Abrí los ojos de golpe e intenté levantarme. Miré a mi alrededor buscando a Slender y Laughing Jack, pero ninguno de los dos estaba. Mis ojos empezaron a humedecerse y grandes lágrimas cayeron por mis mejillas.
Estaba en el hospital, conectada a un montón de tubos. La puerta se abrió y apareció una enfermera. Al principio la enfermera no se dio cuenta de que yo estaba despierta, me cambió la bolsa de suero y me miró. Pegó un grito y salió corriendo en busca de un médico. Al rato apareció la misma enfermera con dos personas más.
—Hola, soy la doctora Claudia. ¿Te acuerdas de tu nombre? —asentí.
—Lara —dije en un susurro.
—¿Y cuántos año tienes Lara?
—Diecinueve.
—Muy bien. ¿Cómo te encuentras? —Durante unos segundos me quedé paralizada.
¿Cómo me encontraba? Me encontraba fatal. ¿Cuánto tiempo llevo dormida? ¿Había escapado por fin de esa horrible pesadilla? Las lágrimas se escaparon de mis ojos sin que pudiera evitarlo. La doctora se sentó en el borde de mi cama y me abrazó al mismo tiempo que me acariciaba la cabeza.
—Tranquila, ahora estarás bien. Ya pasó, tranquila.
La enfermera me tomó de la mano en la que no llevaba el goteo y la apretó suavemente. Levanté la mirada y la persona que estaba de pie era mi hermana.
—Marta. —Mi hermana se echó a llorar. La doctora se apartó y mi hermana me abrazó. Estuvimos abrazándonos y llorando por un buen rato, hasta que mi hermana se despegó y me miró.
—Mamá, mamá no ha despertado aún. Os he echado muchísimo de menos —dijo con la voz quebrada.
—¿Cuánto tiempo he dormido?
—Tres días, creíamos que te perdíamos. —Al decir esto mi hermana se volvió a abrazar a mi y empezó a sollozar.
No iban muy desencaminados, en algunos momentos yo también pensé que iba a morir, es más, hasta lo había deseado.
—Es tarde. —La doctora nos llamó la atención. —Lara tiene que descansar. Mañana podrás venir a verla.
Mi hermana se levantó, nos despedimos y me volví a quedar sola. O eso creía, de detrás de las cortinas apareció Laughing Jack con su típica sonrisa afilada.
—Me alegro que vuelvas a estar entre nosotros. —Laughing Jack se acercó hasta mi cama.
—Gracias —fue lo único que se me ocurrió decir, me incorporé y lo abracé. Estuve un rato así mientras sentía como se revolvía ligeramente. Lo abrecé a la fuerza hasta que notamos una brisa. Miramos hacia la ventana y ahí estaban Slender y Jeff.
—¿Cómo te encuentras? —Slender se acercó hasta donde estábamos Laughing Jack y yo. Se puso a mi altura para que mis ojos, y donde deberían estar los suyos quedasen a la misma altura. Me agarré a su cuello.
—Gracias, gracias, muchísimas gracias. Jamás os lo podré agradecer lo suficiente.
—¿Qué dice? —era la voz de Jeff. —Yo he sido el que se quedó vigilándola. —Los tres nos giramos en dirección hacia Jeff.
—Ven. —Él se acercó a mí, quedándose a una distancia prudencial de la cama. —Acércate.
—Aquí estoy bien, gracias.
—Pues tu te lo pierdes.
—Todos hemos estado muy preocupados. Hemos venido a verte todos, pero Jeff insistió en quedarse y no nos dejó verte más. —La voz de Laughing sonaba divertida y burlona.
—¿Qué mentira es esa? Fuisteis vosotros los que me dijisteis que me quedase para que cuando despertase viese mi hermosa cara conocida.
—Seguro que dijimos eso —atajó Laughing Jack.
Mientras Laughing Jack se reía de Jeff y éste se enfadaba, Slender se apoyó en mi cama y hablamos.
—No fue culpa tuya. Nada de lo que pasó fue tu culpa.
—Si yo no le hubiera preguntado...
—No. —Slender me interrumpió con voz severa. —Tú no podías hacer nada. Os golpeó un borracho. Tú no podías controlar eso. Lo sabes.—Bajé la mirada. Seguía sintiéndome culpable por lo que ocurrió. —Descansa.
—No quiero dormirme.
—Tranquila, se quedará Laughing Jack y te despertará si ocurre algo.
—Claro que si preciosa, tú confía en Jacky .
Slender y Jeff se marcharon. Y así nos quedamos solos Laughing y yo. La habitación del hospital era deprimente, en las habitaciones de al lado podía escuchar al resto de enfermos gemir de dolor y toser. el ruido de las máquinas comenzaba a agobiarme. Quería irme a casa.
—Descansa preciosa. Te acompañaré en tus sueños. —Eso hizo que me tranquilizase. Cerré los ojos y en poco tiempo me quedé dormida. En mis sueños estaba Laughing Jack como prometió. El sueño fue bastante divertido y tranquilo. Soñé con una de esas tardes en las que el payaso y yo jugábamos a los videojuegos. Solo fue al final cuando el odioso monstruo de ojos rojos apareció para atormentarme. En ese punto Laughing desapareció y me despertó.
Cuando abrí los ojos era muy tarde por la mañana, Laughing Jack no estaba, pero una enfermera entró.
—Buenos días dormilona. ¿Cómo te encuentras?
—Bien. Me duele mucho el cuerpo.
—Bueno es normal, ahora te volveremos a poner los anestésicos. Tranquila. ¿Te sientes con fuerzas para comer?
El mero recuerdo de la comida me provocó una arcada. No me sentía bien para comer, pero me resultó raro ya que llevaba por lo menos tres días sin comer.
—Supongo que no. Bueno no pasa nada, eso también es normal. Cuando te traigan la bandeja intenta comer algo. Aunque sea la sopa. —La enfermera sacó una ficha en la que empezó a tomar nota, después de un rato apuntando y pinchándome alguna que otra medicina, salió y llamó a alguien. —¿Te gustaría bañarte? Es un baño con esponja pero lo mismo te hace sentir mejor.
La idea de un baño, aunque fuese con esponja me atraía. Asentí y entre ella y otra enfermera me ayudaron a levantarme, me llevaron hasta el baño y me ayudaron a limpiarme. La esponja húmeda se sentía genial, me hubiese gustado mucho más sentir el agua caer directamente, pero era lo que había. Cuando salí del baño acompañada por las dos enfermeras la habitación estaba limpia y habían cambiado las sábanas de la cama. Me volvieron a tumbar y se fueron. Al rato apareció Laughing Jack con unas pocas gotas de sangre en la cara.
—¿Sabes dónde está mi madre? —él asintió.
—No deberías ir a verla, ni siquiera eres capaz de moverte tú sola.
—Me da igual, quiero verla. Además tú sí eres capaz de cargar conmigo. —Laughing tomó su forma humana, me cogió como a una princesa y me llevó hasta la habitación de mi madre. La habitación estaba vacía, dentro estaban las cosas de mi padrastro. Laughing me dejó en una silla al lado de mi madre y él se sentó en un sillón que había en la habitación.
Tomé la mano de mi madre y la acaricié con ternura.
—Mamá, lo siento. —Laughing profirió un gruñido y yo lo ignoré.- Te quiero mucho, por favor, vuelve con nosotros.
Pasaron veinte minutos mientras sostenía la mano de mi madre y observa la nada. Parecía una niña pequeña cuando estaba dormida, sus ojos parpadearon, y poco a poco los fue abriendo. Mi corazón intentó salir fuera de mi pecho y me acerqué a ella.
—¿Mamá? ¿Mamá, cómo estás? ¿Me oyes?
Mi madre abrió los ojos por completo, se me quedó mirándome extrañada y apartó su mano de mí.
—¿Quién eres tú? —me rompí en mil pedazos, como si hubiesen cogido mi alma y la hubiesen metido en una trituradora. Rompí a llorar. Mi madre no me recordaba.
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Slave of Creepypastas.
Fanfiction¿Crees que los Creepypastas no son tan malos? Entra y lee la historia de Lara, la cual fue obligada a servir a algunos de ellos. Ven y descubre que los asesinos, siempre serán asesinos. ¿Crees que sobrevivirás? 25/06/2023 #9 #LAUGHINGJACK 19/06/202...