Slave of Creepypastas.

Chapter 6.

    —Te cuidará Laughing Jack. —Solté un profundo suspiro. 

«Menos mal», pensé. Por un lado me alegré, no tendría que aguantar a ese engreído maleducado todos los días durante dos semanas. Pero por otro lado me apené, tenía que reconocer que esa pinta de loco a lo Joker de Heath Ledger que ponía bastante cachonda. 

 ¿Cómo sería Laughing Jack? Aunque su Creepypasta me gustaba mucho, yo de pequeña le tenía miedo a los payasos gracias a la maravillosa película de "It". Debí estar un rato inmersa en mis pensamientos porque cuando levanté la vista me encontré con Slenderman y Laughing Jack mirándome con gesto divertido.

    —¡Buenos días! —Su voz me sobresaltó.  —¿Te asusté? —Le miré, no parecía tan terrible, resultaba en cierto modo gracioso. Sus pequeños ojos negros me miraban con un brillo de curiosidad que no había visto nunca antes. Parecía un niño pequeño que esperaba con impaciencia que ocurriera algo.

    —No, solo.. me sobresaltaste.

    —Bueno, bueno. Entonces tendré que practicar más. ¿Quieres que vayamos a tu casa? —Me miró con la cabeza ladeada, me extendió su mano y sonrió dejando ver unos dientes afilados como cuchillos.

    —Sí. Pero, antes tengo que hacer una cosa.

    —De acuerdo, te esperaré en el recibidor —dijo dirigiéndose hacia la puerta. Paró en seco y con los ojos encendidos me miró. —¿Qué extraño no? Te espero en el recibidor, pero en realidad tú ya te vas.  —Se fue con una pequeña risa.

Cuando Jack salió del cuarto la risa cesó de golpe. Me giré y ahí seguía Slender, mirando distraído por la ventana.

    —No te preocupes, estarás segura con él —dijo sin mirarme.

    —Todo lo segura que puedo estar con un asesino, ¿no? —Slender soltó lo que parecía una risotada, se acercó  a mí y me agarró por los hombros mientras se agachaba para estar a mi nivel.

    —Está bien que no olvides eso, pero no nos trates como bichos raros.

    —No lo hago.  —Slender asintió, como dándome a entender que eso estaba bien. —Esto... ¿Dónde está la habitación de Jeff?

Slender se levantó del suelo de un salto, un brillo enigmático apareció de repente en su "rostro".

    —¿Para qué quieres saberlo?

    —¿Y para qué no quiero saberlo? —le sonreí descarada, él también sonrió, o eso creí que hacia ya que no tiene boca para saberlo con certeza.

    —Su habitación es la que estaba en frente de la tuya. Lara, ten cuidado, Jeff puede llegar a ser sumamente inestable.

    —Bien, lo tendré en cuenta.

    —Bien, cuídate. Y piensa lo que hemos hablado, por favor.

    —Lo haré —mentí, pero que podía hacer. Él había sido bastante amable conmigo. 

Salí de la habitación y cerré la puerta. Bajé las escaleras y recorrí el pasillo hasta la puerta de mi habitación, me giré y allí estaba. Era una puerta blanca, como todas las demás, pero esta tenía pequeñas gotas de sangre en el pomo y los alrededores así como marcas que indicaban por dónde Jeff había intentado pasar su cuchillo. Llamé y nadie respondió, volví a llamar para asegurarme, otra vez silencio. Abrí un poco la puerta.

    —¿Jeff? —Me adelanté y abrí más la puerta.

Había ropa tirada por el suelo, la cama estaba deshecha. En las paredes colgaban varios dibujos, eran realmente buenos, me quedé un rato mirándolos, impresionada. Sorteé la ropa tirada por el suelo y llegué hasta el escritorio. Cogí papel y lápiz y escribí: