El Día de los Muertos.

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El séptimo clan se fue volando de San Francisco en la mañana, Enid se quejo de que no pudieron visitar los lugares que quería enseñarle a Merlina pero le prometió regresar un día de estos. En pocos minutos llegan a la Mansión de los Addams pero al estacionar la suburban se dan cuenta de que más personas ya se encuentran dentro.

-Tenemos casa llena. -Comenta la morena arreglando sus chamarra de cuero y observar tantas carrozas fúnebres y hasta un mini jet estacionado.

-Con lo que gastaste en San Francisco supuse que tenías dinero pero... -Victoria tiene que levantar la cabeza para intentar ver la inmensidad de Mansión que la bruja llama "casa".

-No soy rica, todo esto le pertenece a mis padres. -Contesta, mientras camina hacia las escaleras que dan a la entrada.

-Algún día todo será nuestro. -Dice Enid muy segura de sí, alisa el vestido largo, entallado, negro y que deja descubierto el cuello y parte de los hombros el cual ha comprado su esposa para la ocasión, es una tela lisa, sin estampados pues busca resaltar el hermoso collar fabricado por su hermano con hueso de lobo, oro y piedras preciosas.

-Esto será de Pericles. -Comenta casual señalando la mansión.

-¿Cómo? -La rubia se extraña y casi pierde el equilibro que mantiene con sus tacones de 12cm.

-En la familia Addams el heredero siempre es el segundo hijo.

-¿Tu papá no es el primogénito? -Para los rubios es extraño, los lobos el primer hijo o el mas fuerte es el que se queda todo.

-No, ese soy yo. -De la nada un hombre calvo con ojeras negras como si lo hubiera golpeado toma del hombro a Enid, quién asustada le lanza una zarpazo pero solo toca el aire

-Oye, que bonitas garras, ¿dedos te enseño a pintarlas verdad?

-Merlina... -La rubia da dos pasos hacia atrás y le agarra la mano a la morena mientras el resto de lobos se tensa.

-Chicos, él es mi tío Lucas, tío Lucas, ellos son mis amigos, cuñados y mi esposa. -Levanta la mano con la que sostiene la de la rubia y el hombre sonríe alegre.

-Vaya, que bonitos lobitos trajiste a la casa. -Mira a cada chico, sus ojos son igual de negros y profundos que los de su alfa pero con un tintineo más de... locura. -Tu esposa me recuerda a mi ex, los primogénitos tenemos el mismo gusto por las rubias. -Le guiña un ojo.

-Es posible. -Quizá Enid es una cazafortunas que piensa matarla en cuanto tenga suficiente dinero... no sería una mala muerte.

-Ahhh, mi hermosa Debbie Jellinski Addams. -Suspira el calvo llevando su mano al corazón. -Voy a dejarle flores, alcohol y cianuro en su tumba.

-Las cosas que más amaba. -Comenta Merlina recordando a su tía política.

-¿No sienten que nos estamos perdiendo muchos detalles en esta conversación? -Pregunta Kent en un susurro al grupo que ligeramente asienten.

-En la noche les contaré todo sobre Debbie, mientras limpiamos su tumba. -Sonríe el tío. -Pero tienen que entrar, todos están ansiosos por verlo.

-¿Ver a quien? -Pregunta con recelo la rubia caminando a lado de su esposa que le ayuda a caminar mientras ella le pone atencion al calvo.

-A él. -Señala a Eugene. -Desde que entraron a la propiedad pudimos sentirlo. -Da unos cuantos brinquitos. -No sé a quien tiene consigo, pero es grande como un rascacielos, los brujos Addams son muy sensibles a las fluctuaciones de la magia y Eugene en este momento es una anomalía gigantesca que ha entrado en el lugar.

Una Luna y Tres Cuartos de Sangre SuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora