La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)

Cap 57; Sin Salida

- Y estoy pensando en confesarme.

Esa era la frase que se le repetía una y otra vez en la cabeza mientras se dirigía a su estudio, y para ¡completarla! invitó a la mucama para la cena que tendrán esta noche. ¿Que demonios estaba pensando en ese puto momento? No lo sabe, pero si sabía que quería devolverse y despellejar a la jovencita que quería ir a confesarle a un hombre que ¡no le pertenece!

Sonó su lengua al llegar a su estudió, siendo recibida por el olor a sangre al entrar mientras que los gruñidos de sus felinos, llenaban el estudio.

- ¿Lucifer? - llamo al no ver a nadie, cerrando la puerta a sus espaldas.

- Ma'am. - respondió la voz del albino detrás de una de las puertas, al abrir dicha puerta se encontró a su mano derecha e izquierda sentados muy cómodamente en un sillón mientras tomaban té de manzanilla, viendo a dos hombres muy mal heridos que estaban atados a la pared. - Estos son unos de los tantos compradores Americanos que encontramos en el puerto. - informo el albino. - Al no querer hablar, tuvimos que sacarle las palabras con cucharilla. - añadió, tomando otro sorbo de su té con elegancia.

La menor asintió. - Cancelen cualquier contrato que hayan firmado estos infelices y muestren este caso a Chicago, si no quiere atender el caso. - los miro a ambos directamente a los ojos, los mayores sobresaltandose un poco al ver la rabia en sus ojos (c/o). - Díganles que yo, personalmente me encargaré de esta falta de respeto ante nuestra economía Inglaterreana. - bufeo.

- ¿Algo más? - pregunto nervioso Oliver, viendo de reojo a su compañero.

- ...ah sí. - se rascó un poco la cabeza. - Los locos vendrán a cenar esta noche, así que ustedes pueden ir a comer en el comedor. - informó, hiyendose nuevamente y dejar a sus hombres un tanto confundidos ante su repentino malhumor.

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- ¿Archie? - Annie se paro en frente de su novio, sus manos detrás de su espalda. - ¿Me puedes acompañar a un sitio? - pregunto con algo de pena.

El peli-lila rio levemente, su novia aún no estaba acostumbrada a tenerlo como novio y sirviente pero a él le gusta su timidez, se le parece algo tierno. - Por supuesto, cariño. - accedió, tomando la mano de su novia para guiarla fuera de ese lugar, notando que ella tenía una canasta en su mano contraria. - ¿Y eso? - pregunto con mera curiosidad.

- Son frutas para mi papá. - respondio, haciendo que Archie se quedará callado ante la mención del rey.

El trayecto hasta los apocentos reales del rey fue en silencio ya que Archie, se estaba imaginando un poco de escenarios de peligro si su novia se quedaba a solas con el rey. No piensa que el mayor le haría dañó a su propia hija en aquél estado de intoxicación, pero nunca debes de tenerle tanta confianza ante esas situaciones y eso, desgraciadamente, asustaba al mayor.

- Espera. - la sostuvo por el brazo cuando llegaron a su destino. - Ten cuidado. - le dijo, tragando un poco su propia saliva.

La oji-azul asintió, dándole un poquito en los labios para asegurarle que volverá en una pieza, entrando despacio en el cuarto de su padre. - Pa'. - llamo al mayor, viendolo sentado en una esquina con la cabeza agachada.

Al oír la voz de su hija, el mayor alzó su cabeza pero en vez de ver a la menor, vio fue a su difunta esposa. - ¿Keres? - susurró confundido, ya que su mente le comenzaba a jugar sucio.