cerré los ojos y esperé al dolor.

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora