Cap 115; Miedos de Una Princesa Enamorada

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- ¡Ay ¡No puedo ver! - exclamó dramático Archie, por lo que su primo le tapó los ojos. - ¡No! ¡Quiero ver! - se quejó.

- Cállate Conwell. - regaño el rubio, viendo atentamente a su amigo. - No hagas una estupidez, Terry.

Sin querer, la menor trago ondo mientras examinaba al mayor de pies a cabeza. El peli-negro vestía una camisa de botones azul marino manga corta, jeans negros algo desgastados y zapatos deportivos de la marca Timberlan azul-negro mientras que sus ojos zafiros, le miraban fijamente.

Quería decir algo, ¡lo que fuera! Una queja, un comentario frío, de disgusto o uno sarcástico pero no podía, no podía ni decir 'hola' mientras que su novio estuviese allí parado viéndole hasta al alma mientras estaba vestido de esta forma —hasta podía jurar, que la sirvienta se estaba babeando a sus espaldas.

- ¿Qué...? - comenzó suave, muy suave para su gusto —casi un susurro —por lo que tuvo que aclarar su garganta, para dirigirle nuevamente la mirada. - ¿Qué necesitas? - cuestionó, su tono de voz y expresión de cara volviéndose tosca.

Silencio...

- Vamos ¡Terry! - dijo el cuatro ojos entre dientes. - Si algo ¡maldita sea! - urgió, apretando los puños de los nervios que sentía.

- ¿Qué? ¿Qué sucede? - el peli-lila pregunto algo perdido, queriendo saber que esta ocurriendo así que Anthony le dejó ver. - ¡Oh!

- ¡Sssssssssshh!

El silencio la estaba matando, la impacientaba y la mirada del mayor sobre ella no ayudaba para nada, no era justo que él le hiciera esto, no debe hacerla sentir ¡así! Se supone que él no debe de estar allí parado, viendola y sin decir ¡nada!

Soltó un suspiro, uno tembloroso, para calmar sus innecesarios nervios y la rabieta que se le estaba empezando a formar por dentro. - Mira si no tienes nada que dec—¡¿MM!?

- ¡AH! - los tres mosqueteros se abrazaron entre si.

Terry la estaba besando. ¡la estaba besando! Y para asegurarse de que la chiquilla no se escapara, con su brazo derecho rodeó la pequeña cintura de la menor mientras con su mano izquierda, mantenía en sitio su cabeza mientras ella forcejiaba para librarse de él.

No quería besarlo, no cuando tiene ganas de matarlo y abrazarlo a la misma vez.

- Terry.. - susurro en un suspiro, tratando de que este parara pero sólo fue callada de inmediato por su lengua caliente, que se atrevió a explorar su caverna y hacer que por instinto, se pegue al peli-negro y le rodee el cuello con sus brazos mientras que él, sonreía levemente al obtener más acercamiento entre ambos.

La sirvienta aún estaba allí parada, viendo con la boca abierta y un leve sonrojo como el Grandchester hacia suspirar a la cuarta princesa por aire mientras él se aferraba a ella como nunca, una escena, que jamás se espero.

Terry abrio los ojos, haciendo que estos se conectarán con los de la sirvienta y la hicieran estremecerse de miedo por la mirada fea que el joven le daba, la estaba hechando para que les diera más privacidad a lo que la sirvienta se sonrojo aún más y salió corriendo. Al ver que la chica desapareció de su vista, el peli-negro jadeo satisfecho mientras volvía a cerrar los ojos para continuar besando a su novia. Tenía la teoría de que la sirvienta iría a regar el chisme acerca de lo que acaba de ver, pero no se queja, ha estado por mucho tiempo sin su enana y prefiere que todo el jodido mundo se entere de que la cuarta hija del rey, es suya.

La señora Pony caminaba por aquellos pasillos tranquilamente, que al ver a los tres mosqueteros abrazados en una esquina, decidió acercarseles algo confundida. - ¿Qué les pasa, muchachos? - fruño el ceño.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora