118; Noticias Buenas y Noticias...Raras

2 0 0
                                    

Desgraciadamente, tuvieron que llamar al médico real para que examinará a la tercera hija del rey mientras que sus parientes, esperaban ansiosos los resultados mientras que otros, trataban de mantener vivo al pobre Archie.

- A lo mejor, le cayó algo mal en la cena. - susurro para si mismo el peli-lila. - Si debió de ser la carne.

Neil fruño el ceño al pie tal acusación. - No metas a la carne en esto. - gruño, ganándose una mirada de su amiga quien estaba al lado de Terry con los brazos cruzados. - Es la verdad. - inflo sus mejillas como un infante, haciendo que su amiga remirara los ojos.

La puerta de la habitación se abrió, dejando salir a la doctora. - ¿¡Le pasó algo a Annie!? - cuestionó Archie antes que todos, su voz y mirada dando a entender que estaba sumamente preocupado.

La doctora se sobresalto un poco ante el comportamiento del peli-lila, pero luego sonrió al entender que sólo está preocupado por su amada. - A la princesa no le ha pasado nada. - aclaró, haciendo que todos suspiraran aliviados. - Sólo que, tiene cinco semanas de embarazo. - anunció con una sonrisa.

Un coro de gritos alegres se desató por el pasillo al oír tan maravillosa noticia, abrazandose y saltando de alegría mientras algunos se limpiaban lágrimas de felicidad. ¡Esta era la noticia del año!

Stear noto que su hermano aún estaba en un estado de shock, por lo que se le acercó y le colocó una mano sobre el hombro para tranquilizarlo. - Felicidades hermanito. - le dijo con una gran sonrisa.

El peli-lila trago ondo mientras veía como el rey le besaba la !mano a la doctora en agradecimiento, se le veía contento con esta noticia. Luego miro a los demás, ellos también se veían contentos,pero cuando miro la mirada sería de T/N sobre él, los colores se le fueron del rostro..

- ¿Eh? ¿¡ARCHIE!?

..y, se desmayó.

A las ocho de la mañana, después de haber acomodado a Archie en los aposentos de su novia, la rebelde junto a sus hijos, Neil, algunos de sus hombres un grupo de sirvientes se fueron a la plaza del pueblo para comenzar con su decoración para que este lista el veintidós de ese mes y, gracias a los dioses, las lluvias no regresarán hasta fin de año por lo que pueden trabajar sin preocuparse de que les caiga un palo de agua encima.

Esta mini sequía, también sería buena para que puedan pintar la fuente la cual, era examinada por la rebelde en éstos momentos. Tenía varios planes en como darle vida y color a este cisne tan majestuoso, mientras sus tremendos hijos jugaban cerca de allí con los felinos. Es que no tiene idea, cual de los tantos patrones de color, debería de llevar acabó sobre la escultura.

- Asustaste a Archie esta mañana. - escuchó la voz del castaño que revisaba unos papeles a su lado. - Y por eso se desmayó. - le comentó, aún sin dirigirle la mirada.

La princesa lo miró. - ¿Y cómo es eso mi culpa? - preguntó, alzando una ceja.

El castaño rio levemente. - Lo mirabas como si lo ibas a matar. - explicó, ya que el estado del peli-lila era muy cómico mientras pensaba que su cuñada lo odiaba por embarazar a su hermana mayor.

La menor sonó la lengua, ya se esperaba algo como esto. - Sólo pensaba. - aclaró, hiyendo a caminar por la plaza para asegurarse de que todo saliera bien.

Neil estaba algo confundido, así qué fue tras ella. - ¿En que pensabas? - comenzó a caminar a su lado, viéndola con el semblante serio.

- Había soñado con Annie, sosteniendo a un bebé. - sonrió, mirando a su amigo. - Y ahora, despertamos con esto.

El mayor se quedó callado por unos segundos, para luego sonreír de oreja a oreja. - Parece que te volviste profeta, T/N. - chalequeo, riendo al ver la cara de disgusto de la princesa.

- No hables de esas cosas, Neil. - regaño, arrugado su nariz como conejo para demostrar su desagrado ante tal bobada.

Neil sonrió. - ¿Y entonces, como explicas esos reflejos en tus ojos? - ladeo un poco la cabeza, viendo como los ojos de la rebelde se abrían de par en par.

- Entonces es verdad. - siempre se lo decían, decían que sus ojos reflejaban las muertes de aquellos que se atrevieron a despertar su cólera pero jamás le tomó importancia ya que, en su opinión, sólo exageraban las cosas por el miedo que ella marca en sus seres y eso hacia que ellos vieran cosas.

Viendo que su amiga comenzó a pensar, continuó. - La noche que el duque estaba cenando con nosotros, y Eliza estaba viva, el rey había dicho que en tus ojos vio a Eliza muerta, sobre su charco de su propia sangre. Y, tiempo después, le cortaste la garganta para dejarla sobre...

- ..una laguna de sangre. - terminó la frase de su amigo, sin poder creerlo. Pueda, pueda, que Neil tenga la razón pero aún no puede cantar gloria, ya aún hay dudas que deben aclarar. - ¿Y cómo explicas los..sueños? - preguntó, algo extrañada con todo esto.

- Bueno.. - el castaño sonrió, emocionandose con la situación rara que le está ocurriendo a su mejor amiga. - Los reflejos en tus ojos, representan las muertes mientras que los sueños, serían bendiciones. - su sonrisa se amplió.

- Bendiciones. - suspiro, cerrando por unos segundos sus ojos. - ¿Desde cuando he tenido bendiciones? - se preguntó, dirigiendo su mirada hacia sus pequeños quienes reían al jugar como potros salvajes por el lugar, trayendole una dulce sonrisa a los labios. Ellos, son su mayor tesoro, lo más preciado que ha tenido en la jodida vida, pero jamás soño con esos más bien, los conoció por pura casualidad. Además, los sueños de una persona son creados gracias a los pensamientos del individuo.

- Mira.. - el castaño habló, para que la menor le viera. - Para aclarar las cosas, iremos a ver a Nova. - sugirió.

La menor junto sus cejas ante la mención de ese hombre. - No iré a ver a un brujo. - sentenció.

No es que no crea en ese tipo de personas —ya que la palabra de esa gente puede ser muy fuerte, según le han dicho —o les tenga miedo, solo que su estúpido amigo de la infancia se está tomando todo esto demasiado enserio para su gustó.

- Sólo iremos a ver que nos dice, y luego tu veras que hacer. - le aseguro. - Por fa, no quiero preocuparme..¡pero me estás provocando! - chillo, haciendo un puchero para que la menor cediera.

La princesa inhalo ondo para pensar y ver a sus hijos, quienes ahora montaban a las fieras como caballos.

- Bien. - asintió, volviendo a ver al mayor. - Pero no quiero, que nadie, se entere. - advirtió, viendo complacida como el castaño alzaba ambas manos en defensa.

Soltó un suspiro. Bien, ahora una enana que es temida por medio mundo pueda que tenga poderes sobre-naturales. Lo que le faltaba.

- ¿Eres tu, Cordelia?

| Como dije antes, no buscó ofender a nadie con este tipo de temas y sinceramente
No sé que estaba pensando cuando escribí acerca de las religiones y brujos, el lápiz sólo fluyo a través de la hoja
Pero bueno,
espero les haya gustado y nos vemos en los próximos capítulos. |

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora