Desde el coche lo único que podíamos ver eran árboles. Tim había llevado el coche por una zona en la que la carretera dejaba de existir y tan solo dejaba paso a una angosta y maltrecha carretera de arena. Un camino de cabras o algún sendero trazado sin demasiado atino. A intervalos irregulares el camino desaparecía y grandes y oscuras briznas de hierba lo cubrían, haciendo imposible saber con seguridad por dónde continuaba.
Levanté la vista y miré a Tim desde mi asiento, el del copiloto. Parecía muy seguro de lo que hacía y su gesto no cambiaba ni un ápice cada vez que el camino desaparecía de nuestra vista. ¿Cuántas veces habría hecho ése camino?
Dejé de observarle cuando nuestros ojos se encontraron, y con una sonrisa confiada alargó la mano para acariciarme una de las rodillas. Me había dicho que volveríamos a casa pero, ¿qué casa? Mis recuerdos había vuelto a mí, recordaba caras y sentimientos puntuales, pero nada más. Todos aquellos rostros resultaban inconexos para mí, carentes de todo sentido. Y como era lógico, lo que ellos llamaban hogar, para mí no lo era.
Cada vez que una de esas caras venía a mi mente un escalofrío me recorría. Sabía que durante un tiempo había convivido, y que no me había dado miedo. ¿Pero cómo era posible? Todos ellos estaban sacados de historias de terror. ¿Cómo era posible que no tuviera miedo de ellos? Cada vez que recordaba el rostro de aquél payaso demoníaco, que estaba segura de que era Jack, ya que muchas veces estando a su lado había creído ver en su rostro el rostro de un desfigurado payaso.
Miré a mi alrededor, Tim, Brian y Jay no eran como ellos. Sabía que las cosas que hacían eran malas, que seguían órdenes de Slenderman. Me asustaba que conviviesen con aquellas personas que ahora sí, me daban auténtico pánico.
Un suspiro se escapó de mis labios mientras intentaba digerir mis propios pensamientos; e intentaba prepararme para lo que podría ocurrir en esa casa.
Los árboles fueron despejándose, y mientras que a lo lejos podía divisar el reflejo de la Luna en un estrecho y alargado lago, pude ver las luces de varias ventana encendidas. El exterior de la casa era oscuro, como si estuviese a punto de derrumbarse sobre sus cimientos e incluso éstos estuviesen a punto de sucumbir. La hiedra que trepaba por sus paredes se veía plomiza, y sólo recuperaba su color en aquellos puntos que la luz de las ventanas la bañaban de un rojizo anaranjado, casi cálido.
Según nos acercábamos a la casa un nudo comenzó a asentarse en mi estómago y trepar por mi garganta. Sentía mi corazón latir más y más fuerte mientras la ansiedad iba haciéndome presa.
Salimos del coche y sentí una mano llena de calor en mi hombro. Al girar la cabeza y mirar qué era aquello, vi a Jay. Tenía una tímida sonrisa en los labios y cargaba su mochila en la otra mano.
—Tranquila, estamos juntos en esto —y dicho esto apretó mi hombro y me ofreció su mano para caminar. Estaba a punto de aceptarla, no me veía con fuerzas suficientes para atravesar el jardincillo hasta la puerta, y mucho menos con fuerzas para atravesar la puerta. Pero entonces algo se enrolló a mi cadera y me empujó contra un cuerpo caliente y duro.
—No tienes de qué preocuparte.
—Claro, nosotros estaremos contigo. Para nosotros eres como otra proxy más. Y entre nosotros nos cuidamos. Siempre. —Al lado de Tim sonó la voz de Brian, que me miraba con una pequeña sonrisa.
Arropada por todos ellos llené mi pecho con aire, en un patético intento por deshacerme del miedo y la ansiedad que me ahogaban. Avanzamos en silencio, mientras yo sentía como si cada paso drenase mi vida al suelo y toda esa energía se acabase colando por la tierra hasta llegar al centro del planeta.
El pomo se giró solo y al abrirse la puerta una figura familiar apareció ante nosotros.
—Jack. —Jack, mi Jack; no aquél payaso aterrador, estaba enfrente de mí.
—Hola pequeña.
Avancé un paso hacia él, que extendió sus brazos y me levantó por los aires. Era raro en él permitir tanto contacto físico, pero sin pensarlo dos veces me abracé a su cuello, ignorando la crepitante sensación al fondo de mi cabeza que no paraba de recordarme qué era realmente Jack.
—¿Y esa forma? —escuché a Tim desde detrás. Jack me dejó en el suelo y en una fracción de segundo sus rasgos se deformaron ligeramente, pareciendo más horribles y grotescos.
—He pensado que quizás a ella le daba un paro cardíaco si me veía tal cual.
—¿Y desde cuando piensas tú en no dar ataques al corazón a alguien?
Jack simplemente se encogió de hombros y mientras me agarraba de los hombros para que entrase en casa dijo.
—Tampoco me serviría de nada matarla. No creo que obtuviese tanta satisfacción. —Me quedé completamente quieta, sintiendo como las descargas de miedo me recorrían la espalda hasta las piernas urgiéndome a huir—. Oh venga, tranquila. No podría hacerte daño.
—Y si le hicieses daño Slender te patearía el culo. —Una voz sonó desde lo alto de la escalera. Dentro de mi mente su cara se correspondía con un nombre; Ben. Un chico de estatura baja y vestido como Link el héroe de The Legend of Zelda bajó las escaleras sin apenas tocar el suelo.
—Me encartaría ver cómo Slendy intenta patear mi culo. —Jack sonrió de una forma algo desquiciante mientras decía aquello. Ben simplemente lo ignoró y se paró delante de nosotros con una misteriosa sonrisa, tapando con su pelo sus ojos.
—Me alegro que estés de vuelta, Lara. Las cosas se agitaron mucho desde que te alejaron de nosotros.
No podía articular palabra, no es que me resultase terrorífico, pero sabiendo su historia tampoco podía estar completamente calmada. Eran asesinos, ¿y yo qué tenía? ¿Una mochila llena de ropa sucia y una carpeta a punto de reventar con notas y dibujos?
«Oh sí, buena idea. ¡Quietos asesinos! ¡Tengo una mochila que pesa un huevo y estoy dispuesta a chafaros el peinado con ella!». Y así todos los asesinos saldrían corriendo como nenas. Mentalmente me aplaudí de forma lenta y vergonzosa a mí misma, y me centré en buscar a alguno de los proxys con la mirada.
—Ben, ya me la estás asustando. —Jack comenzó a agitar su mano, como quien espanta un gato—. Vete vete, ahora es para mi. —Y Jack me llevó hasta las escaleras mientras su cuerpo atravesaba el de Ben. ¿A Ben se le podía atravesar? ¿O el que se podía atravesar era Jack? Me quedé mirándolos, con la boca abierta mientras mi cabeza estaba a punto de echar humo.
—Vosotros dos, ya basta. Acaba de llegar y apenas a recuperado la memoria. No la volváis loca tan pronto. —Tim comenzó a hablar, su voz sonaba seca y seria, en nada se parecía a la voz que constantemente había escuchado en todo el viaje. Tomó mi mano y me llevó hasta un dormitorio.
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Slave of Creepypastas.
Fanfic¿Crees que los Creepypastas no son tan malos? Entra y lee la historia de Lara, la cual fue obligada a servir a algunos de ellos. Ven y descubre que los asesinos, siempre serán asesinos. ¿Crees que sobrevivirás? 25/06/2023 #9 #LAUGHINGJACK 19/06/202...