Para el día siguiente, los heridos fueron curados para atender al funeral de aquellos que perdieron su vida el dia anterior. Aquellos eran sirvientes, soldados y sobre todo eran hermanos de alma que pelearon fielmente hasta al final para ahora ser honrados este dial: el trece de Diciembre del mil novecientos noventa y cinco.
En un cuartel que está escondido entre uno de los tantos bosques de Inglaterra, se encontraba la cuarta hija del rey frente a su grupo de hombres para decir unas palabras antes de enterrar a sus veinticinco hermanos fallecidos, Eric God siendo uno de ellos.
La ceremonia se llevaba acabo en el patio dónde siempre entrenaban, los hombres usando con orgullo su uniforme que representa a pandilla —la cabeza de un león siendo el logo para así darle el nombre a esta banda de criminales. “Los Leones ”. Cada miembro de esta inmensa pandilla —el total siendo quinientos billones —, se tatuaba su logo con orgullo en cualquier parte de su cuerpo y, lo que más destacaba de este tatuaje, son las pupilas del animal las cuáles son de una forma de diamante en negro. (Según dicen muchos, qué los ojos del león brillan bajo la luz del sol y pues, los miembros de la pandilla aún no han podido corroborar este hecho ya que ellos lo ven normal.)
La joven exhalo, estaba en frente de un cuarto del total de sus hombres y sinceramente, no quería dar ese maldito discurso. No quería recordar, de que su tercero al comando, su amigo y hermano esta ahora, en un jodido ataúd. Su mirada (c/o) cayó sobre la primera fila de hombres, sus ojos suavizandose al ver a su mano derecha e izquierda estar parados al lado de sus ahijados mientras los cuatro—o mejor dicho, todos los presentes —aguantaban las ganas de llorar.
- Hoy.. - finalmente le dio inició a esto. - Trece de Diciembre del mil novecientos noventa y cinco, estamos aquí reunidos para despedirnos una última vez de nuestros fieles hombres, que lucharon junto a nosotros en numerosas batallas. - dijo, su voz siendo neutral y calmada pero era como si nisiquiera quisiera decir eso—no quiere decirle 'adiós' a esos idiotas. - Ellos eran nuestros compañeros.. - continuó, su voz suavizandose al ver el rostro de cada uno de ellos. - Nuestros amigos, pero sobre todo.. - trago ondo. - Eran nuestros hermanos del alma. - le sonrió triste a sus hombres, viendo como estos se mordian el labio para no llorar. - Así que esta bien muchachos. - les aseguro, la sonrisa aún en sus labios. - Esta bien, llorar por ellos. Ya que mientras yo viva, nosotros, seremos una familia. - finalizó.
Lágrimas frescas comenzaron a resbalar por los rostros varoniles de aquellos hombres valientes y feroces. Jamás había pasado esto, jamás habían peleado con sus enemigos hasta perder a más de dos de sus hombres e incluyendo, a uno de los mayores. Son humanos y no quieren que esto se vuelva a repetir, tampoco quieren repetir la desaparición de su jefa ya que como ella dijo —ellos, son familia.
- Ma'am. - Lucifer llamo, dejando que la nombrada viera sus hermosos azules manchados de lágrimas. - Usted, también es nuestra familia. - confesó, sonriendo entre sus lágrimas. - Usted e' nuestra madre. - dijo, haciendo una reverencia profunda.
La joven iba a regañarle pero vio que sus gemelos también le copiaron, siendo seguidos por el ejército enteró que se inclinaban ante ella. Lo odia, odia que la traten con tanta formalidad y respeto pero lo dejara pasar por hoy ya ella también, opina lo mismo con el tema de ella siendo la madre de todos estos niños perdidos que se acurrucan bajo su calor. - Ah.
Después de darles una última sonrisa, la menor se dirigió hacia el ataúd de Eric para así ella, junto a Lucifer, Oliver y otros tres hombres más alzaran el cajón de madera para colocarlo sobre sus hombros y dirigirse hacia otra parte del bosque mientras que otros grupos, cargaban los veinticuatro restantes. Los gemelos se mantuvieron cerca de su madre en toda la caminata hasta lograr ver con curiosidad, una tumba que estaba sola en todo el medio de un gran claro.
Luego de enterrar los ataúdes en sus respectivos huecos para ahora tener un total de veintiséis tumbas frente suyo, la rebelde junto a sus dos hombres de alto rango decidieron ver a la tumba que ahora es acompañada por más en especial, por su esposo y padre de sus hijos.
En Memoria De:
Rosmeri God
1971 - 1992La princesa sonrío levemente: después de tres años, por fin ambos son reunidos nuevamente para descansar en paz. Los pequeños peli-azul, caminaron dudosos a la tumba de su padre y a la de su madre en dónde colocaron, pequeños girasoles silvestres lo cual provocó que Oliver riera levemente.
- Esas eran las favoritas de su madre. - informó al ver como los pequeños le exigían una explicación por su risa y, al escuchar aquello a ambos le brillaron sus ojos bi-colores con orgullo, haciendo que los mayores sonrieran levemente. - Y también, eran las de Eric. - añadió.
Ricky y Ebrahim miraron a su madre confundidos, jamás pensaron que su padre era un hombre que le gustara las flores y los girasoles, menos. La rebelde asintió ante su pregunta silenciosa.
- Ambos eran como esos girasoles. - comentó, colocando una mano sobre la cabellera de sus pequeños. - Silvestres y radiantes, cuando estaban juntos. - sonrió, abrazando a los menores cuando ellos se inclinaron a su calor.
Cierta castaña que conocemos, caminaba de un lado al otro en la cocina de su padre mientras quería comerse las uñas de lo nerviosa que estaba. El gran plan que había creado, se ha ido a la borda gracias a que los Monarquiz no jugaron bien sus cartas —según ella —, y ahora se pregunta: si el pequeño demonio que esta en Escocia se ha enterado de lo sucedido.
- Eliza. - la nombrada se sobresalto al oir su madre llamarla desde la puerta de la cocina, viendo como los ojos de la mayor le regalaban una sonrisa fría y superior a la de ella, la mirada que le recuerda su sitio como arrastrada. - Prepara la mesa, tu padre vendrá entre un rato. - le ordenó, dandole más rabia a la joven que se supone ¡e' su hija!
- Iré en quince minutos. - murmuró. - Tengo que lavar los platos. - se excusó aunque en realidad, no lo hará en quince minutos —pero si tendrá que hacerlo eventualmente.
La mayor asintió en entendimiento. - Tu padre y yo, iremos la semana que viene al castillo. - informó, llamándole la atención a la menor. - Para darle el pésame de las muertes de sus sirvientes. - explicó, haciendo que la contraria remirara los ojos. - Y aunque todo esto pasó porque T/N no estaba, creo que todo se arreglará ahora. - sonrió, la menor alzando una ceja. - Ya que T/N, ha vuelto.
Eliza se congeló en su sitio, su piel perdido su color mientras sus pupilas se deshidratavan. Ahora si, le iban a quitar la cabeza.
Sara suspiro contenta. - Acuérdate de lo que te dije. - le recordó, hiyendose a hacer otra cosa.
Su respiración era agitada e irregular, haciendo que el pecho le comenzará a doler. Dirigiéndose a la ventana, la abrió cuanto antes para obtener algo de aire pero cuando la abrió, se volvió a congelar al ver lo que sus ojos le mostraban. Su pieor pesadilla estaba allí, estaba en el patio de la mansión recostada en uno de los árboles mientras jugaba con un cuchillo, haciendo que la castaña tragara ondo. Cuando trago, lo hizo al parecer muy fuerte ya que ese pequeño mounstro le dirigió la mirada de repente por unos segundos, para luego sonreirle ampliamente.
Eliza cerró la ventana de golpe.
Aquella sonrisa, aquella espeluznante, horrorosa y jodida sonrisa le trajo unos tremendos escalofríos por todo su cuerpo recordándole como se siente jugar con la muerte. Sabía que su plan traería consecuencia pero jamás se espero que ese demonio, llegará tan pronto para azecharla como un animal.
Con manos temblorosas, abrió un poquito la ventana para dar un vistazo afuera notando que ahora, no había ni un alma que deambulaba por allí. Suspiro aliviada pero por su seguridad, prefirió mantener la ventana cerrada.
Lo ha dicho un millón de veces seguirá diciéndolo hasta que se muera: todo estaba bien, hasta que ese demonio decidió crecer para luego ser liberado por una monja.
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La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)
Fiksi PenggemarBasado en el anime "Candy Candy" y la novela/serie llamada "El Sultan". Está historia la escribí en cuadernos y lapicero, los errores autógraficos me los corrigió mi hna quien fue la primera en leer esta historia, si ustedes logran identificar algún...