Capítulo IV

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Hacía rato que Jack se había marchado, había terminado de cenar y estaba lavando los platos.

Los árboles en la calle hacían que la luz de luna proyectase extrañas siluetas sobre la pared. Cansada, fui hasta el salón para ver la televisión. No había nada interesante que ver, fui cambiando de canal hasta encontrar una insípida película romántica que deje puesta. No presté mucha atención, ya que pronto agarré la consola que me había regalado Jack y comencé a jugar a Final Fantasy III, un juego que también me había regalado Jack.

Pasé un buen rato jugando, y la película romántica fue sustituida por una de terror, Scream. Levanté la vista justo en la escena en la que llaman a la protagonista por teléfono y le preguntan cuál es su película de miedo favorita. Guardé la partida y apagué la consola. La película me la sabía de memoria y en mi opinión era bastante normal, pero el mero hecho de acordarme de algo me reconfortaba de una forma casi enfermiza. Era capaz de saber que iba a ocurrir, recordar quiénes eran los asesinos e incluso decir algunos diálogos de memoria; sin embargo no era capaz de recordar mis últimos dos años de vida.

La película pasó tranquila hasta altas horas de la noche, justo antes de que la película acabase comencé a sentir frío. Era extraño ya que todas las ventanas de la casa estaban cerradas, o eso pensaba. Me moví por la casa, entre las sombras, sin molestarme en encender la luz. Las ventanas del salón estaban cerradas, así como las de la cocina y las de la habitación de la planta baja. Subí las escaleras, en mi habitación todo estaba en orden y en los baños no había nadie. Me asomé al cuarto de Jack, y su ventana estaba abierta. Recorrí la habitación y cerré la ventana. La sensación de frío cesó y dejó paso a una sensación cálida que rodeaba mi cadera, como una especie de abrazo que me aseguraba contra algo todavía más cálido. En seguida me puse en tensión y mi corazón se aceleró.

    —¿Jack?

Sólo fui respondida por una ligera risita. El abrazo se hizo más fuerte, pero mi cuerpo era incapaz de reaccionar. Quería gritar, golpear lo que fuera que me estaba abrazando y salir corriendo de ahí, pero era incapaz. Esa calidez me resultaba familiar y de un modo extraño, reconfortante. Otra mano se posó en mi cadera y me dio la vuelta. Detrás de mí estaba un chico, de cabellos negros y sonrisa cortada a cuchillo. La sensación de terror se deslizaba por mi espalda rápida y dolorosa. ¿Qué era eso?

Intenté moverme pero mis piernas no respondieron y lo único que conseguía era que mi respiración fuese más acelerada. Soltó una de sus manos y la llevó hasta mi barbilla, acariciando en su recorrido la piel de mi cuello, que con cada toque hacía que me estremeciera. Levantó mi cara hacia él, y me obligó a mirarle.

Tenía los ojos muy abiertos, casi como si no tuviera párpados. Me fijé mejor y en efecto, no tenía. Largos mechones de pelo negro caían sobre su rostro, de un pálido increíble. Me miraba añorante, como si llevase mucho tiempo esperando ese momento.

Mi cuerpo por fin reaccionó y moví mis piernas para escapar, pero fue en vano. De un movimiento rápido me agarró por el brazo y me volvió a acercar a él, hundiéndome en su pecho. Levantó mi cabeza y acercó su rostro al mío. Nuestras respiraciones se entrechocaban y podía sentir su cálido aliento cerca de mis labios, permitiéndome aspirar su aroma. Ese aroma... me recordaba algo, pero no era capaz de recordar el qué. Hierro, alcohol y tabaco, con un pequeño toque a, ¿cloro? Me hacía sentir miedo, pánico, diría yo. Pero al mismo tiempo me consumía como una droga, creando una gran dependencia en mí. Acercó sus labios y me besó de forma apasionada y necesitada desde un principio, devorando mis labios mientras paseaba sus manos por mi cuerpo, bajando hasta mi culo y subiendo por mi espalda, por debajo de la camiseta, creando dibujos invisibles sobre mi piel.

Con movimientos bruscos me llevó hasta la cama de Jack, donde me sentó para así poder abalanzarse sobre mí. Me tumbó por completo en la cama mientras recorría mi cuello con sus gruesos labios, o lo que parecía que quedaban de ellos. Quería huir, salir corriendo y esconderme donde no pudiera encontrarme, pero me tenía inmovilizada. Con una sola mano sostenía mis manos, mientras que con sus piernas enrollaba mi cintura y no me permitía mover las piernas.

Sus besos se fueron repartiendo por mi cuello de vuelta a mi rostro, mientras que con su mano libre avanzaba camino y comenzaba a acariciar la piel de mis costillas.

    —Déjame —intenté zafarme—. Suéltame.

Me calló con un beso mientras me miraba con ojos sonrientes.

    —Nunca volveré a dejarte marchar —dijo mientras sembraba de besos mi cuello—. Eres mía, siempre has sido mía y no te vas a poder librar de mí tan fácilmente.

Ahogué un grito, ¿a qué se refería? Sus manos, aunque yo no quería que me tocasen, mandaban pequeñas descargas eléctricas por mi cuerpo, haciendo que me estremeciera. Siguió subiendo las manos hasta llegar a mi pecho desnudo, el cual comenzó a acariciar y retorcer.

    —¿Quién eres?

Levantó ligeramente la cabeza y me miró a los ojos.

    —Mi nombre es Jeff. Jeff the Killer. 

E inmediatamente comenzó  a besar mis labios, al mismo tiempo que intentaba arrancarme gemidos de entre mis muchos "no" y súplicas de que parase. Dejó descansar mi dolorido pecho y bajó su mano hasta mi pantalones, intentando bajarlos y haciéndome sentir su hasta ahora desapercibida erección.

El sonido de la puerta principal lo sobresaltó, haciendo que dejase su preciada tarea de desnudarme y llevase su mano hasta mi boca.

    —No grites y no te haré daño, ¿de acuerdo? —Asentí—. Bien.

Liberó mi boca y poco a poco debilitó su agarre. Cuando por fin podía moverme con facilidad y el sonido de pasos que subían las escaleras se hacía más fuerte, agarró mi barbilla de forma suave y me besó. Todavía desconozco la razón por la que lo hice, fue un instinto, un recuerdo, algo en mi interior me impulsó a hacer aquello. Correspondí el beso con pasión dejando fluir nuestros labios y lenguas con libertad. Nos separamos, y a modo de despedida acarició mi rostro y antes de saltar por la ventana musito un breve: "Volveré."

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora