Chapter 28.

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Por la puerta entró Toby, arrastrando la pierna quemada. Aunque no sienta el dolor, supongo que si tiene una pierna herida, ésta responderá mal.

    —¿Cómo está tu pierna?

    —Bien —dijo sin darle importancia—. ¿Tú qué tal?

    —Bueno... Me duele bastante el cuerpo, pero supongo que bien.

Por un largo momento nos miramos el uno al otro. Cerró la puerta tras de sí y se acercó a la cama.

    —En cierta forma me siento culpable. —Los tics de Toby se agravaron mientras bajaba la mirada, parecía preocupado.

    —No te preocupes, Jeff es inestable. Nadie sabía que iba a reaccionar así.

    —Puede ser. Bueno supongo que decírtelo ahora no tiene sentido, por que ya te habrás dado cuenta. Pero no podrás hacer mucho caso a un único chico.  —Su advertencia me sobresaltó.

«¿Qué?».

    —¿Qué?

    —Bueno, no puedes por ejemplo besar a Jeff sin luego hacer algo por el resto de chicos. —Seguía sin comprender. En el fondo de mi alma algo se movía inquieto intentando advertirme de que lo que iba a escuchar no me iba a gustar, pero quería comprender—. A ver, no somos muy sociables, ¿no crees? Somos asesinos, no socializamos, matamos. Como comprenderás el sentirnos cuidados es extraño para nosotros, pero agradable. Y bueno, a menos que recurramos a la necrofilia... No follamos mucho que se diga.

Le miré perpleja, ¿en serio me estaba diciendo lo que yo creía?

    —¿Qué creéis que soy? ¿Puta? —Su mirada no cambió ni un ápice, durante unos segundos me miró fijamente con cara de poker.

    —No, lo que creo es que eres tonta y lenta. —Sonrió burlescamente—. No digo que no intentemos hacer nada contigo, es agradable que cuando estas follando te respondan, pero no todos buscan eso. Muchos se conforman con un poco de compañía que le recuerde qué es la cordura y le ayude a cerciorarse de que no la ha recobrado.

    —¿Cómo tú?

    —No, yo no estoy loco. Yo simplemente disfruto matando. Y obedezco órdenes de Slenderman —dijo mientras su semblante se tornó serio.

    —Lo siento, no te quería ofender.

    —No te preocupes Es difícil para la gente normal diferenciar entre alguien loco y un asesino. —Hizo una media sonrisa al mismo tiempo que me cogía la muñeca e inspeccionaba mis heridas—. Lo que quiero decir es que, si por ejemplo besas a Jeff, entonces, Eyeless, Ben, Laughing jack, yo... Querremos que también nos prestes atención.

    —¿Por qué?

    —Bueno, Laughing y Eyeless, son raros. Eyeless lleva detrás de Nina mucho tiempo, pero no se atreve a decirle nada por que Jeff, parece que no, pero protege mucho a Nina. Laughing... En fin, el consigue sus cosas pero no nos cuenta nada nunca. Es bastante difícil saber qué es lo que quiere de verdad. —Se acercó a mí con la cara brillante. En ese momento me recordó a mí y mis amigas contándonos cotilleos—. Yo creo que aprovecha y las fans que tiene... Jejejeje, no le culpo.

    —¿Y los demás?

    —¿Qué demás? Ah sí. Bueno, Ben lleva una temporada muy ocupado, por eso casi no está por aquí. Slender le ha pedido que vaya a hacer unas cosas, por eso no anda molestando por aquí. Masky, es muy serio con eso, alguna habrá caído, pero nunca habla de ello. Hoody, es igual que Masky. El que más difícil lo tiene es Jeff, él no puede cambiar su apariencia, y a muchas las asusta. Las fans le tienen idealizado, luego le ven y salen huyendo. Quizás por eso sea tan agresivo.

    —Mmmm... Eres un cotilla. —Sonrió de oreja a oreja y se apoyó sobre sus manos cansado de ver los cortes de mis brazos. Se agachó, me levantó la pierna y comenzó a observarlos—. ¿Y tú?

    —¿Yo qué?

   —¿Cómo están las chicas para ti?

Me miró fijamente mientras sus tics se hacían más graves. En un espasmo sus brazos me dieron en el muslo, justo encima de una gran herida. Un latigazo de dolor me recorrió haciendo que arqueara la espalda.

    —Perdona. —Me cogió en brazos y me sentó sobre sus manos y piernas. —Así. ¿A qué chica voy a atraer yo?

Lo miré extrañada. ¿En verdad no se daba cuenta de lo atractivo que era?

    —Toby, a las chicas les dan igual tus tics.

    —¿Ah sí?

    —Sí, deberías pasearte más por los foros de creepypasta. Tienes muchísimas historias dedicadas a ti violando chicas. Y no creo que lo pasen muy mal la verdad en esas historias. Por favor no vayas violando gente ahora que te lo he dicho.

    —Bueno, pero es que las fans no me gustan.

    —¡¿Por qué?! —Me sentí herida, yo era fan de Toby. ¿Qué teníamos de malo? —Yo soy fan tuya.

Cerró los ojos y negó con la cabeza. Liberó una de sus manos y siguió inspeccionando mis cortes.

    —¿Por qué miras tanto mis cortes?

    —Siempre me ha gustado como utiliza Jeff el cuchillo. Ahora mismo eres una obra de arte.

    —Ahm...

«Sabías e sobra que nadie echaría de menos tu piel sin cortes».

Su mano levantó mi cabeza por la barbilla y me obligó a mirarle a los ojos.

    —¿No te gustan? —Me encogí de hombros.—. ¿Qué pasa?

    —No me pasa nada. —Intenté bajarme de las piernas y mano de Toby, pero éste con la mano que tenía libre me agarró impidiendo que me levantase.

    —A ver, cuéntame. —Formuló una media sonrisa que habría hecho derretir a cualquiera.

    —No, en serio, no me pasa nada. ¿Tú también me vas a cortar? —Sonrió mientras torcía ligeramente la comisura de los labios.

    —No, no te voy a cortar, a menos que quieras. ¿Quieres?

    —No... —me bajé de sus piernas.

    —No te vayas, aún no he visto el resto. —Me agarró por la cintura y me echó en la cama, deshizo mi vendaje y contempló los cortes de mi espalda.

Pasó su cálida mano por todos y cada uno de ellos, formando con la yema de sus dedos un indescriptible dibujo, en el cual, cada pincelada era tan dolorosa para mí, como excitante para él. Llegó a mi omóplato, donde yo suponía, Jeff había escrito su nombre. Con dos dedos Toby presionó la herida hasta que la sangre volvió a manar.

    —¡AH! ¿Qué haces?

    —¿Sabes? No me gusta ese nuevo tatuaje que llevas. —Alzó su mano y la pasó por mi mejilla hasta llegar al lóbulo de mi oreja. Luego pasó a mi pelo, y lo acarició con ternura. —Jeff no es el único posesivo.

Giré mi cabeza y le miré consternada. ¿También él iba a marcarme?

    —¿No dices que soy ahora una obra de arte?

    —Que rencorosa eres. —Me giró en la cama hasta que me puso boca arriba—. Me gusta.

    —Pues sí.

Se acercó peligrosamente a mí, acercando su cara demasiado a la mía. Posó sus labios sobre los míos. Nunca me cansaré de esa sensación de calidez, de seguridad que me daban sus labios. Con pequeños movimientos nuestras lenguas se entrelazaron y con una sola mano comenzó a acariciar mi cuello y hombros con delicadeza. El beso se volvía más apasionado por momentos, cada vez nos buscábamos con más ansia, y esta vez sus dos manos me acariciaban con mayor fuerza. Un quejido, y luego un grito de dolor hicieron que nos despegáramos.

    —¿Qué fue eso?

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora