Cap 124; Menta y Cigarros

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Para la hora del almuerzo..

- ¡Ay! ¡Ay! ¡Mama! ¡Mama! - se quejo el peli-negro mientras su madre le atendia las heridas de su hermoso rostro.

La mayor sono su lengua. - Esta mañana no te agarre, asi que ¡calladte! - lo regaño, logrando asi que efectivamente el joven de dieciocho años, se quedara quieto.

Las manos de Elionor temblaban como locas, y no era por las heridas que tenia su hijo, sino por le que ocurrió anoche.

Jamas llego a creer, que Richard Grandchester se llegara a comportar de esa manera con ella. Tiene fama de mujeriego desde joven, cierto, pero el mayor jamás se atrevio a usar sus tácticas de seducción contra ella. Jamas llego a ser tan atrevido con ella, ni tampoco le llego a enseñar una sonrisa con malicia.. siempre, fue una amor con ella.

¿Se queja por este comportamiento nuevo de su estupido esposo? No, mas bien le encanta pero lo que pasa es que ese idiota, no tiene ningun derecho de hacerla sentir de ese modo.

- Auugh. - se quejo, terminando de curara a su hijo para luego ir a lavarse las manos.

Terry le miro raro. - ¿Que paso? - pregunto, aun viendo la espalda de su madre.

- Tu padre vino anoche. - dijo algo seca, cerrando el grifo para secarse las manos y ver al menor.

- ¿Y? - urgio con interés.

Suspiro, colgando la toalla a un lado. - Y estaba muy cariñoso el imbécil.

El ya lo sabia. Los habia escuchado cuando se estaba haciendo el dormido, pero no se queja ya que el y su padre lograron arreglar las cosas y pues, por la sonrisa que su querida madre tiene ahora en los labios, es evidente de que esa vieja aun no se a olvidado del malnacido que le robo el corazon.

Rio levemente, sacando de su bolsillo un cigarro y un encededor. La boca le comenzaba arder. - te voy a decir algo, 'ama. - comenzo, situando el cigarro entre sus labios y trataba de encender la fosforera. - Haz tu final feliz. - finalizo, tomando una colada larga de ese palillo de cancery dejar que el humo saliera lentamente de su boca.

La mayor veia a su hijo, mientras pensaba en sus palabras.

El tenia razon, debia hacer su final feliz. Si Richard le esta buscando después de este tiempo, es porque ha cambiado ¿no? No estaría mal, darle al corazon, lo que mas llora pero.. ¿y si al final, se equivoca?

- Crei que habias dejado de fumar. - comento después de unos segundos de silencio.

El menor tiro su cabeza hacia atrás para abrir su boca y dejar que el humo dañino saliera sola, formando en el aire una nube gris. - Quiero verla. - respondio, volviendo a repetir el proceso anterior.

- Pues anda a verla. - dijo algo irritada, ya que no soporta cuando su hijo se comporta de esta manera.

- No puedo ir, para que me vea todo reventa'o. - se sento mejor en el sofa, viendo como la mayor le lanzaba dagas con la mirada.

- Piérdete. - comando, señalando a la puerta principal.

Siceramente, le tiene miedo a su novia pero en estos momentos, prefiere ir a refugiarse en los brazos de su enana, que ser jodi'o por su queridísima madre.

Y asi fue, en cuestión de segundos ya el joven andaba vagando por los pasillos con el cigarro en la boca, em busca de su rebelde ya que si no la encontraba hoy, terminaría fumándose como unas diez cajas de cigarro.

Pero gracias a Dios, en el pasillo contrario logro ver a su novia conversando con Daniel- el supervisor de los campos de trigo- acerca de quien sabe que. Aunque hubo que hizo sonreir a Terry pícaramente y fue el hecho, de que el varón contrario veia a su pequeña de una forma en la que se supone que solo el debe de mirarla asi. Lógicamente, la rebelde no logro notar ni su presencia ni la mirada del contrario asi que con aquella sonrisa, el peli-negro se les acerco por detras.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora