Tiempo de Calidad

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- Tu cuarto es tan... tú. - La rubia pasa por una puerta que lleva a una pequeña sala de terciopelo negro, estilo victoriano, en la paredes distintos libreros y un escritorio de gruesa madera con papeles y espacio para su maquina de escribir.

-Éste es el recibidor. -Comenta, tomando de la mano a la otra jovén. - La siguiente habitación es mi dormitorio.

-¿Tu cuarto son dos cuartos? -Estos ricos y sus excentricidades, piensa.

-¿No lo son así todos? -Tampoco es que hubiera ido a visitar a muchas personas a lo largo de su vida.

-Por lo general no. -Dice al entrar al dormitorio.

Una cama queensize es lo primero que se observa al entrar, es de latón bruñido, siguiendo con el estilo, las sabanas y cojines son negros. Al rededor, en las paredes distintos animales disecados en curiosas profesiones o acciónes la miran desde unas 6 repisas diferentes, del otro lado una colección de guillotinas, si se voltea puede observar pesados armarios de roble donde seguro guarda montones de vestidos negros, junto a los baúles que reconoce de la escuela. Para finalizar a la izquierda un hermoso ventanal que da luz a la pieza.

-El baño se encuentra en la puerta de ahí. -Señala hacia la derecha, aún llevándola de la mano.

-Tu baño es tres veces mi recámara. -Comenta Enid, al entrar al lugar, azulejos blancos de unos 3cm recubren el piso y las paredes, de un lado la regadera rodeada por una cortina , cerca de la puerta está un lavabo de porcelana con manerales de latón, junto a éste el inodoro bastante amplio y al final una gran tina de cobre martillado con patas de león.

-No le prestes mucha atención. -Suelta su mano para estar de frente y comienza a desabotonar su camisa rosa con floresitas blancas.

- Espera. -Pide con un sonrojo elevándose en su rostro.

-¿No querías darte un baño? -Pregunta cruzándose de brazos.

-Sí, pero... -Le daba vergüenza. -Mi cuerpo no es... No es lo que era antes de salir de Nevermore.

-Yo no le presto atención a esos detalles. -Sí lo hará, pero no quiere hacerle sentir mal y regresa a su trabajo de quitarle la ropa. -Te ves hermosa. -Comenta al contemplar el blanco cuerpo lleno de moretones.

-No me mientas. -Baja la mirada al suelo intentando cubrir sus senos con las manos.

-Cierto, te han quitado mucho en poco tiempo. -Una semana y media fue suficiente para dejar a la loba en los huesos, aún cuando su raza tiene una curación acelerada, después de golpes tras golpes el morado se ha estacionado en su piel, diferentes tonalidades que van del ligero violeta hasta el más oscuro bermellón, ampollas que se reventaron, todo aderezado con el lodo y sangre seca dan una vista lamentable. -Pero no significa que se ha de quedar así por siempre. -Se acerca para tomar sus manos y besarlas.

– Dedicaré mi cuerpo y mente a tu recuperación. -Ahora besa sus labios. -... Desviste me...

Merlina lleva un vestido largo con cuello alto, la rubia cuenta 26 botones que van desde su cuello hasta el inicio de su vientre y cada uno de ellos lo ha abierto para liberar el cuerpo moreno que lleva un brasier y pantimedias color blanco con encajes de plata.

-Ve a la regadera. -Le pide, mientras ella sale del baño en busca de un banco de madera, al regresar con la pieza, observa la espalda de la rubia, dónde se concentran la mayoría de las heridas, de nuevo le inunda la furia y sus ojos cambian de color, pero comienza a respirar tratando de mantener la calma. -La derecha es la caliente.

Una Luna y Tres Cuartos de Sangre SuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora