Capítulo LV

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Habían pasado ya varios meses desde la última vez que había visto a al resto de proxys y a Lara. Slenderman, llegado un punto, me había enviado de vuelta a la casa sin más explicación que un "Allí eres más necesario", y después había desaparecido, como siempre. Pero sabía que me habían alejado de ellos por la última vez que vi a Lara y le di una paliza. Toby esto, y Toby aquello, siempre tenía que ser yo el que fuese solo a las misiones.

Cuando llegué a la casa entendí a qué se refería. Estaban sumido en el caos. The Pupperteer había conseguido hacer escapar a Jeff y lo que era peor, había conseguido controlarlo.

Por mi parte, suponía que The Pupperteer había prometido a Jeff desatar toda su ira y rabia sobre el mundo a cambio de que se dejase llevar por él. Matar para Jeff siempre fue un deporte más que otra cosa y él era una de esas personas que quieren ver arder el mundo. Alejar a Lara de la casa, encerrar a Jeff y el hecho de que Tim sí tuviese acceso a ella, habían conseguido que Jeff perdiese el poco autocontrol que le quedaba y se entregase por completo a la locura y la sangre; como cuando lo encontramos antes de que se uniese a nosotros.

Pero más que cómo conseguir que Jeff se librase de los largos y fuertes hilos de The Pupperteer, lo que me preocupaba era si después de volver a andar sin control alguno por el mundo, Jeff se convertiría en un temible enemigo nuestro. No quería imaginarme ésa posibilidad. Y desde luego si ocurría no quería estar cerca de Slenderman.

Me encontraba a la caza de Nina, que había escapado para buscar a su maestro, ella era una de las pocas personas que podían acercarse a Jeff y aún así había intentado matarla un par de veces. De cerca me seguía Eyeless Jack, caminando en silencio mientras sus cuencas supuraban. Un escalofrío me recorrió, pero fue encubierto por un espasmo de mi cuerpo. No me parecía mal tío, pero eso de que sus cuencas supurasen esa cosa negra siempre me había parecido perturbador. Nos paramos en un pequeño punto del bosque donde las rocas de granito se entremezclaban con las encinas y algún árbol de hoja caduca. El lugar estaba tranquilo, excepto por una cosa. Una risa macabra y desquiciada resonaba por cada rincón oscuro. Era de Jeff y mientras se escuchaba su risa, se podía escuchar los gritos y súplicas de su víctima mientras hendía su afilado cuchillo sobre la piel.

Eyeless y yo nos miramos, o eso pensaba que hacía él cuando su máscara se giró completamente hacia mí. Asentí e intentamos encontrar la fuente del sonido.

Nuestra misión era saber la localización de Jeff y asegurarnos que no mataba a ninguna víctima cerca de la casa. Los gritos de sufrimiento se acallaron y fueron sustituidos por los feroces gritos de Jeff.

Me erguí, prestando atención entre espasmo y espasmo. ¿Qué ocurría? ¿Con quién discutía?

Sentí la mano de Eyeless en mi hombro, empujándome. Un mal presentimiento se asentó en mi estómago y ambos echamos a correr. Seguimos los bestiales gritos de Jeff hasta llegar a un diminuto claro. Dos personas luchaban en él. Se podía distinguir a Jeff, con su sudadera prácticamente roja por la sangre que había derramado hacía poco. El otro contrincante era Nina, que cojeaba en cada movimiento que hacía para defenderse de él.

Pronto nosotros también nos unimos a la pelea, intentando frenar a Jeff para que Nina no sufriera más daños. Un tajo surcaba la cara de Jeff mientras sus ojos desprendían odio.

    —Os mataré. ¡Os voy a matar a todos! —Y comenzó a dar mandobles con su cuchillo, intentando hundirlo en mi pecho.

    —Eyeless, llévatela. —Simplemente asintió y cargó a Nina en su hombro aún a pesar de las quejas de la chica.

    —Oooooh mira, si es la niña tics. —Y según decía eso se acercó a mi a la carrera con el cuchillo en alto listo para el ataque. Descolgué una de las hachas de mi espalda y repelí el ataque de Jeff sin dificultad. Su cuchillo salió por los aires, y acabó tirado en el suelo a unos metros de nosotros.

    —Tú. —Se giró a mi con los ojos inyectados en sangre. Sentí un escalofrío, no por su mirada, si no por algo que pasó a mi lado levantando una pequeña corriente de aire. Sentía mis brazos rígidos y mi cuerpo ni siquiera podía moverse para generan mis espasmos. El hacha se deslizó de mi mano y como propulsada se clavó en una encina cercana.

    —¿Qué coño pasa? —Sentí una risita cerca de mi oído y antes de poder comprender qué era aquella risita sentí chocar algo contra mi cara. Sentí la humedad de la sangre caer por mi boca. El sabor a hierro de la sangre pronto lo llenó todo y golpe tras golpe Jeff me usó de saco de boxeo.

Puede que no sintiese dolor, puede que si a una persona normal le hubiese pasado aquello al segundo golpe ya estuviese inconsciente, pero yo no. Permanecí despierto hasta que Jeff recuperó su cuchillo y me desmayé por la pérdida de sangre de los tajos que me realizaba.

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora