Cap 112;

3 1 0
                                    

Ya para cuando se hicieron las cuatro de la tarde a los Álvarez se les era escoltados hacia su hotel de hospedaje por las cuatro princesas, los tres mosqueteros y Lucifer. Sinceramente T/N no quería ir con ellos pero por petición e insistencia de las mujeres mayores, tuvo que ir a regaña dientes.

En un carruaje estaban las princesas mayores y la pareja parloteando felizmente mientras que en otro, estaba la rebelde junto a sus cuñados y su mano derecha mientras hablaban de cualquier cosa.

- ¿Y porque aún eres el mayordomo de mi hermana, Stear? - pregunto la menor.

- Oh, bueno. - se rasco un poco la nuca. - Tengo mis ventajas, ya sabes. - le sonrió nervioso, haciendo que los presentes rieran un poco. - Pero cambiando de tema, mi querida cuña'. - volvió hablar, ahora dándole una mirada a los chicos que hizo que la menor se confundiera.

- ¿Cuándo vas hablar con Terry? - pregunto Anthony, alzando una ceja.

- Lo iba hacer hoy.. - respondió sincera, ya que había esperado esta pregunta provenir de alguno de ellos. - Pero se me complicaron un poco las cosas. - bufeo, mirando a otro lado.

- Esta estresado. - dijo, una mueca de desánimo en un su rostro. Si, la estaba manipulando pero es que no aguantan esta tensión que hay entre los dos 'ombre.

La princesa miro al suelo por unos segundos, mordiendose el labio inferior. - Me estaba viendo una noche. - murmuró, apretando sus puños que estaban sobre su regazo.

Lucifer suspiro, acariciandole un poco la cabeza. - Con más razón para disculparse, ma'am. - le susurro.

- ¡¿Y porque yo?! - lo miro molesta, enserio su orgullo es muy grande.

- ¿Será para que las vergas vuelvan a la normalidad? - junto sus cejas, esta vez dándole un cocotaso a su jefa que hizo que los tres mosqueteros se taparan la boca para no reir.

El carruaje se detuvo antes de que alguno de ellos decidiera agregar algo más, indicando que habían llegado a su destino. Saliendo de la carroza, la menor noto que el sol se estaba escondiendo poco a poco haciendo que el lugar se bañara en los colores de rosa y naranja, haciéndola sonreír levemente. Su sonrisa también se amplió cuando vio a sus hermanas reír felizmente con Laela, una escena que a ella le encanta.

A los segundos, sintió los brazos de Lucifer abrazarla por detrás sin aviso. - ¿Frío? - el albino cuestionó en un susurro cerca de su oído, sabiendo que a éstas horas su jefa comenzaba a morirse de frío.

- Un poco. - respondió, entrelazando sus dedos como de costumbre. - Pero no es para tanto. - Le aseguro a su mejor hombre, su mirada hiyendo a caer sobre unos tipos que estaban del otro lado de la calle mientras tenían sus ojos encima de la menor haciendo, que ella captara el porque el mayor estaba asi. Una sonrisa pícara se le dibujó en los labios, ósea, el albino y todos sus hombres son de este modo pero siempre le gusta molestarlos. - Sobreprotector. - río un poco, alzando su mirada para ver a su albino.

- Siempre lo he sido y siempre lo seré. - recordó con mucho orgullo, su jefa volviendo a reír levemente. - Además.. - acercó su rostro un poco, sonriendole picaramente. - Terry hubiera hecho lo mismo. - río mientras se alejaba, haciendo que la menor le mirará feo.

- ¡T/N! - escuchó a la rubia llamarle, esta y Annie entrelazando sus brazos con los de Laela. - ¡Horita volvemos! - aviso, jalando a la albina adentro mientras Patricia y Ignacio les seguía antes de que la menor pudiera decir algo.

Suspiro. - Estas locas. - habló en voz alta, juntando sus cejas. - Oye 'Cifer.. - se dirigió hacia su mano derecha, pero se sorprendió al ver que el ya no estaba a su alrededor provocando que ella volviera a suspirar. - Sola ¿eh? - se recosto del carruaje para ver al cielo.

La soledad le ha molestado, y tampoco lo hará ya que se siente más cómoda y está lógicamente acostumbrada a estar sola en todos los sentidos, pero últimamente...el silencio que la ha estado rodeando por estos dos últimos días, la tiene inquieta y hace que se sienta demasiado vacía. Se siente aislada y eso, le esta dando a dar estrés todos los jodidos días.

Dirigió nuevamente sus ojos hacia aquellos hombres que la miraban para luego volver a desviar la mirada, sinceramente, no se sentía incomoda con esas miradas encima de ella pero en su desearía que le dejarán de ver sin que ella le sacará los ojos de sus socates. Se supone que sólo dos par de ojos en específico la pueden ver con aquel deseo insaciable, y sinceramente, desearía que esos dos ojos la volvieran a ver como la primera y última vez.

Celos siempre serán celos, jamás van a desaparecer ya que es algo natural en el ser humano...¿pero tenerle celos a una muerta? Ya es algo patético y sinceramente, le acusa gracia ahora que lo piensa. Lo más que puede hacer, es hacerle sus propios chupones...

- Mmmm~

...y eso, si que le gustaría hacer con ganas lo cuál le dibujó una sonrisa pícara en sus labios.

- Hola~ - una voz le sacó de sus pensamientos para ver aquellos tres hombres frente suyo, rodeandola. - ¿Qué haces tan sola le estos lados, pequeña? - cuestionó uno, colocando una de sus manos al lado de su cabeza para que el pudiera inclinarse un poco hacia ella.

- Podemos acompañarte. - sugirió otro, acercándose a su oído mientras el olor a cerveza le llegaba a la nariz. - Solo por unos minutos. - ronroneo algo ronco.

Y por una jodida razón, la princesa no reaccionaba por lo que el tercero que era más alto que los otros dos y tenía un tremendo tabaco en su boca, le tomó suavemente la barbilla entre sus dedos para que lo mirará a la ojos. Sinceramente, ninguno de los tres eran de mal aspecto pero las palabras que dijo este tipo, hicieron que la guardia de la princesa nuevamente se despertará. - Te verías hermosa atada sobre una cama.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora