Chapter 3

1.3K 80 0
                                    

    —Plana o no, ¿quién eres tú?

Mientras se iban acercando, mi miedo iba aumentando. 

¿En verdad iba a morir así? Mis piernas empezaron a temblar, pero intenté ocultarlo, si iba a morir quería que fuese distinto, no más miedo, no más temblar.

Intenté escabullirme por un hueco que dejo Ben sin cubrir, pero él fue más rápido y me agarró por la muñeca. Giró mi brazo y me inmovilizó apoyando mi espalda en su pecho. Sentía un dolor punzante en el brazo que pronto pasó a segundo plano cuando sentí la punta del cuchillo de Jeff en mi cuello.

    —No nos gustan los intrusos —dijo mientras clavaba un poco más el cuchillo haciendo una diminuta herida que empezó a sangrar ligeramente. Al ver la sangre Jeff abrió aún más sus ojos sin párpados y su sonrisa tallada a cuchillo tomó un matiz macabro que hizo que me recorriera un escalofrío.

Se acercó más a mi y pude sentir su aliento, me sonrojé.

«Idiota, cómo me puedo sonrojar en este momento, están a punto de matarme y yo solo pienso en que está demasiado cerca». Yo siempre he sido una gran fan de Jeff the Killer, me encantaban sus FanFics y en cierta manera siempre me he sentido atraída por el personaje a pesar de estar completamente mutilado. ¿Cómo podía sonrojarme cuando él estaba a punto de matarme?Levanté lentamente la mirada y le miré a los ojos, justo cuando iba a abrir la boca para decir algo, un tentáculo negro y frío me cogió por las caderas y me elevó.

Slenderman miraba atentamente a los dos chicos, los cuales observaban el recorrido desde donde estaba antes hasta que el tentáculo me situó al lado de Slender.

    —No se matan a las visitas —dijo severamente.

    —Qué íbamos a saber nosotros de que era una visita —dijo Ben.

    —¿Quién va a llegar aquí si no le trae uno de nosotros? Vamos Lara, hay que curar tus heridas.

    —S..Si.

Me guio hasta el sillón en el que estaba sentada antes, me senté y Slender procedió a limpiar mis heridas.

Primero limpió las de mis rodillas con un poco de agua y alcohol. También limpió la herida de mi barbilla y la reciente herida del cuello. Se agachó y cogió mis manos, lentamente las limpió con agua, cogió unas pinzas y empezó a sacar los granos de arena que tenía incrustados en la carne.

Levanté la vista y encontré a Jeff y Ben mirando como Slender trabajaba. Ben se aproximó y encendió la Xbox y se puso a jugar al Hallo, mientras que Jeff miraba directamente a la palma de mi mano. Al sacar los granos más profundos sin querer Slender me provocaba nuevas heridas, lo que hacía que mis palmas sangrasen nuevamente. Su mirada parecía perdida, pero realmente estaba muy atento a como la sangre caía en pequeñas gotas hasta mi pantalón desgarrado.

    —Jeff, pregúntale a Nina si nos puede prestar unos pantalones para Lara.

Jeff asintió, durante unos segundos siguió admirando la sangre, como si se estuviese despidiendo de ella y se fue.

    —¿Cómo sabes mi nombre?

    —Ya te dije que a lo mejor yo también sabía cosas de ti —mientras decía esto dejó las pinzas en la mesa y me vendó las manos. Estaban muy hinchadas y doloridas, hasta el punto en que cualquier movimiento provocaba que las vendas se tiñesen de rojo. Pronto el cansancio me consumió sintiendo como mis ojos irritados luchaban por mantenerse abiertos. Moví la cabeza para intentar despejarme y entre tanto apareció Jeff con unos pantalones vaqueros oscuros.

    —Ten.  —Me tendió los pantalones mientras me miraba con ojos evaluadores. Los cogí y miré la talla.

«Mira tú qué suerte». Los pantalones eran de mi talla. 

 Jeff se sentó a jugar videojuegos con Ben y yo busque con la mirada un cuarto donde poder cambiarme. Para mi gran alivio llegó Slender y me señaló un baño.

Entré al baño, que era totalmente blanco. Tenía algunas gota de sangre en la pila y un poco de polvo, pero era un baño bastante agradable. 

Los pantalones me apretaban un poco en las caderas, pero podía agacharme y sentarme con facilidad y lo que es más importante, sin romperlos. Tomé el pomo de la puerta para salir del baño mientras escuchaba como al otro lado de la puerta Jeff y Ben seguían jugando a la consola, pero esta vez se estaban insultándose y empujándose para distraer al otro de su partida. Abrí la puerta con cuidado de no hacer ruido y de esa forma poder irme del salón sin que me vieran, asomé la cabeza poco a poco y pude verlos a ambos dando la espalda a la puerta del baño.

    —¿Tú crees que Slendy la contratará? —preguntó Jeff.

    —No sé, no creo, la última vez que trajo a una mujer para ayudarle acabamos poniéndonos muy pesados con ella.

    —Ya bueno, pero no puedes comparar. Lina era un mujerón.

    —De todos modos no has pensado que quizás Slendy no la haya traído para ayudarle. Al lo mejor, simplemente la encontró en el bosque y le dio pena.

    —Ya claro, pena un asesino serial de otra realidad. —Durante la conversación no dejaron de darse codazos y molestarse entre ellos. Salí del baño, sintiendo presión en la cabeza. ¿Qué querían decir con eso? Siguieron insultándose hasta que llegó Slender. Llevaba una taza en la mano con lo que parecía chocolate caliente. Me indicó que me acercara a él y me la entregó. Nos sentamos y mientras yo bebía el chocolate él me observaba o eso es lo que parecía.

    —¿Por qué huiste de casa?  —Me sobresalté. ¿Cómo sabía que me había ido de casa?

    —Yo...

    —No tengas miedo. Aquí estás a salvo. —Instintivamente eché una mirada a Jeff y Ben que seguían inmersos en el juego y no parecía importarles demasiado nuestra conversación.

    —Pues... mi madre discutió con mi padrastro. Él iba a pegar a mi madre y yo me interpuse. Al final me pegó a mí y mi madre le estrelló un jarrón en la cabeza. Me asusté y me fui todo lo lejos que pude. —Slender parecía observarme.

    —Bueno. Ya estas mejor, ¿no? —yo asentí. —Bien, debes estar cansada. Quédate a dormir, mañana uno de nosotros te acompañará a tu casa.

    —Muchas gracias, pero de verdad, yo no quiero molestar más.

    —No es ninguna molestia. Ven, te enseñaré donde dormirás. —Se levantó y yo le imité, mi giré para despedirme de los chicos, pero ellos seguían con su juego, así que con un suspiro me di la vuelta y seguí a Slender.

Subimos las escaleras y llegamos a la segunda planta. Por el pasillo había colgadas varias fotografías de los Creepypastas como una gran familia sectaria. Andamos por el pasillo y después de pasar cinco puertas Slender se paró y abrió una.

    —Aquí es. 

La habitación era hermosa, tenía las paredes azul cielo. Había una cama con el cabecero blanco y una mesilla de noche del mismo color. Encima de la cama había una ventana grande con unas cortinas finas blancas y otras más gruesas negras.

En la pared opuesta a la cama había un mueble blanco con varios cajones y una puerta grande en medio a la que no le supe dar utilidad, un armario, pensé.

Me senté en la cama, era tan blandita y reconfortante.

    —Descansa, y no te preocupes si te despiertas tarde, aquí todos nos despertamos tarde. Buenas noches.

    —Buenas noches y gracias por todo.

Slender asintió y cerró suavemente la puerta. Me tumbé en la cama, estaba agotada. Me quité los zapatos y el pantalón y me tapé con las mantas hasta la coronilla. Poco a poco me fui quedando dormida y lo único que recuerdo fue que sentí como si alguien me tocara la cabeza a través de las mantas.

Slave of Creepypastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora