Cap 25; Invitadas Inesperadas

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Un carroaje real se detuvo en frente de un pequeño restaurante en el pueblo, de aquella carreta, salió un mujer de mayor edad con piel morena la cuál tenía unas cuantas arrugas, su pelo marrón-rojo estaba en un alto moño de cebolla mientras que sus ojos marrones veían con dureza el local, sus zapatos de la mejor marca hicieron contacto con el concreto mientras la brisa movía con elegancia aquel vestido morado que traía puesto.

Del mismo carroaje, salió una mujer en sus treinta años de edad con piel de color durazno, cabello castaño y ojos de color marrón los cuáles hacían juego con su vestido rojo, la mujer saco un hermoso abanico mientras se paraba al lado de ka mayor.

- ¿Porque hemos venido aquí, Tía? - la menor pregunto, abriendo su accesorio para hecharse brisa mientras inspeccionaba su alrededor. - Hubiéramos ido a...

- Leagan. - la mayor la interrumpió, empezando a caminar hacia el local mientras su compañera le seguía. - Por una vez en la vida, aprende a conformarte. - la regaño.

- Lo siento Tía, pero solo cuido tus gustos y la reputación de nuestra familia. - la castaña le informo.

La mayor la ignoro, entrando en el restaurante comenzó a escanearlo. Viendo a una mesa que estaba cerca de la ventana, vio a una mujer de pelo negro, piel blanca como la nieve mientras sus ojos negros observaban el exterior, vestía un bello vestido de color naranja pastel el cual abrazaba sus curvas.

La anciana alzó una ceja, acercándose a la mujer y sacarla de su tren de pensamientos. - Disculpe. - llamo su atención. - ¿Podemos acompañarla? - le pregunto.

- Por supuesto. - asintió, dejando que ambas se sentaran frente suyo mientras un mesero venía a atenderles.

- ¿Les puedo ofrecer algo? - pregunto el joven.

- Dos cafés, por favor. - la señora con el abanico respondió mientras el mesero asintió para luego irse.

- ¿A dónde se dirige? - la mayor le pregunto a la peli-negra.

- Al castillo. - la menor tomo un sorbo de su jugo. - Necesito ver a mi hijo, trabaja allí como esclavo. - informó.

- Ya me lo esperaba. - la castaña pensó, la mayor mirandola feo al saber lo que tenía en mente.

- Nosotras también nos dirigimos allí. - la anciana dijo, la peli-negra solo asintió ya que no quería parecer una metiche. El mesero llego y dejo la orden de las castañas. - Usted parece conocida. - comento la anciana.

- Obtengo eso, frecuentemente. - la peli-negra le sonrió dulcemente.

~

- Hmmmmmmmm~ - la joven abrazaba una de sus almohadas mientras que Leo y otros leones estaban acostados a su lado, gruñendo hacia la puerta, la cabeza de la manada se puso en alerta mientras el resto de los felinos rodeaban a su dueña, quien esperaba al intruso.

- ¿Se puede pasar? - entro Neil, cerrando la puerta a sus espaldas.

- Vas a preguntar ¿después que entraste? - la joven alzo una ceja, su amigo riendo levemente mientras se acercaba a la cama y se sentaba en esta.

- ¿Cómo estás? - pregunto, acariciando a Leo para tranquilizarlo.

- Bien.. creó. - al oír la respuesta de su dueña, Leo gruñó levemente para luego encaramarsele encima. - Leo, tú pesas. - se quejó mientras su gatito comenzaba a lamerle la cara.

- ¿Crees? - el castaño alzó una ceja, haciendo todo lo posible para no soltar una carcajada. La menor asintió, comenzando acariciar a su felino. - ¿Por lo de tú papá? - cuestionó con cuidado.

- Por muchas cosas. - sostuvo la cara del felino entre sus manos. - Aveces pienso que lo que hago, es por capricho. - hizo un punchero, cosa que solo hace en frente de Neil.

- No es capricho. - el mayor le dijo, acostándose a su lado mientras colocaba sus manos detrás de su cabeza. - Solo lo haces para proteger a tus hermanas. - le recordó, cerrando sus ojos. - Y busca la manera de arreglar las cosas con tu viejo. - le dijo, ganándose un suspiro fe pesadez. - ¡Oh, no me vengas coon eso! - exclamó, levantándose con el ceño fruñido. - ¡Tú y él se llevaban bien!

- Tú mismo lo dijiste. - la princesa se quitó al felino de encima. - Se llevaban, eso es pasado. - le dijo.

Neil suspiro, sabía que T/N no le escucharía pero si quería dejarle algo claro... - No quiero que te andes culpando por las cosas que ocurran de ahora en adelante. - le dijo. - ¿Entendido?

La princesa hizo una cara de pesadez. - Zyyyy. - aún así, sabía que su amigo tenía la razón y si no le hacía caso Neil Leagan, le haría la vida imposible.

~

- Muchas gracias por traerme. - la peli-negra agradeció, haciendo una respetuosa reverencia en el proceso.

- Fue un gusto Elionor. - la mayor sonrió dejando que la mujer se fuera por su camino para ella ver al castillo. - ¿Porque se ve diferente? - pregunto en voz alta, sus cejas juntandose.

- Eliza, realizó algunos cambios. - la menor de las mujeres respondió.

- ¡Señora! - unas mucamas llegaron corriendo. - Nos alegra ver qué han llegado. - dijeron después de hacer una reverencia. - Le avisaremos a..

- No. - la mayor las interrumpió. - Quiero que sea una sorpresa. - sonrió.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora