Heridas

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Eugene curó a la señora Sinclair, al punto de que no corriera riesgo su vida y se fue directo a su amiga quien tiene varias cortadas profundas en brazos, hombro y pecho. Con diligencia la cura mientras Enid la tiene en brazos.

-Va a estar bien. -Comenta el moreno a la chica que parece estar a nada de soltarse a llorar.

-Sí... -Le cuesta trabajo mantenerse en calma cuando tiene en sus brazos a su novia tan herida, tuvo mucho miedo al ver la transformación incompleta de Merlina dando de vueltas sin poder detenerse.

-Es suficiente jóven Ottinger, vamos a llevarlas a la enfermería. -Ordena Weems, y llegan unos profesores que quieren llevar a las mujeres heridas, pero Enid gruñe cuando se acercan a Merlina.

-Yo la voy a llevar. -Dice con una mirada enojada, se levanta y tiene en brazos a Merlina para ir a la enfermería, en tanto Eugene le sigue curando.

Para cuando llegan la pelinegra está casi curada por completo, solo quedan raspones donde antes se veía la carne y el hueso, en tanto a Esther... Sí tuvieron que darle más cuidados. Sacaron a la mayoría de la enfermería, solo Enid se quedo con la morena y los Señores Sinclair.

-La quieres mucho... -Se escuchó en un susurro la voz del hombre que veía a su hija acariciar la cabellera negra.

-Sí. -Sonríe al tomar la mano de la morena mientras duerme. -Mi lobo la eligió.

-Pensé que eso solo sucedía en las novelas. -El pelirrojo da una pequeña sonrisa. -Me alegra que encontraras a alguien especial.

-Gracias, papá.

Eugene fue por ropa de su amiga y se la pasa a Enid para que le quiten esos harapos que dejo después de la batalla, con mucho cuidado la chica desviste y arregla la ropa limpia en el cuerpo inconsciente, pudo observar las heridas cerradas y de nuevo se tiene que contener para no llorar. Media hora después, Merlina despierta sobresaltada mirando hacia todos lados cuando siente un peso en su pecho, Enid le está abrazando fuerte.

-¿Estás llorando? -Pregunta la morena dejando su mano en la espalda de la rubia.

-¿Algún problema? -La chica intenta olerla pero de nuevo solo huele a tierra

así que le cuesta tranquilizarse.

- No en particular. -Entiende que la ojiazul es así -... Tengo hambre...

-En cuanto te vea la doctora saldremos a por comida. – Se levanta de su asiento y va corriendo por la encargada quien comienza el chequeo de la ojinegro.

Más calmadas y después de que la doctora de la escuela le diera de alta, las chicas se encuentran a la familia Addams esperando afuera de la sala.

-¡Felicidades mi pequeña victimaria! -Canturrea Gómez corriendo a abrazar a su hija.

-Te veías feroz. -Comenta Pericles. -Ojalá yo también pudiera hacer lo mismo...

-No te lo recomiendo. -Se agarra la mandíbula, parece que no todos sus huesos saben cómo regresar a su lugar.

-¿Tienes otra herida que necesites que cure? -Pregunta Eugene acercándose a la chica.

-Todo está bien. -Fue gracias a su amigo que no estuvo una semana en el hospital.

Cuando los Addams se aseguran de que su hija está en perfectas condiciones, regresan a su limusina y prometen volver en la visita de padres, están seguros de que Merlina puede lidiar con cualquier imprevisto que venga.

Los chicos se van a la cafetería porque su Alfa tiene un hambre atroz, por primera vez la ven comer más de medio plato de sopa y aunque ya son las 6 de la tarde la cocinera hace una excepción y le sirve un menú lobo completo a la jóven, quien parece va a necesitar otros dos menús para quedar saciada.

Una Luna y Tres Cuartos de Sangre SuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora