Cap 103;

2 0 0
                                    

A la mañana siguiente, la rebelde actuaba como de costumbre; se levantó a tomar su café amargó, llevo a Satanás y a sus felinos a dar su paseo matutino, desayuno con su familia en silencio para luego cambiar un poco su rutina —se dio un baño, se alistó y salió mientras dejaba a sus pequeños con su hermana mayor. Esos fueron algunos cambios que tuvieron que ser realizados porque la menor junto a su mano derecha, tendrían que ir a recoger a sus invitados especiales y, el hecho de que había un aura rara rodeandola toda la mañana perturbaba a muchos a su alrededor.

Aunque, en el estudio de la princesa Candy, estaba ella junto a su novio vigilando a los menores que leían libros de dragones y mitología griega. Se veían tan tiernos mientras leían que la rubia no pudo evitar dibujar una pequeña sonrisa en sus labios, haciendo que casi olvidará las preocupaciones que su abuela le hizo tener la noche anterior.

Al ver aquella hermosa sonrisa en la labios de su novia, Anthony le beso dulcemente la cabeza mientras tenía a la princesa en su regazo. - Así serán nuestros pequeños en el futuro. - le susurro al oído, mandando a que la joven se sonrojase mientras él reía levemente.

- Callate. - lo regaño, dándole un golpe leve en su brazo.

- Ay~ - se quejó, envolviendola en un abrazo mientras continuaban a observar a los gemelos. - ¿Pasó algo anoche? - pregunto finalmente, sintiendo como la rubia se tensaba entre sus brazos.

Él no era tonto, podía ver detrás de aquella radiante sonrisa que Candy tenía en sus labios más la mirada preocupada que le daba a sus sobrinitos, lo ponía de puntas.

- Mi abuela.. - comenzó, mirando al mayor un poco asustada. - Miraba a los chicos muy feo. - le contó, sorprendiendo a su novio con esas palabra. - E hizo que T/N se molestara. - concluyó, escondiendo su cara en el pecho de su novio.

Anthony estaba congelado, jamás pensó que alguien se atrevería a mirar a los hombrecitos más preciados de la rebelde, hasta el punto de irritarla. - ¿Dijo algo malo? - pregunto al salir de su estado de shock, abrazando a su novia de inmediato.

- Acusó a Neil de estar saliendo con ella. - murmuró, haciendo que el corazón del rubio saliera de su cuerpo. - También la harto, al criticar mis chupones. - se encogió más en los brazos del mayor.

El rubio apretó su mandíbula, la preocupación y la sorpresa desvanecido para ser reemplazados por el enojo. - Pues claro, ¿no lo va a estar, después de enterarse la gran metida 'e pata que Terry metió? - gruño, aguantando las inmensas ganas de no contarle la verdadera razón del porque su hermanita, se ha comportado de esa manera.

- ¡Wow! ¡Inglaterra si que necesita unos arreglos! - comentó el rubio cenizo de ojos morados, su acento escocés siendo muy grueso mientras observaba las calles del reino por la ventana del carruaje. - Sin ofender, claro. - le dijo a T/N y Lucifer quienes estaban sentados frente suyo, mientras él tomaba la mano de una hermosa albina con ojos del mismo color.

El presidente de Escocia, Ignacio Álvarez junto a su prometida Laela Ramírez, decidieron darle un vistazo a su aliado en vez de mandar a un ministro para ayudar con la remodelación del país. Ambos habían llegado muy temprano en la mañana para quedar maravillados con la diferente cultura que estaba frente a sus ojos, mientras eran escoltados al hotel donde se hospedaran tras el transcurso de su visita.

- No hay problema. - la princesa le aseguro. - De todas maneras, me gustaría muchísimo llenar estas bellas calles con esos mounstros que me había enseñado. - sonrió, recordando perfectamente aquel Ferrari rojo que había visto en la casa del mayor.

- Será un placer ayudarla con eso, ma'am. - el rubio le devolvió el gesto.

- ¡Oo! Pero antes de eso, me gustaría conocer más sobre la cultura. - comentó Laela, sonriendole radiantemente a la pequeña.

La menor asintió. - Con mucho gusto.

Ante sus palabras, el carruaje se detuvo, indicando que ya habían llegado a su destino. Lucifer y la pequeña fueron los primeros en bajar del vehículo para así ayudar a sus invitados, habían personas que miraron con curiosidad a la pareja ya que era evidente de que no eran de esos lados, aunque, esas miradas curiosas desaparecieron al ver a aquella enana parados junto a ellos.

La princesa o se había dado cuenta de los chismosos por lo que ella se dirigió a la parte trasera de la carroza donde se guardaba el equipaje de sus invitados, un mayordomo tomo las maletas antes de que ella lo hiciera dejándola un poco confundida mientras el albino sonreía pícaro.

- Ma'am. - la llamo para que los siguiera y así, entrar en el edifico y pedir una de las mejores habitaciones para la pareja. - Espero descansen bien para que nuestra platica continúe muy pronto. - le dijo a la pareja, sonriendoles mientras jugaba un poco con las llaves del cuarto.

- Oh no, eso no será necesario. - negó Ignacio, dedicándole una mirada suave a su prometida. - Si no es molestia, nos gustaría dar un paseo con ustedes. Así conocemos el territorio aún más.- sugirió, volviendo a ver a sus anfitriones.

Lucifer miro a su jefa para ver si tenía alguna queja, pero sólo vio como la pequeña se encogia de hombros despreocupada. - Podemos trabajar con eso. - miró al rubio.

Laela sonrió ampliamente, dejando el brazo de su amado para ir a tomar el de la rebelde. - ¿También podemos hacer unas compras? - pregunto, haciendo que la chiquilla mirara a su mano derecha.

Los mayores decidieron ignorar a las mujeres, haciendo que la (c/piel) bufeara; la ropa femenina nunca fue su campo fuerte y estar en una tienda rodeada de prendas lindas y caras tampoco le agradaba pero gracias a las quejumbrosas de sus hermanas, ha aprendido a combinar tales prendas —aunque ella no las use.

Miro a la albina, viendo aquel brillo inocente en sus ojos blancos, haciendola recordar a las infantiles que tiene por hermanas mayores. - Conozco una tienda que podría gustarte. - comentó, viendo aquel brillo de entusiasmo crecer.

- ¡Gracias ma'am! - exclamó la contraria, envolviendo a la menor en un sofocante abrazo que por poco las hace caer al suelo.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora