Cap 152; Florecen

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El sol radiante entraba por las cortinas de aquel castillo, su brillo representando la alegria que todos los servidores del lugar sentían en esos momentos. Al fin tenían devuelta a su reina.

Pero nuestra querida Patricia, era otro caso. Tenia miedo, miedo a asistir al desayuno y encarar a su hermana menor.

- Patty. - le llamo su esposo al verla perdida en sus pensamientos. Al no obtener respuesta, el tres ojos opto por abrazarla por su espalda. - Todo va a estar bien. - le aseguro en un susurro, depositándole un tierno beso en su sien.

Los ojos marrones de la chica temblaron. - Le dispararon.

[- Leo. - susurro adolorida la princesa, extrechando su mano hacia el felino que gemia de dolor. - Leo. - trato de salirse de los brazos de su hermana.

- No. Para, T/N. - sollozo Candy, apriseonando a su hermana contra su pecho.

Neil, Tom, Lucifer, Oliver junto al resto de sus hombres, estaban cegados por la ira que sentían. ¿Como se atreve alguien a dispararle a la dueña del mundo y luego decir: "¡Fue sin querer!"?

Nadie lo asistia, nadie iba corriendo a tratar de salvar a su pequeño gatito.

- Leo. - dijo nuevamente con la voz entre cortada, sus ojitos (c/o) nublándose con lagrimas. - Leo. - sollozo con dolor, continuando a tratar de escaullirse de los brazos de su hermana, solo para llegar hasta su bebe y susurrarle al oido que todo estará bien.]

- Le dispararon. - volvio a repetir, aferrándose a los brazos de su esposo. - Le dispararon por mi culpa, Stear. Si yo no hubiese..

- Patricia. - el mayor suspiro en su oido, deteniendo los lamentos de su esposa. - T/N, no te odia. Ni a ti ni a tus hermanas. - la tomo de los hombros para que ella le viera. - Ese demonio no puede vivir sin sus ángeles. - le sonrio.

Los ojos de la princesa comenzaron a cristalizarse, esperaba que su esposo tuviera la razon.

Cuando la vio caer al suelo, y sufrir en los brazos de la rubia, creyó que todo habia acabado. Que ella habia bendecido una maldición sobre la vida de sus hermanas, por culpa suya. Pero cuando el doctor les dijo que sobreviria y que la bala no afecto ningun órgano, lloro toda la noche de la alegria.

Viendo que su esposa estaba decidida, le limpio la lagrima que amenazaba por rodar a lo largo de su mejilla. - Vamos. - le beso por un segundo los labios. - Deben de estar esperándonos.

~

- No quiero ir. - sentencio Ebrahim mientras él y su hermano gemelo, se arreglaban de mala gana.

Terry rio levemente ante el comportamiento de los pequeños God, ambos estaban un tanto molestos con su tia al igual que no querían dejar que su madre saliera y se lastimara, pero digan lo que digan, los cuatro asistirían a este desayuno.

Su mirada azul se desvio de los pequeñines hacia el espejo de la habitación, donde estaba su novia tratando de pasar una camisa con cuidado por su cabeza. Él ya estando listo, decicio acercarse y asistir a la rebelde para que su vestimenta, estuviese completa.

- Gracias. - la menor le dio un pequeño beso en la mejilla, encarando el espejo nuevamente para comenzar a estilar su cabello en una trenza de lado.

Obteniendo el paso libre en su cuello, el peli-negro inclino su cabeza hacia este para depositar pequeños besos en la piel (c/piel) de este. - Te extrañe. - susurro contra su cuello, inhalando su exquisito aroma mientras una de sus manos se colaba dentro de la camisa para acariciar las vendas que de su pecho. - Tambien me encanta este. - sonrio, mirando el reflejo de ambos en el espejo mientras alzaba la camisa de la chiquilla para revelar el tatuaje de su banda.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora