Slave of Creepypastas.

Chapter 17.

La tarde pasó tranquila y sin incidentes. Recogí mi habitación y ayudé a Sally con la suya.

Terminé de hacer todas mis tareas y fui a visitar a Slender. Llegué a su despacho y toqué la puerta. Se abrió sola, como de costumbre, entré. Slender se levantó rápidamente con un ánimo jovial.

    —Ven. Hoy vas a aprender a coser heridas.

    —¿En serio? ¿Cómo lo haremos? ¿Primero con tela? —Slender negó con la cabeza.

Salimos de la habitación y nos dirigimos hacia la planta baja, salimos de la casa y entramos por una puerta algo escondida en lo que parecía un sótano. Dentro estaba Toby sentado en una camilla. La habitación estaba llenas de aparatos médicos, como goteros, y medidores de pulso.

«Amigo. A esto se referían cuando decían "enfermería"».

    —Practicaras con Toby.

Toby sonrió mientras me saludaba con la mano. Mi corazón empezó a latir rápidamente y el terror comenzó a inundar cada fibra de mi ser. ¿Cómo? Yo no quería herir a Toby, di varios pasos hacia atrás, pero Slender me paró agarrándome por los hombros.

    —Tranquila. Recuerda a Toby no le va a doler, el no siente el daño físico.

    —¿Y qué? Yo no quiero que le hieran a propósito para que yo practique.

Slender me giró para que le mirase a los ojos, que no tenía. Bajó hasta que su cabeza estuvo a la altura de la mía. Con una de sus larguísimas manos acarició mi mejilla.

    —Es necesario que lo hagas. Confía en mí ¿de acuerdo? —Tragué saliva y asentí poco convencida. Se levantó y me guio hasta Toby—. Bien Toby, prepárate.

Toby comenzó a quitarse la camisa, quedando solo con el pantalón. Poco a poco noté como mi cara se iba calentando, haciendo que mis mejillas se vieran de un color rojo sangre. Toby estaba muy bien, como todos en esa casa. Todos muy ricos y peligrosos, si señor. 

Slender apareció con un cuchillo terriblemente afilado en la mano y se lo tendió a Toby, éste sin dudarlo un momento se hizo un profundo corte en el antebrazo. Solté un pequeño grito, y pronto la sangre empezó a manar de forma descontrolada por su antebrazo. Toby se rio por lo bajo al ver mi gesto asustado.

    —Bien, presta atención. Toby no siente el dolor, pero el resto de personas de esta casa sí. Está muy bien que primero limpies la herida y la intentes desinfectar, pero el modo adecuado es el siguiente. Fíjate bien y pregunta todo aquello que te genere duda. ¿De acuerdo? —Asentí rápidamente.

El antebrazo y parte de los pantalones de Toby estaban empapados de sangre. Slender cogió una toalla y empezó a ejercer presión sobre la herida.

    —Lo más importante ante un corte tan profundo es parar lo antes posible la hemorragia. —Su voz no transmitía ninguna alarma. Presionaba la herida de Toby con una sola mano, claro que ésta cubría todo el antebrazo de Toby—. En el caso de que no consigas detener la hemorragia les debes hacer un torniquete.

Soltó la herida de Toby y ésta volvió a sangrar pero no de forma tan alarmante. Cogió dos toallas y un palo y se acercó a Toby. Enrolló una de las toallas en el brazo de Toby, antes de donde se encontraba la herida y apretó la toalla hasta que notó que la sangre ya no circulaba bien por el brazo. Ató a toalla al palo y con la otra lo sujetó a su antebrazo.

    —¿Ves? Así se frenará el sangrado. Ten cuidado al hacer torniquetes. si te pasas de presión, además de frenar la hemorragia, matarás el tejido porque no le llegará oxígeno. Es decir, si hacer un torniquete, no lo aprietes demasiado o puede acabar perdiendo esa extremidad porque se le gangrene. —Con manos ágiles quitó el torniquete que acababa de hacerle a Toby y me tendió el material. —Ahora prueba tú.

Miré a Toby, su piel estaba tomando un tono blancuzco poco habitual, aunque no sintiera el dolor, seguía desangrándose y me preocupaba que eso lo matase de verdad. Cogí las toallas y el palo rápidamente y le practique el torniquete tal y cómo lo había hecho antes Slender. Durante unos segundos inspeccionó mi trabajo y asintió dando su visto bueno.

    —Muy bien, la próxima vez apriétalo un poco más. —Hizo una pequeña pausa durante la cual deshizo el torniquete y se giró hacia Toby. Lo manejó, tumbándolo sobre la camilla y toqueteando su cuello—. Bien, si ves que la pérdida de sangre está siendo muy abundante como es el caso, y no consigues detener la hemorragia debes tumbarle, para que la sangre llegue más fácilmente al cerebro. Si no consigues nada con el torniquete entonces deberás detener el flujo de sangre en una vía principal, es decir, en una arteria. —Me indicó que me acercara con la mano y me señaló un punto cercano a la clavícula—. Aquí está la arteria subclavia, que es la que suministra la sangre al brazo y antebrazo, si la presionas pararás la hemorragia. —Dicho esto comenzó a apretar en ese punto  con una sola mano—. Bien, ahora pruébalo tú. —Guio mi mano hasta la clavícula de Toby. Estaba demasiado nerviosa y mi mano tembló al tocar la piel de Toby. Me quedé sin aliento, estaba helado, había perdido mucha sangre. Presioné con todas mis fuerzas en ese punto y para mi alivio la herida dejó de sangrar.

    —Habrás notado que Toby está perdiendo temperatura. Eso se debe, lógicamente, a que ha perdió demasiada sangre y ahora está entrando en una hipotermia, créeme es más común de lo que parece. Bien en este caso lo que debes hacer es quitarle cualquier prenda húmeda y cubrirlo con mantas. Si es necesario deberás aplicarle calor en forma de compresas tibias que han de colocarse en el cuello, pared torácica o ingle, o utilizar el de tu propio cuerpo. Si está consciente dale alguna bebida dulce y caliente, nunca alcohólica. ¿Entendiste? —Asentí—. Tienes diez minutos para que salga de la hipotermia.

Me giré rápidamente, no sabía qué hacer. Le palpé el cuerpo hasta llegar a sus pantalones, completamente llenos de sangre, los quité y cogí su cabeza.

    —¿Toby? ¿Toby me escuchas? —Asintió levemente, parecía estar normal, pero su piel estaba congelada. Me quité la sudadera que llevaba puesta y lo arropé con ella, mientras cogía unas toallas y nos envolvía a ambos con ellas. Lentamente Toby fue recuperando algo de calor, aún estaba frío, pero Slender me indicó que ya habían concluido los diez minutos. Tocó a Toby con una mano y ladeó la cabeza.

    —Ahora limpia la herida.

Tumbé a Toby y me senté a su lado, permaneciendo cerca para seguir dándole calor. Con una gasa y agua limpié la herida desde el centro hasta los bordes, y con un poco de alcohol diluido en agua la desinfecté.

    —Lo estás haciendo muy bien. Bueno, ahora llega la parte más fácil. —De una mesa sacó aguja e hilo y me los mostró—. Te enseñaré con unas pocas puntadas y luego seguirás tú.

Cogió la aguja y la introdujo por uno de los bordes de la herida.

    —Cuando sutures heridas debes introducir la aguja por uno de los extremos y sacarla por la base de la herida. Así —dijo mientras ejemplificaba con la aguja—. Luego vuelves a introducirla por la base de la herida y la sacas por el otro borde. Ahora el hilo está en forma de "U". Ahora le das dos vueltas y cierras. Y vuelves a repetir el procedimiento hasta que unas toda la herida. —Me tendió la aguja—. Bueno, me tengo que ir, pero cuando acabes ven a verme. Acompáñale luego a tomar algo con azúcar para que no le dé una bajada de tensión y sigue dándole calor.

Slender se marchó dejándome sola, con la aguja en la mano. Comencé a coserle la herida sintiendo escalofríos cada vez que la aguja atravesaba la piel de Toby. No podía entender cómo con una simple aguja se podían diferenciar tan bien las capas de la piel, y como la punta las rompía.

    —No te preocupes, no me duele. No lo haces tan mal. —Toby me miraba con gesto aburrido con una media sonrisa en la cara.

    —Yo... Lo siento, no quería que te hiriesen para que yo aprenda.

Toby levantó la mano que no tenía herida y me acarició el rostro. Seguía helado, y me estaba preocupando. Terminé de coserle la herida y le toqué el pecho.

    —¿Te encuentras bien? Estás muy frío aún. —Me acerqué a él y le abracé, levantó la cabeza y nuestras miradas se encontraron. Sentía su aliento muy cerca del mío, y la cara me empezó a arder. Estaba demasiado cerca, podía sentir su aliento y casi saborear sus helados labios.