La sala del juicio ya estaba lista, el culpable estaba de pie en todo el medio de aquella sala mientras era rodeado por ministros, abogados, el rey y por alguna razón tenía que estar presente T/N quien en verdad no quería estar allí por obvias razones al igual que estaba aburrida de tanto parloteo.
- Creo que ya tenemos la sentencia. - miro al jurado, estos asintiendo. - ¿Diesiocho años de cárcel entonces?
Un abogado asintió. - Ya que estuvo ausente casi toda la vida del chico, ¿de que sirve que lo tenga cerca cuando ya es tarde? - se encogió de hombros despreocupado, la princesa sonriendo levemente al ver la manera de pensar del mayor.
El rey asintió. - Llevenselo, el resto, puede retirarse. - ordenó, dejando que dos guardias se llevarán al Grandchester—quien no se opuso—mientras el jurado comenzaba a irse, después de hacer una reverencia ante su majestad. - T/N. - llamo a su hija al ver que está, estaba apunto de irse. - T/N. - se levantó al ser ignorado. - Déjame hablar. - suplico.
La menor se detuvo. - ¿Qué quieres? - gruñó bajo, sin atreverse a verle. Nisiquiera sabía, el porque se detuvo para oir está patética disculpa.
- Quiero.. hacer las cosas bien con mis hijas. - se explicó, acercandose cuidadosamente hacia ella.
- Las cosas tenían que ser arregladas antes, que empeoraran. - gruñó nuevamente al sentir la mano del rey sobre su cabeza.
- T/N. - suspiro. - Las cosas que hice aquel día, las hice para protegerte.
- Siempre es la misma cantaleta. - se quejó, viendo al mayor sobre su hombro. - ¿Que hay de la competencia? - decidió cambiar el tema.
- Okay, eso sí lo hice sin pensar. - respondió nervioso mientras se rascaba la nuca.
La rebelde soltó un suspiro, dándose la vuelta para ver a su padre mientras cruzaba los brazos sobre su pecho. - ¿Y? - alzo una ceja.
- Y lo siento mucho.
- ¿Y?
- Y prometo pensar antes de hacer la cosas. - sonrió levemente, su hija devolviendo el gesto.
- Ay mi viejo.
~
Secándose el sudor que recorría por su frente, volvió nuevamente sus ojos zafiros hacia los trabajadores que tenía en frente, tenía que admitir, jamás en su vida se había sentido más orgulloso de simismo como ahora, aunque.. le falta algo.
- ¡Tsk! - ah cierto, el maldito traje le incómoda y como dijo antes; ¡parece pingüino! - ¿Mm? - alzo su mirada de los papeles hacía una risa burlona, la cuál conocía muy bien. - ¿Que será lo que quieres, Tom?
- Nada. - sontio divertido. - Solo vine a ver cómo te frustabas tanto por el uniforme. - respondió para continuar riéndose, haciendo que el peli-negro se molestará y unas venas sobresalieran de su frente lo cual hizo que el castaño riera aún más. Aunque, aquella risa fue callada de inmediato cuando el vaquero se puso pálido de repente. - ¿E..eh..h?
El peli-negro alzó una ceja. - ¿Que te pico? - no obtuvo respuesta, solo vio como Tom apuntaba a una dirección todo tembloroso a las espaldas de Terry. Al peli-negro ver en la dirección indicada, los colores también se le fueron del rostro al ver a su enana favorita quien sonreía de oreja a oreja mientras se acercaba a ambos. - ¿A quien habrá matado? - trago ondo.
- ¡Terry! - la joven exclamó alegré saltando en los brazos del joven quien la atrapó con facilidad—mientras los papeles, tuvo que tirarlos al suelo—haciendo que las piernas de la menor rodearán su tronco y sus pequeñas descansaban en sus hombros mientras que la sonrisa, aún estaba en sus labios para el gusto de los mayores. - ¿Cómo te va? - pregunto con un tono suave y gentil, esto preocupando a los varones aún más.
- Yo bien. - respondió tratando de sonar natural mientras la sostenía y, la miraba confundido. - Pero quisiera saber, que es lo que te tiene, de tan buen humor.
- Pues.. - la (c/piel) quitó sus manos de los hombros del mayor, provocando que este apretara el agarre que el tenía alrededor de su pequeña cintura en forma protectora y posesiva, acción que paso desapercibida por la chiquilla. - Arregle las cosas con mi padre. - respondió con una sonrisa haciendo que los jóvenes, suspiraran aliviados. - ¿Qué? - pregunto confundida.
- Pensábamos que habías matado a alguien. - explico Tom mientras se acercaba a la menor para alborotarle el pelo. - No es todos los días que te vemos sonreír de esa manera. - explico, ganándose una mirada fea de su amiga.
- Eso es cierto. - concordó el peli-negro, también ganándose una mirada de la princesa pero él solo río levemente mientras le plantaba un dulce beso en la frente ya que sabía, que esa mirada no significaba nada mientras que él castaño que era testigo de esta escena tan tierna..
- Esto tiene que ser un sueño.. - dijo antes de desmayarse, no lo pueden culpar, jamás había visto que alguien—a excepción de sus parientes y conocidos—pudiera manejar a esa rebelde tan ¡bien!
Al paso de los segundos mientras los otros dos veian el cuerpo inconsciente de Tom, dos sirvientes llegaron con una camilla para asi llevarselo de allí.
- ¿O..key? - la menor volvió su mirada al oji-azul. - ¿Quieres que te lleve a lo de Miler para decirle que no vas a usar más el uniforme? - le pregunto, el mayor sonriendo al escuchar como ella lo conocía tan bien.
- Me encantas. - le dio otro beso en la frente, comenzando a caminar. - Pero ni creas que te voy a bajar. - le advirtió.
- ¡¿AH!?
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La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)
FanfictionBasado en el anime "Candy Candy" y la novela/serie llamada "El Sultan". Está historia la escribí en cuadernos y lapicero, los errores autógraficos me los corrigió mi hna quien fue la primera en leer esta historia, si ustedes logran identificar algún...