La Chica de la Otra Cuadra.

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Cuándo la luz se desvanece, Merlina se encuentra de rodillas en una calle. Rápidamente se levanta, tocando su ropa, claramente está en otra alucinación, Enid no ha muerto... aún, lo siguiente que le llama la atención es que lleva una correa en la mano, siguiendo con los ojos la linea de cuero negro llega a un escorpión.

-¿Nero? -Ahora mira alrededor, la calle no se parece a su antiguo barrio donde llevaba a su mascota a pasear.

Comienza a caminar hasta dar con una tienda de gran vitrina, se asoma en ella y en el vidrio observa su reflejo.

-¿Qué clase de pesadilla es esta? -Tiene 6 años.

-Mira nada más, uno de esos raritos se salió de su mansión. -Dice un chico normie que ha aparecido detrás de ella.

- No esta vez. -Susurra la morena plantandole cara a los acosadores. -Será una tonta fantasía pero no me lo quitaran de nuevo.

-¿Qué tanto murmuras, rara? -Pregunta el siguiente chico.

-Preguntaba cómo querías morir. -Tensa con sus manos la correa de cuero.

-¡Quietos ahí! -Una voz aniñada hace a todos voltear a la derecha. -¡Dejen de molestar a esa bella dama!

Una pequeña rubia con el cabello corto y alborotado lleno de pequeños broches de colores, usando una toalla de capa, un overol desgastado en las rodillas, tenis blancos con brillitos y playera rosa corre hacia los chicos.

-¡El lobo de la justicia no les dejara tocarle un solo cabello! -Hace una pose alzando los brazos.

-Ja,ja,ja,ja,ja. -Los normies comienzan a reírse en tanto la morena le quita la correa a su escorpión colocándolo en su cuello.

-Mira a esa perdedo... -Antes de que pueda seguir, Enid muestra sus garras con las que atraviesa el concreto como si fuera mantequilla.

-Cuidado con tus palabras, podrían ser las últimas. -Les muestra unos incipientes colmillos.

-Esto se volvió patético. -Murmura uno de los normies.

-Sí, ya no es gracioso. -Dice otro volteando hacia la pequeña morena, quien parece ser más entretenido molestar.

-En ese caso les sugiero que se retiren. -Usando la correa como látigo golpea el pie de uno de los chicos quien comienza a dar de brinquitos y aúlla de dolor.

-¡Mi mamá se va a enterar de eso! -Grita mientras todos atraviesan la calle y se alejan.

-¡Los perdedores son ustedes! -Grita la rubia acercándose a la otra niña, quien al verlos correr vuelve a colocarle la correa a su escorpión.

-Hola. - Dice la ojiazul.

-Hola. -Contesta observando a la pequeña bola de energía rubia. -¿Qué hacemos aquí? -Pregunta.

-Pues a mi me mandaron por una soda grande de mandarina. -Muestra un billete que tenía guardado en uno de los bolsillos de su overol. -Pero me enoja ver a los normies aprovecharse de chicas lindas.

-¿Crees que soy linda? -Pregunta con cierta burla.

-Pues... -Se sonroja. -¡Lo que se ve no se juzga! -Grita y entra a la tienda donde antes Merlina se observaba en la vitrina.

-Pensé que te gustaba la de fresa. -Dice cuando la ojiazul sale con un envase de plástico tan grande como su torso pero que carga sin problemas.

-A mi me gusta el de fresa, a Fred le gusta el de mandarina.

Una Luna y Tres Cuartos de Sangre SuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora