El almuerzo fue servido sobre la mesa real mientras ocho pares de ojos, devoraban aquellos deliciosos platillos que los seducian, todos a excepción de la menor de las princesas. T/N había terminado su regalo de bodas —dándole una tremenda alegría a Annie—lo cual la dejo sin algo que hacer nuevamente, estaba aburrida hasta las metras y tirarse por un barranco es una maravillosa idea en estos momentos. Podría montar a caballo pero se aburriria en segundos, podría practicar sus deportes favoritos pero terminaría arrechandose de lo fáciles que son, leer un libro no funcionará ya que ninguno le interesa y El que su novio le recomendó lo ha leído unas treinta veces, pintar otro cuadro tampoco serviría ya que su cuerpo requiere acción, no puede hablar con Terry porque esta ocupado y si lo secuestra le atrasara su trabajo.
- Señorita. - llamo la señora Pony, no obtuvo respuesta ya que la pequeña tenía sus ojos cerrados y los brazos cruzados —como si estuviera durmiendo. - Señoritaaaa. - volvió a llamar, esta vez dándole unos leves golpes en la cabeza mientras se ganaba una mirada molesta de la princesa. - ¿Será que vas a comer o te tengo que dar la comida en la boca mi niña? - pregunto, haciendo que los presentes rieran y se ganaran una mirada fea de la menor.
- No tengo hambre. - respondió de repente mientras volvía a cerrar sus ojos, ignorando el estado de shock de los demás: todos en el castillo sabían que la rebelde tiene un agujero negro como estómago, tampoco se atrevería a rechazar algún platillo exquisito hecho por la señora Pony así que...algo debe de estar pasando.
- ¿Co..como que no tienes hambre? - cuestionó Albert nervioso, ya que ni cuando ella se ponía a pensar en loqueras su apetito desaparecía así nada más.
La menor se encogió de hombros despreocupada. - No tengo hambre. - repitió en un tono aburrido y ronco, haciendo que sus parientes se tensaran.
La señora Pony suspiro. - Trata de comer algo. - le dijo, alborotandole un poco su cabellera (c/pelo). - Tu cerebro necesita oxígeno para funcionar. - comentó mientras se alejaba de la mesa. - A ver si se te quita lo malhumorada que estas. - dijo lo suficientemente fuerte para que le escuchará ya que en su opinión, la menor sólo estaba molesta por algo.
La menor bufeo molesta, entrando nuevamente en su mundo y bajarle el volumen a su alrededor, dejandola sola con sus pensamientos aburridos. Escocia. Claro su viaje a Escocia, el cuál ella le planteó a su padre, un viaje que la separa de sus hermanas y novio.
Sus ojos se ensancharon. - Mierda. - claro, Terry, no pensó en él cuando realizó aquella decisión. Se sentó derecho en su silla, con sus ojos en blanco mientras se pasaba una mano por la cara. - Insensible. - se dijo asimisma. - Débil. Idiota. Inmadura. - se empezó a maldecir, tomando la cucharilla y comenzar a comer su almuerzo. - Por la puta madre que nos creo, T/N. - tomó un muslo de pollo para devorarlo, los presentes no le prestaron atención ya que pensaron que la rebelde volvió a su estado normal. - Ese tu novio, TU novio, y es tu maldita responsabilidad de informarle a donde carajos te vas a desaparecer ¡maldita sea! - rompió el plato con su cubierto, atrayendo nuevamente la atención de la presentes sobre ella lo que provocó, que se mordiera el labio inferior. - Lo siento. - susurro, dejando que una sirvienta se llevará el plato destrozado para traerle uno nuevo con comida. - No—no tengo hambre. - dijo con un tartamudeo y una voz frágil, cosa que le preocupó a los presentes de inmediato.
- ¿T/N? - llamo Patricia a su hermana muy preocupada, ya que la menor estaba palida. - ¿T/N? - volvió a llamar al no obtener respuesta.
La menor no logro escuchar la voz de su hermana mayor, estaba atascada, paralizada, congelada en otra dimensión o en otro mundo en el que veía a su querido novio, ser asesinado por sus enemigos. ¿Y donde estaba el? ¿Porque no podía moverse? ¿Porque no podía ir a ayudarle? ¿Porque no podía ni ir a pedir ayuda? Si garganta se apretaba sola, lo cual hacia no logrará respirar bien y su respiración se acelerará para obtener el aire que sus pulmones lloraban.
Neil soltó su cubierto de golpe al ver esto, apresurandose para estar a su lado. - Hey. Hey. Respira. - le dijo, tratando de calmarla.
T/N aún no escuchaba a nadie, sólo podía ver como el color rojo se empozaba bajo el cuerpo de su “difunto” novio el cual la veía, sus ojos azules clavados en ella mientras le pedían silenciosamente ayuda. Su pecho le dolía y su respiración empeoraba a cada segundo que pasaba mientras buscaba algo al que aferrarse, cosa que fue el brazo de Neil mientras él y los demás trataban de ayudar a la princesa. - ¿Terry? - susurro, al ver que el color azul de aquellos hermosos ojos se drenaban lentamente al igual que ella, podía escuchar su propio corazón latir en sus oídos. - Terry.
- ¿Terry? - repitió Anthony quien logró escuchar aquél susurro, abrazando a una Candy muy asustada.
- ¡¿Qué diablos pasa aquí?! - pregunto alterado Tim quien entró al comedor después debo ir de que en ese lugar se formó un alboroto, sólo que jamás se esperó ver a su querida amiga estar en un estado tipo asma, lo cual, es algo de otro mundo cuando se trata de esta enana. - ¡¿Qué le sucede?! - volvió a preguntar, corriendo al lado de la chiquilla.
- Llama a Terry. - ordenó Neil, procediendo a quitarle la camisa a la menor para que n se sintiera tan ahogada.
- ¿Qué? - el castaño con sombrero le miro confundido.
- ¡Ve por Terry! - repitió en voz alta el contrario, ganándose un asentimiento de cabeza del vaquero.
Tom salió corriendo por donde vino, casi chocando con un algunos sirvientes que estaban extremadamente alterados y preocupados por su princesa, aún así continuó corriendo sin importarle el resto mientras iba en busca, del azabache ojos azules.
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La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)
FanfictionBasado en el anime "Candy Candy" y la novela/serie llamada "El Sultan". Está historia la escribí en cuadernos y lapicero, los errores autógraficos me los corrigió mi hna quien fue la primera en leer esta historia, si ustedes logran identificar algún...