Capítulo LXIV.

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La figura iluminada se interpuso entre nosotros con calma. Su calva cabeza brillaba plateada bajo la luna y largos tentáculos comenzaron a salir de su espalda. Slenderman nos había encontrado y se interponía entre nosotros y The Pupperteer. La figura de éste se veía ahora clara, pero seguían siendo sus ojos amarillos lo más vistoso. Jay paró en seco y ambos caímos al suelo. Cayó al suelo de bruces, dejando un pequeño charco de sangre que manaba de su boca.

Slender agarró los brazos de Jeff con unos de sus tentáculos mientras que con los otros comenzaba a cortar las finas y translúcidas cuerda de color amarillo. Con cada cuerda que se cortaba más tenue se veía The Pupperteer y menos manejo tenía sobre el cuerpo de Jeff.

Los ruidos de la respiración de Jay no me dejaban escuchar los gritos rabiosos de The Pupperteer, mientras más gritaba éste más gruñía Jay como una bestia salvaje.

Cuando todos los hilos fueron cortados y el cuerpo de Jeff cayó al suelo Slenderman consiguió agarrar a The Pupperteer que se revolvía entre sus tentáculos. Jay se levantó, pesado, y caminó hasta Slender.

Pero antes de que Jay pudiese llegar hasta ellos una sonora risa llenó el claro y de un momento para otro The Pupperteer desapareció. No fue hasta varias horas después, cuando por fin volvimos a casa que descubrimos que tampoco estaba Bloody Painter en la cama en la que le habíamos dejado.

Me acerqué con cautela, observando el horrible estado de Jay. Por su boca no salía más que sangre y apenas era capaz de respirar. Su brazo colgaba del hombro y chorreaba sangre. Y aún así en sus ojos se podía observar fuerza. ¿Cómo coño seguía vivo?

    —Jay... —Lentamente me miró y como si no me reconociese gruñó. Alcé las manos y toqué su brazo intentando que se tranquilizase. ¿Qué le había pasado a Jay? ¿Por qué estaba así? ¿Había perdido también a Jay? Miles de preguntas surgían rápidas y sin respuesta mientras seguía observando los ojos del que había sido mi amigo—. Jay... Por favor... Vuelve.

Comencé a notar cómo por mis mejillas se resbalaban las lágrimas. Sus gruñidos cesaron y sus ojos perdieron la luz. Su cuerpo cayó como muerto al suelo, dejando mis zapatos manchados de sangre por la fuerza del impacto. Miré a Slenderman, preocupada y asustada. No sabía si debía agacharme a su lado.

    —Es momento de que entiendas por qué estás aquí. —Con sus tentáculos comenzó a cargar a Jay y Jeff; e indicándome con una mano que le siguiese comenzó a hablar—. Durante muchos años he existido con un único objetivo: encontrar el arca. —Giró su cabeza hacia mi, como observándome, para luego volver a mirar al frente—. Siempre pensé en el arca como un objeto, algo físico que me haría encontrar un poder sin precedentes o conocimiento. Pero no fue hasta hace poco que descubrí que el arca no era algo físico.

  »Durante varias generaciones busqué a aquella persona capaz de contener en su cuerpo el poder del arca. Muchas veces lo encontré, pero pocas fueron en las que ése poder era controlable. Como un alma perdida vagué por el mundo, buscando, elucubrando. Debía existir una forma de que aquél poder pudiese ser doblegado. De entre todas las cosas del mundo, buscar algo tan impredecible y cambiante como "La Llave" era una tarea imposible.

  »Tú eres la llave capaz de controlar al arca. Tu unión con Jay es fuerte, haciendo que éste no desaparezca en las tinieblas. Eso que acabas de ver luchar contra The Pupperteer no era Jay, si no The Ark. El inmenso poder del arca había conseguido tomar el control de su recipiente, en este caso el cuerpo de tu amigo. Si no hubiese sido por ti, por la unión que tiene Jay contigo, él habría desaparecido desde el primer momento en que The Ark hubiese entrado en escena. Tú eres la llave que controla a The Ark, no porque puedas controlar su poder; si no porque eres capaz de atar a Jay a este mundo y obligarlo a volver.

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora