Capítulo XXXII.

214 19 3
                                    

La luz me molestaba en los ojos, sentía todo mi cuerpo dolorido, y el hombro me latía. Recordaba vagamente lo pasado en la noche. Levanté ligeramente la cabeza y seguía en el coche.

Intenté levantarme, pero el hombro me dolía tanto que no podía moverme. Sentí pequeñas gotas de sudor recorrer mi cuerpo y la cabeza algo atorada. ¿Estaría enferma? Al no poder levantarme giré mi cara al hombro que tenía herido y lo olí un poco. Olía fatal, una mezcla de carne e infección que por un momento casi me deja con el estómago fuera del cuerpo. Resoplé, intentando tranquilizarme y no llorar. Echaba de menos a mis amigos, en especial a Jay. No podía parar de pensar en que si las cosas hubiesen sido más normales ahora mismo Jay y yo podríamos estar en mi casa, divirtiéndonos o pasando el dolor de cabeza juntos. Miré por la ventana delante de mi y vi unos pájaros volar por el cielo recién amanecido.

Una pequeña lágrima se resbaló por mi mejilla y me acordé de Tim. ¿Dónde estaría él? Hacía mucho tiempo que no lo veía. Y tenía miedo de no volver a verlo. Pensaba, que si él hubiese estado conmigo, esto no habría pasado. Y en ésos momentos estaríamos los dos en el hotel, tumbados en la cama, durmiendo o haciendo otras cosas. Me sorbí los mocos que amenazaban con escaparse de mi nariz por le llanto, ya que no podía levantar la mano para poder limpiarme. Y esperé, esperé a que llegase el sueño de nuevo y me alejase de ése lugar.



                                                                                  ***



    —Tim no creo que sea buena idea que vuelvas andando. Yo tengo el coche aquí, podría acercarte. De verdad que no me importa.

Por fin habíamos encontrado el descampado donde yo había dejado el coche aparcado. Nada más llegar ahí puse a cargar la batería de la cámara, y para mi alivio se volvió a encender.

    —Intentemos salir de aquí. Y de verdad, aprecio tu ayuda, pero estaré bien caminando desde aquí.

    —Vas a andar desde aquí, ¿en serio?

   —Sí.

    —Estamos a kilómetros, Tim. —Parecía más que convencido de volver a casa a pie. ¿Estaba loco? Tardaría horas y a mi no me importaba en absoluto llevarlo a casa. ¿Por qué se negaba?

    —No será la primera vez.

    —¿Qué? ¿Así que vas a ponerte a caminar como si nada hubiese pasado? ¿Y crees que no necesitas ayuda después de esto?

    —Tengo otros problemas y necesito resolverlos, ¿de acuerdo? Primero tengo que ir a la consulta de mi doctor y explicarle por qué la noche pasada le llamé diciéndole que tenía un problemas enorme y no aparecí en su consulta. —Paró  un momento y me miró de reojo—. Así que déjame hacer mis cosas. Entonces podremos hacernos una idea de qué debemos hacer. pero hasta entonces sólo... Vete a dondequiera que sea que sueles ir e intenta no decir nada de esto a nadie, ¿de acuerdo?

    —Vale. —No estaba muy conforme con su respuesta, pero tampoco podía exigirle más. Parecía muy tocado por lo que había sucedido. No quería presionarle y que se negase en rotundo a ayudarme—. ¿Cuánto tiempo crees que tardarás?

    —Tengo tu número.

Entré de nuevo en el coche, eso misma decía Alex y al final intentó matarme.

    —Eso decía Alex.

Me alejé con el coche mientras le veía avanzar con lentitud por un lado de la carretera.

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora