Cap 14; La Vuelta

15 2 0
                                    

Hablando de terrazas, las tres hijas del rey estaban en el balcón de los apocentos de la rubia, compartiendo el almuerzo mientras sus sirvientes almorzaban con Terry.

- ¿T/N, no a llegado? - pregunto la mayor de las tres.

- La señora Pony había dicho que fue a ver a Neil y Tom. - comento Patricia. - Debió ir por una caminata. - continuo.

- Lucifer había dicho, que todas las mañanas saca a Satanás para correr. - informó Annie.

- ¿No dijo cuando volvía? - Candy pregunto.

- En la tarde, pero antes del anochecer.

La rubia suspiro. - Parece como si no la conociéramos por nada en el mundo. - comento triste ganándose unas sonrisas algo apagadas proveniendo de sus hermanas menores. - ¿Como nadie se daba cuenta que ella se escapaba?

- Nadie sabe, la señora Pony cada vez que entraba no veia nada raro. - Annie se encogió de hombros. - Pero yo pienso que era lo correcto. - sonrió.

- Estoy de acuerdo. - también sonrió Patricia. - Si no se hubiera escapado de vez en cuando, nunca hubiera conocido a Lucifer o Oliver, tampoco se hubiera convertido en la señorita que es ahora. - razonó.

- No seria la rebelde que siempre a sido. - corrigió la mayor haciendo reir levemente a sus hermanas.

- Pero lo que no entiendo, es que si ella siempre se escapaba, ¿porque se fue cuando la hermana María le fue a llevar la cena? - pregunto lo que la estaba atormentando desde que Lucifer le contó lo que hacía su hermana, cosas que ellas nunca se imaginaron que ella haría.

- Esa es una buena pregunta. - concordó Patricia acomodandose los lentes.

Annie, quien era la tercera de las hermanas y la segunda más callada, decidió caminar hacia el balcón para ver al horizonte. Ella es muy apegada a su hermana mayor pero por los breves y pequeños recuerdos que ella tiene de su hermana menor, ellas eran unidas--las cuatro eran muy unidas, la menor haciendo el papel de hermana mayor ya que Candy para esos tiempos, era un desastre. Compartieron sonrisas, travesuras, regaños, heridas y mucho más, hasta ese horrible dia que nadie puede olvidar aunque quisieran, sus corazones están rotos y solo su hermana rebelde puede sanarlos.

- ¿A quien ves~? - escucho la voz burlona d la rubia a su lado, trayendola al mundo real donde vio a Archie quien le sonreía.

- A nadie. - respondió la peli-negra mientras devolvía la sonrisa. - Pero ese traje le queda bien a Anthony, ¿no crees Patty? - comento cuando vio al rubio mientras la peli-corto trataba de no reír.

- Yo no sé de qué me están hablando. - la rubia respondió, apartando su mirada del rubio con sus mejillas coloradas mientras las menores reían.

~

El sol ya estaba ocultándose nuevamente mientras Terry lo observaba con una taza de café en la mano, como aquella mañana o mejor dicho desde la mañana, el joven aún pensaba en aquella princesa que siempre estuvo oculta del público. No entendía la razón el porque el rey quiso encerrar--o trato de encerrar--a su propia hija, aislarla del mundo y de su familia es algo que a ningún ser viviente se le debe de hacer a menos que ellos lo decidan pero no tiene logica que una niña, quisiera vivir encerrada desde que nació. Los niños ricos, pobres, huérfanos, siempre serán niños, seres vivientes e inocentes que solo quieren ser libres y ellos tienen el derecho a ser libres y tienen también el derecho de conocer nuevas personas y a jugar.

Pero este tema de la realeza, no le cuadra a Terry por ningún lado. El joven a escuchado que a los príncipes y princesas, se les entrena desde pequeños a ser damas y caballeros, siempre tienen clases con estrictos profesores, estrictas reglas que deben de obedecer y tareas muy difíciles que deben de cumplir pero aún así, dejan que el niño se divierta así que... ¿Que hay de diferente en la menor que el rey no le pudo dar una infancia como se debe?

- ¿En que piensas? - la voz de la princesa lo saco de sus pensamientos mientras el joven la veía, noto que estaba en su caballo quien bufeaba y que ella tenía puesta ropa de hombre cosa que le pareció raro al joven ya que, cómo dije, a las princesas se les enseña a ser unas damas.

- En nada su alteza. - respondió dandole una sonrisa a la menor, asegurandose que todo estaba bien.

- Voy a finjir que te creo. - comento soltando un suspiro decepcionada. - ¿Quieres dar una vuelta? - ofreció, bajandose de su caballo el cual era más alto que su jinete.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora