A la mañana siguiente, todos creían que la familia real estaría contenta con la ida de Eliza pero no era así, al contrario, la menor de las princesas tenía sus cejas juntas al ver que su padre no se les unió en el desayuno.
- Se ha deprimido. - comento Albert mientras jugaba con su comida.
- ¿Creen que estará bien? - Annie pregunto preocupada, sintiendo las manos de su novio en sus hombros.
- Denle tiempo. - Neil dijo mientras tomaba un sorbo de su jugo. - El tiempo lo cura todo.
- Por ahora, seremos nosotros quienes tomaremos el control. - la menor dijo, los mayores asintiendo. - Ustedes, se encargarán del castillo. - le dijo a sus hermanas mayores.
- Mientras que Neil, T/N y yo nos encargaremos de la política. - añadió Albert.
- ¿Podemos, decorar el castillo como antes? - la mayor de las princesas pregunto.
La menor se encogió de hombros. - Hagan lo que les plasca, si él viejo tiene alguna queja, yo me encargaré. - sonrió al ver el brillo en la cara de las mayores.
- Personalmente.. - Archie se sentó al lado de Annie. - Pienso que tu estudio debería de ser el primero en ser remodelado, T/N. - comento.
- ¿Que tiene mi estudio? - alzó una ceja.
- Que parece que hay es donde degollas a tus enemigos. - se acomodo los lentes Stear.
- ¿Y tú qué crees? - sonrió, provocando que los presentes se pusieran pálidos. - Nos vemos. - se despidió, dejando a todos en shock.
~
La menor caminaba por los pasillos del exterior, noto que los habitantes del castillo brillaban de la felicidad, no estaban tan tensos y se veían más relajados. Dándole los buenos días a todos con quién se cruzaba, se dirigió a la oficina de Miler quien dormía en el mueble—una de las tantas malas costumbres que él peli-rojo no quiere dejar.
Negando con la cabeza, se dirigió al escritorio del mayor y sentarse en la silla para revisar algunos papeles que estaban sobre la mesa, uno de aquellos papeles le llamo la atención y era el hecho de que había problemas en el puerto acerca de la pescadería. El precio de la ventana, era más bajo que la cantidad que vendían osea, vendían más de los que ganaban.
- Párate de la verga esa que sé que no estás dormido. - gruñó molesta, haciendo que el peli-rojo se levantará de golpe. - ¿Que significa esto? - le pregunto, colocando los papeles nuevamente sobre la mesa.
El ingeniero soltó un bostezó. - Ha estado pasando desde hace unas semanas. - se sentó frente a la menor. - Pero cada vez que mandó a los guardias, vienen con las manos vacías. - bufeo.
- Los guardias, no sirven para eso. - se paso la mano por su pelo. - ¿Y quiénes son los compradores?
- Americanos. - se cruzó de brazos. - Hubiera ido yo antes. - murmuró molestó, haciendo que la princesa riera levemente. - Lo que me recuerda.. - ladeó la cabeza con una sonrisa. - Felicidades.
- ¿Gracias? - respondio, el mayor alzando una ceja. - Es que el viejo entró en una depresión. - rodo los ojos.
Miler asintió. - ¿Algo más?
- Nah. - se levantó. - Todo en orden. - le sonrió, ambos asintió para la menor luego retirarse.
- Buenos días, mi chaparra. - fue lo primero que escuchó al salir de la oficina por lo cuál, no dudo en darle una patada en la costilla al castaño. - ¡Enana del Diablo! - se quejó en dolor.
- ¡¿Y vas a seguir!? - pregunto con venas saliendole de la frente, era muy temprano para estar gritando y peliando pero también es muy temprano, para que le digan algo de su estatura.
- ¡No no no! ¡Vale! ¡Vale! ¡Me rindo! - dijo rápidamente para no terminar muerto.
La princesa soltó un suspiro. - ¿Necesitas algo? - le pregunto mientras lo ayudaba a levantarse.
- Los soldados quieren una batalla. - informó al estar de pie.
- Pues diles que se queden quietos. - se encogió de hombros, comenzando a caminar y ser seguida por el mayor.
- No escucharon y comenzaron a protestar. - respondió, haciendo que la princesa se detuviera.
Si comenzaron a protestar, cabe la posibilidad de que esos locos se les rebele y ataquen al castillo y aunque el ejército solo se basa en unos cien hombres, nunca se debe subestimarlos.
- ¿Sabés? - comenzó a caminar nuevamente, Tom siguiendola ahora algo preocupe. - Creo que visitaré el cuartel. - sonrió.
- Ya los va a matar. - el castaño suspiro.
~
Llegando al Cuartel Rojo, la menor logro ver aquellos hombres protestar mientras alzaban sus armas al aire. No entendía porque querían ir a la batalla, tienen familiares, niños y hogares que atender y en vez de ir a verlos, pierden el tiempo en esta guevona'.
- Ah, señor General ha vuelto. - la voz burlona de un rubio con ojos esmeraldas y un tatuaje raro en el cuello, se les acercó, ojeando de arriba abajo a la princesa. - Y veo que llegó con una pequeña joya. - le tomo la mano a la princesa. - Nash Gold Jr, un gusto en conocerla. - dijo, listo para plantarle un beso pero la menor quitó la mano rápido.
- Sargento, tenga más respeto delante de la señorita. - regañó Tom.
- Venga General. - coloco su músculo brazo alrededor de los pequeños hombros de la princesa. - No es todos los días que vemos a un..
El rubio no termino su oración, ya que fue atacado con un rodillazo en el estómago haciendo que cayera de rodillas. Estaba en dolor, pero ese dolor desapareció cuando la punta de un cuchillo le alzó la cabeza, logrando ver a aquella jovencita que lo miraba con rabia.
- Mi nombre es T/N White. - declaró, haciendo que los soldados presentes dieran un paso atrás.
T/N White, es la cuarta hija del rey y también, una de las mujeres más temidas por todo el mundo ya que se le conoce por los asesinatos que ha causado atravez del mundo ante aquellos que querían sobrepasarse con los inocentes. Es conocida, por sus maneras sangrientas de hacer que sus enemigos hablen y es conocida por la gran cantidad de hombres que le seguían ciegamente. T/N White, podra ser una chica de estatura media y de aspecto débil pero sus maneras de justicia, hablan más que su aspecto.
| Con que la señorita es una asesina,
huh?
Aunque así me gusta, Tee-hee |
ESTÁS LEYENDO
La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)
FanfictionBasado en el anime "Candy Candy" y la novela/serie llamada "El Sultan". Está historia la escribí en cuadernos y lapicero, los errores autógraficos me los corrigió mi hna quien fue la primera en leer esta historia, si ustedes logran identificar algún...