Chapter 32.

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    —¡Lara! —La chica saltó hacia mí, con una inmensa sonrisa en los labios y los ojos abnegados en lágrimas.

    —¿Sarah? —La abracé. Estaba bien, estaba viva—. ¿Qué haces aquí? —Miré a Nina que simplemente sonrió. Detrás, al otro lado de la cocina estaba Hoody, con la capucha bajada. Tenía un rostro tierno, con grandes y alargados ojos de color verde. Se pasó una mano por el ensortijado pelo castaño corto, que caía en pequeños mechones hasta sus ojos. Y Ben, con una sonrisa reluciente dejando caer mechones rubios sobre sus ojos, que ahora no sangraban.

    —Me... me trajeron ellos —dijo señalando a Hoody—. Él y otro chico me trajeron hasta aquí.

Una luz me golpeó dentro de mi mente.

«No, no puede ser. ¿Acaso ella también va a estar aquí? ¿Cómo yo? ¡No!».

Masky bajó las escaleras y le hizo una señal a Hoody, éste y Sarah se fueron con él. Subieron las escaleras, me adelanté unos pasos y agarré a Masky por la manga de la chaqueta. Masky estaba detrás de Hoody y Sarah, se giró y me volvió a sonreír con esa sonrisa enigmática que había visto antes.

    —¿Qué va a pasar con ella?

    —No te preocupes. Slender quiere hablar con ella, y hacernos el trabajo más fácil. Anoche la asaltaron y el idiota de Hoody me hizo ir a sacarla de apuros.

    —¿Le gusta? —La voz de Nina sonaba divertida.

    —Eso parece.

    —¿No se quedará aquí verdad?

Masky se acercó a mí, mientras sonreía de lado y me tomaba por la cadera.

    —¿Tanto quieres acapararnos?

    —No, yo sólo quiero que ella tenga una vida. Si se queda aquí jamás podrá tener su propia vida.

Siguió sonriendo, pero algo es sus ojos había cambiado, ¿compasión? No lo creo, quizás pena. Aflojó mi cadera, y con la mirada baja fui hasta la cocina con Nina, sintiéndome observada por Masky.

    —Bien. ¿Preparada para una noche de chicas? —dije alegre.

    —Esto... me temo que no va a haber noche de chicas.

    —¿Por qué no?

   —La cosa es que se lo dije a Slender y el resto de chicos se enteró, así que... me dijeron que si no iban ellos no me traían a tu amiga y que me sabotearían la noche.

    —Así que va a ser noche normal.

    —No, no creo. Probablemente sea una fiesta divertida. Será divertido jugar con ellos.

Temblé al recordar cómo había acabado la última vez que había jugado con Jeff y Eyeless. Confié que, estando con más personas alrededor, y en especial con Nina, la cosa fuese más relajada.

Alcé la cabeza y Ben había desparecido, ¿dónde habría ido?

Preparamos la cena y sacamos hielo para la bebida, lo llevamos todo al salón y allí encontramos a Jeff y Ben jugando a la consola.

«¿Cómo no se me ocurrió?».

Salimos del salón y seguí a Nina hasta la cocina donde seguimos preparando las cosas. Los ruidos de la escalera y los gritos de Hoody y Masky, peleándose entre ellos me distrajeron de lo que estaba haciendo.

Me asomé al recibidor donde estaban ambos, peleando, con Sarah apartada en una esquina mirando la escena con ojos asesinos.

    —¿Están siempre así?

    —Desde que los conozco, sí.

Sarah se acercó a mí y me ayudó a meter algunas pizzas en el horno.

Todo el mundo estaba en el salón, unos hablando, otros jugando a los videojuegos y Masky y Hoody discutiendo, como siempre. Nina salió de la cocina, dejándonos solas a Sarah y a mí.

    —Lara...

    —¿Mmm?

    —¿Cómo estás? —Me sobresalté.

    —Bien, ¿por qué?

Durante unos segundos miró las vendas blancas que cubrían mi pecho y sobresalían por la espalda del vestido.

    —Lara, todos están muy preocupados. ¿Por qué te fuiste? —Una sensación de vacío se apoderó e mi estómago. ¿Qué debía decirle? ¿Lo entendería?

    —Yo... Sarah yo...  —No conseguía que las palabras saliesen, tenía la boca seca y los ojos húmedos—. Yo, no tengo otro lugar.

    —Claro que lo tienes, con nosotros.

    —Ellos me necesitan.

    —¿Y nosotros no?

    —Ellos me necesitan... y yo los necesito a ellos.

    —¿Eres feliz?

    —No lo sé. Hay veces en las que sí soy feliz, me siento segura, apreciada. Pero otras... Hay otras en las que me siento completamente vacía, sin vida, sin vida propia...

    —¿Por?

    —Digamos... que a veces me siento un recambio, la suplente de alguien que era mejor que yo.

    —No lo comprendo.

Iba a explicarle lo que había sucedido hacía unas noches, la historia de Lina, el ataque de Jeff, pero justo antes de poder decir nada unos pasos a nuestras espaldas me interrumpieron. Slenderman entró en la cocina y se acercó a nosotras. Pude ver como Sarah temblaba ligeramente, normal, Slenderman es aterrador. Esa es la reacción que se espera de una persona normal. Se espera que tenga miedo.

Alargó una de sus manos y con ella, recogió mi pelo y lo puso todo a un lado de mi cuello, acariciando mi nuca con ternura, como un padre.

    —Vamos señoritas, la fiesta espera.

    —No creo que a esto se le pueda llamar fiesta —dije mientras avanzábamos hacia el salón—. Estamos los mismos de siempre.

    —Bueno, llamémoslo entonces, "pequeña reunión". —Slenderman se alejó, cogiendo a Sally en brazos y subiendo las escaleras con ella para acostarla.

Quedé sola, Sarah se fue con Masky y Hoody, que esta vez, increíblemente, no estaban discutiendo. Jeff, Ben, Eyeless y Laughing jugaban a la consola, por equipos, Jeff y Eyeless contra Ben y Laughing. En una esquina estaban Nina y Toby, hablando muy cerca el uno del otro. Me sentí algo decepcionada, no es que fuera una acaparadora, pero ver a Nina y Toby tan juntos me hizo sentir un poco mal. Si a Nina le gustaba Toby yo no me acercaría a él, para mi Nina era una amiga, y el chico que le gusta a tu amiga no se toca. Intentado no llamar la atención, fui hasta la cocina.

Me senté frente a la ventana, contemplando el cielo ya estrellado, con una preciosa Luna menguante. Miré el bosque, la luz de la Luna y las estrellas lo bañaban con un aura misteriosa. Algo, una sombra se movió en el interior del bosque, con ojos deslumbrantes. Una mano me tomó por la cadera y detrás de mí sentí el cuerpo de alguien. Pegué un grito, pero un dedo se posó sobre mis labios haciendo que me callara. Volví a mirar por la ventana, pero no había nada.

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora