Capítulo XXVI.

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**A partir de este punto es indispensable haber visto la serie Marble Hornets, de lo contrario seguir el hilo es muy complicado**


Desperté en la habitación de un hotel, donde la luz se colaba amarillenta por mi ventana. Me sobe la cabeza, en realidad era ése dolor el que  me había despertado.

Sentía el cuerpo raro, como si me hubiese metido en la cama tras una gran caminata. Las piernas me temblaban ligeramente y sentía que mi cabeza estaba próxima a explotar. Me levanté y fui directo al baño donde estaban las pastillas. No sabía cuánto tiempo llevaba dormido. Lo único que recordaba era haber quedado con Tim para que me entregase unas cintas.

Tomé las pastillas de forma acelerada y fui corriendo a encender mi ordenador para ver la fecha de mi última entrada.

    —Hace semanas... —musité.

Me sobé la cabeza, intentando recomponer los pedazos que quedaban vivos de mi mente, pero era inútil, no había más recuerdos dentro de mi de la última vez que vi a Tim. Las cintas de Tim...

Rebusqué entre mis cosas, hasta encontrar la bolsa blanca en la que estaban guardadas. Sin embargo sabía que las había visto. Sabía lo que en ellas había, las dejé a un lado, pensando en cuál podía ser mi siguiente paso. Lo más lógico sería volver a quedar con Tim y pedirle que me llevase al hospital abandonado. Saqué la cámara de mi mochila y comencé a grabarme, desde que había descubierto al Operador y había intentado ayudar a Alex grababa todo, con la intención de que mis pérdidas de memoria se subsanasen un poco. Había perdido la cuenta de todas las veces que me había despertado con una lagunas de días o semanas.

Necesitaba ir al hospital abandonado. Alex ahora estaba desaparecido y no sabía dónde buscarlo. La última localización que había grabado fue ese hospital, quizás si iba podría sacar algo de información, lo que fuese. Obviamente no podía decirle la verdad a Tim. Que un ser de otro mundo nos estaba acosando y probablemente quisiese asesinarnos.  

Cogí el móvil y comencé a marcar su teléfono, mientras pensaba una escusa convincente. Tendría que intentar engañarlo, diciendo que solo quería terminar el trabajo de Alex, Marble Hornets. Pero sospechaba que sería capaz de ver más allá de mis palabras y saber que estaba ocultando algo.

    —¿Sí? —La voz de Tim sonaba algo más ronca de lo que yo recordaba.

    —Hola Tim, soy Jay.

    —Ah sí, Hola Jay. ¿Qué pasa?

    —Bueno, verás me gustaría saber si puedes quedar para hablar de las cintas, he visto cosas que podrían interesarte grabar para acabar la película de Alex. —Fue lo primero que se me vino a la cabeza. En su momento le había dicho que llevaba la cámara siempre conmigo porque quería hacer un detrás de las escenas. Pero creí que diciéndole que quería terminar el trabajo de Alex, no sospecharía de que quisiera ir a ése lugar.

    —Eh... Bueno, ahora estoy trabajando. Te parece quedar en unas horas. En hora y media tengo un descanso, podríamos quedar unos minutos si quieres.

    —Está bien. Donde la última vez, ¿no?

    —Sí, justo ahí. Nos vemos —colgó el teléfono. Aún con el móvil en la oreja me quedé pensando unos minutos, mirando la pared contemplativo. Colgué yo también y decidí ponerme en marcha. Me cambié de ropa, la mía estaba sucia y olía a sudor. En una bolsa metí mi cámara, una batería de repuesto y las pastillas para el dolor de cabeza. Salí de la habitación con la cámara ya encendida, revisando cada esquina del pasillo con cuidado para no encontrarme a nadie.

El paseo hasta el trabajo de Tim fue corto, y pasé un buen rato esperando hasta que finalmente le vi salir del edificio. Salí del coche, ante su gesto que indicaba que lo siguiese.

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora