Para su suerte, la cuarta princesa logro llegar antes que Eric y despidió a sus hermanas para ahora, continuar con su pintura. Ya había un progreso muy grande con el cuadro, solo le faltaban unos retoques con el lápiz para luego pintarlo.
El chillido del águila lleno la habitación mientras el ave entraba por la ventana y se paraba sobre el hombro de la rebelde, esta vez no traía una carta sino una rosa negra las cuales eran algo raras de encontrar. El peli-azul rio levemente al ver la cara de su jefa esto haciendo que la menor le viera, quizás no tuvo la oportunidad de preguntarle a su padre que era el amor pero pueda que Eric le pueda decir algo ya que..
A él lo encontraron en las calles de Grecia algo mal herido así que ella lo llevo a su cuartel en aquel país para curarlo, alimentarlo, hidratarlo u darle ropa nueva y como todos los idiotas que la respaldan Eric decidió unirsele a la pandilla para pagar su deuda. Le presento a su esposa quien estaba en cinta de siete meses, T/N fue la primera en cargar a esos pequeños gemelos de la familia God, se convirtió en la madrina de estos y los mantiene a ellos y su padre bajo sus alas ya que desgraciadamente, la esposa de Eric God falleció al dar a luz a sus hijos.
- ¿Ma'am? - llamo la atención de la nombrada al ger que está lo observaba con intensidad. - ¿Ocurre algo?
La menor inhaló ondo, no quería traerle malos recuerdos al mayor pero la curiosidad le come. - ¿Cómo supiste, de que estabas enamorado de Rosmeri? - pregunto con algo de pena.
- A ver. - cerro su libro para sonreírle dulcemente. - Todo depende de la persona, obviamente. - empezó, viendo como la menor asentía. - En mi caso, cuando ví a Rosmeri por la primera vez pensé que era la mujer más hermosa del mundo. - la rebelde volvió asentir, eso era la primera impresión. - Después que la fuí conociendo, me empezó a gustar su sonrisa. - eso fue algo que le llamo la atención. - Luego de un tiempo, no lograba sacarmela de la cabeza. - se volvía loco por verla. - Hasta que llegó el momento en dónde no podía verla porque mi corazón se aceleraba, no la podía tener cerca porque las manos comenzaban a temblar y no podía pensar en ella porque sentía mariposas en mi estómago. - el mayor sonrió ante el recuerdo. - Rosmeri no era perfecta pero para mí, era imperfectamente perfecta. - la princesa también sonrió. - No todo es color de rosa, obviamente—tuvimos nuestras altas y bajas pero siempre estuvimos allí para ambos. El amor siempre estuvo allí, ya que ambos lo cultivamos. - concluyó, viendo como la menor pensaba en aquellas palabras.
Nuevamente, la (c/piel) asintió con una sonrisa amplia. - Gracias Eric.
- Cuando quieras enana. - el mayor volvió a tomar su libro mientras que la joven veía con un brillo en sus ojos la rosa, esto trayendole una diminuta sonrisa al peli-azul. - Falta poco ma'am, no se apresure.
~
Esa tarde, Susana decidió dar una vuelta después de darse un baño. Había terminado con su trabajo para servirle a la reina quien se le veía que no le agradaba la novata aún así, la peli-rosa le juro su servicio absoluto—debia de trabajar duro si quería quedarse en el castillo aunque le preocupaba un poco, la presencia de la cuarta princesa.
Por los pasillos del exterior, vio a una mujer muy hermosa sentada en un banquito mientras tarareaba una melodía. El sol se estaba escondiendo y la señora no parecía ser parte de la servidumbre, así que decidió acercarsele.
- Buenas tardes señora. - la saludo, llamando su atención. - ¿Se encuentra bien? - pregunto.
La peli-negra la miro de arriba abajo, no le gustaba esa chica—para nada. - Solo espero a mi hijo. - le regaló una sonrisa forzada. - ¿Dónde carajos estás Teirus?
- Ay ¡mamá! - escuchó el quejido de cierto joven mientras sus pasos se acercaban a ambas mujeres. Susana se giro para ver a un Terry con el ceño fruñido mientras se acercaba a la mayor. - Te he dicho un millón de veces que no me esperes, ¡y menos sola! - regaño a su madre, quien reía levemente.
- Ahora es un delito esperar a mi hijo. - río, sacandole un suspiro de fastidio al menor.
Susana veía esa interacción entre madre e hijo en especial al hijo. Sus ojos veian con asombró el cuerpo musculoso de Terry, lo examinaba de pies a cabeza—estaba encantada con él.
Al sentir aquellos ojos sobre él, el peli-negro por fin noto a la peli-rosa. - Ah, gracias por acompañar a mi madre. - le sonrió, haciendo que el corazón de la contraria se detuviera por un segundo. - Mi nombre es Terrence Grandchester, pero me puedes llamar Terry. - le dijo, provocando que su madre retorciera la cara de inmediato.
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La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)
FanficBasado en el anime "Candy Candy" y la novela/serie llamada "El Sultan". Está historia la escribí en cuadernos y lapicero, los errores autógraficos me los corrigió mi hna quien fue la primera en leer esta historia, si ustedes logran identificar algún...