Nuevamente, en el castillo, Elisa Leagan estaba bajando las escaleras en dirección al comedor un mucama a su lado, de camino al comedor se topó con las tres princesas quienes estaban junto a sus sirvientes personales, al ver los nuevos intrusos, la castaña se acercó al grupo que se reí a carcajadas.
- ¿Que está pasando aquí? - pregunto ganándose la atención del grupo.
- Buenas tardes para ti también, Elisa. - saludo Candy. - Estábamos de camino al comedor. - dijo mientras sus hermanas menores asentían.
- ¿Y ellos? ¿Quienes son? - la castaña cuestionó refiriéndose a los tres chicos.
- Ellos son nuestros nuevos sirvientes. - anuncio Patricia, sonriéndole a Stear quien también le sonrió nervioso.
- ¿El rey sabe de esto?
- De hecho... - empezó Annie entrelazando su brazo con el de Archie quien estaba sudando más de lo normal. - El rey mismo, fue quien los elijo para nosotras. - sonrió dulcemente en dirección a la castaña quien empezó a hechar humo por las orejas. - ¿Continuamos? - se dirigió ahora a su hermana mayor quien sonreía pícaramente.
- Por supuesto, padre nos debe de estar esperando con Neil. - dijo haciendo que Elisa se tensara, al escuchar el nombre de su hermano.
Sin más qué decir, todos empezaron a dirigirse al comedor en silencio en especial Elisa quien no podía imaginarse la reacción de su hermano al verla, si está aquí, es porque obviamente se había enterado de lo que había sucedido.
- Padre. Neil. - las tres princesas hicieron una reverencia al llegar al comedor, Elisa haciendo lo mismo unos segundos más tarde.
El rey asintió satisfecho indicandole a las damas que podían sentarse, sus sirvientes alejándose a una esquina, Elisa con la cabeza baja se dirigió q su asiento en el lado izquierdo del rey.
- Déjame ayudarte. - el castaño se ofreció, caminando hacia Elisa el joven le saco la silla para que se sentará, Elisa lo miro algo indecisa pero de igual modo se sentó. Ya sentada, el menor se le acercó a su oído para susurrarle algo. - Si ella no vuelve, estarás con los angeles hermanita. - le advirtió, hiyendo a sentarse en su propio asiento.
Elisa sabía que su hermano menor no estaba bromeando, la castaña conocía la fuerte relación que él y la bandida tenían haciéndolos a ambos inseparables. También sabía que su hermano haría lo que fuera por ella y ella por él, también sabía del plan que su querido hermano tramaba y también sabía, que aunque ella sea su hermana mayor él no le mostraría piedad si esa enana que tanto ella detesta desde que la vio, jamás regresa al castillo.
Solo imaginarse que diablos su hermano podría hacerle, hacía que todos los pelos del cuerpo se le erizaran y el color de su rostro se le drenará al ver la sicópata sonrisa que el castaño tenía, esa sonrisa, era una señal de que su fin estaba cerca.
- Elisa. - escuchó el rey llamarla. - ¿Estás bien? - le pregunto y como la castaña no podía formar palabras, solo asintió aún viendo la sonrisa enferma que su hermano tenía. - Te ves pálida, ¿segura que te sientes bien? - volvió a cuestionar el rey esta vez, haciendo que Elisa lo viera.
- Si mi señor. - aseguro, tratando de no tartamudear. - Estoy bien, solo tengo un poco de sueño. - sonrió para que su mentira fuera más creíble.
El rey asintió. - Asegúrate de comer bien y descansar, ¿entendido? - aconsejo haciendo que Elisa asintiera con un leve sonrojó.
~
Elisa veía las estrellas en su sillón que su balcón poseía, soltó un suspiro para ver al balcón vecino mientras apretaba su mandíbula. - Me interesa lo que me pase a mi. - se levantó, tomando una pequeña piedra que estaba cerca. - Pero no quiero que vuelvas. - con eso tiro la piedra, rompiendo un vidrio de la ventana haciendo que la castaña se llevará las manos a la boca.
Espero unos segundos más para ver si alguien aparecía y cuando no ocurrió nada, la castaña volvió a suspirar pero aquel suspiro fue cortado cuando noto unos ojos (c/o) brillar del otro lado de aquella ventana rota. Sin creer lo que sus propios ojos estaban viendo, la joven corrió al pasillo del castillo y dirigirse al cuarto de la señora Pony, quien algo alterada abrió la puerta.
- Señorita Elisa, ¿que hace a estás...?
- No tengo tiempo para esto señora Pony. - la castaña corto a la anciana. - ¿Tiene las llaves del cuarto? - pregunto con su respiración agitada con solo mencion de aquel cuarto.
- Si pero...
- Entonces sígame. - ordenó empezando con su camino, la anciana soltando un suspiro siguiendola. Llegando a aquel pasillo, la castaña empezó a temblar y ella sabía muy bien que no era de frío. - ¿Donde están esa bestias? - pregunto dándose cuenta de que la fosa de los felinos, estaba vacía.
- Desaparecieron junto a la señorita. - contestó la anciana.
Elisa siguió caminando hacia aquella puerta que solo vio una sola vez desde que llegó al palacio, hace unos cuantos años atrás y no le extrañaba que el guardia estuviera dormido. - Abrala. - ordenó dirigiendose a la anciana quien con dudes, obedeció.
De aquel cuarto salió una brisa muy fría de lo normal al igual que era oscuro, Elisa abrió la puerta completamente dejando ver un cuarto ordenado pero con algo de polvo eso a ella no le importaba lo que si le importaba, era que la espada del rey que estaba sobre la cama de aquel cuarto.
- ¿Que hace la espada del rey aquí? - pregunto la castaña.
- La señorita es quien la posee. - el guardia ya despierto hablo, haciendo que la señora Pony diera un pequeño saltó por el susto. - Pero si no mal recuerdo, la señorita la tenía debajo de sus almohadas. - informo.
Elisa sabía que nadie podía entrar sin permiso y las cosas no se movían solas, caminando por el cuarto en dirección a la ventana vio huellas de barro en el piso, los zapatos que hicieron aquellas huellas eran pequeños dándole a entender a la castaña que su pesadilla empezaría pronto.
La castaña se voltio bruscamente para ver a los dos innectos. - Ni se les ocurra decirle a nadie acerca de esto, ¿entendido? - dijo ganándose movimientos de cabeza de ambos, mientras ella salía del cuarto.
El guardia pues era obvio que asintiera ya que él no quiere que su cabeza rodará por el suelo, pero la señora Pony no trabajaba para Elisa--no señor. Ella podrá ser una viejita indefensa pero es como un zorro, astuta, y ella más que nadie sabe que la dueña de ese cuarto, llegaría pronto...
...o ya está rondeando el castillo.
- Despierte pronto, señorita. - sonrió al ver unos brillantes ojos que la observaban entre las sombras.
| Isssssh
Viene el safarrancho |
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La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)
Fiksi PenggemarBasado en el anime "Candy Candy" y la novela/serie llamada "El Sultan". Está historia la escribí en cuadernos y lapicero, los errores autógraficos me los corrigió mi hna quien fue la primera en leer esta historia, si ustedes logran identificar algún...