Cap 34; Noche Larga

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- Así no se sujeta el arco. - Albert le dijo a la (c/piel) quien tenía en la mira a un venado que pastoreaba, su arco lo sostenía bien pero sabía que el rubio lo decía para molestarla. El rey había decidido poner a todos en parejas para la casería y desgraciadamente, le tocó a éstos dos juntos. - T/N. - la llamo un poco molesto.

- ¿Que? - pregunto con los ojos aún sobre el venado.

- Así no se sujeta el arco. - le repitió.

- ¿Y eso a ti te importa? - le volvió a cuestionar, juntando sus cejas al ver que el mamífero comenzó a mover sus orejas.

- Si me importa. Me irrita el alma. - fruño el ceño, cruzando sus brazos sobre su pecho.

- A mi me importa dos pepinos lo que te irrite o no. - se labio el labio inferior.

- Pues debería. - gruñó entre dientes.

La princesa soltó un suspiro mientras bajaba su arma al ver que la presa salió corriendo, ahora, decidió mirar al rubio. - ¿Cuál es tu maldito problema? - le pregunto, porque aunque ambos estuvieran molestos con el contrario la menor podía saber que este imbécil le pasa algo.

- Mi problema es; que me estás ignorando. - explico con un tono obvio.

- ¿Y? - guardo su arco mientras comenzaba a guiar a Satanás por los frenos para buscar otro animal que cazar.

- Y quiero saber el porqué. - le respondió el mayor, siguiendola con su caballo blanco.

- Los sentimientos de mis hermanas van primero. - se detuvo para verlo otra vez. - Luego los tuyos.

- Yo no me refería a eso. - sonó su lengua. - Me refiero al porque no pudiste decirme que eras de la realeza. - hablo molesto. - ¿No confías en mí pero si en ese plebeyo?

A la mención de Terry, el ojo derecho de la rebelde dió un pequeño salto. - No metas a Terry aqui. - le advirtió molesta.

- Claro que lo debo meter. - se acercó un poco a ella. - ¿Que tiene él que no puedes confiar en mí?

- Muchas cosas. - apretó su mandíbula.

- Un plebe..

- ¡Si! ¡Un maldito, mugroso y asqueroso plebeyo! ¡¿Y que!? - lo corto bruscamente, haciendo que algunos pájaros cercanos salieron volando de sus escondites y que los corceles presentes bufearan.

Albert estaba sorprendido con aquella explosión pero luego sonrió satisfecho, ya tenía en claro quien era este Terry para su amiga. - Te cambió. - hablo en un tono suave.

Cayendo en conclusión, la menor sonrió. - Te odió.

~

Devuelta al castillo, la vena era devorada por los habitantes de este, todos tenían enormes sonrisas en sus rostros-hasta la rebelde sonreía levemente. Aunque había una duda..

- ¿Dónde está Maritza? - pregunto la señora Elroy, dirigiendose hacia Eliza.

- Esta en el pueblo. - sonrió la menor.

- ¿Sola? - la mayor pregunto preocupada.

- Nope. - tomo su copa de vino. - Está con el joven Terry. - los tres mosqueteros, quienes estaban en sus esquinas, pelearon los ojos ante esto. Las tres princesas mayores se tensaron. Albert miro de inmediato a su amiga mientras Neil tragaba ondo al lado de T/N, todo esto haciendo que Eliza sonriera. - Ambos se han vuelto muy amigos. - añadió con una sonrisa.

- ¿Estás bien hija? - el rey le pregunto a la rebelde quien había tomado la botella de vino para tomarsela, Neil haciendo todo lo posible para quitársela.

La menor suspiro satisfecha al terminar de beber. - Mnm. - asintió, da dondole al castaño la botella vacía lo cual lo puso algo nervioso.

- Como decía.. - Eliza volvió a hablar. - Los quiero casar.

La cuarta princesa tomo un cuchillo, Neil tomándola de la mano para calmarla. - No creo que sea buena idea. - dijo rápido Candy, sabiendo que su hermana estaba lista para cortarle la lengua a esta serpiente.

- ¿Porque no? Ellos se aman. - Albert vio como su amiga apretaba el mango del cuchillo mientras Eliza tomaba muy tranquila su vino. - Justo, como lo planeado.

- Estoy de acuerdo, entonces. - el rey asintió, alarmando a sus hijas mayores.

Los mosqueteros se miraban entre si totalmente preocupados, no sabían que pasaría o que tenía Eliza planeado pero si sabían, que iban a matar a Terry cuando regresará de su pequeña "cita".

~

- ¿Que hacemos aquí, Maritza? - le pregunto el peli-negro cuando la nombrada volvió a la mesa con unas botella y dos vasos.

- ¡Para divertirnos! - exclamó emocionada, abriendo la botella para servirle.

- Creo que ya sé por donde va esto. - él no tenía problema con este "plan" ya que ella no sabía, que él puede manejar su alcohol pero bueno-debe hacerse como el que no puede manejar ni un trago. - Yo no tomo, Maritza.

- Oh vamos. - le acarició la mejilla. - Mañana tenemos el día libre. - le ronroneó mientras le entregaba un vaso. - Salud. - le guiño un ojo.

Así pasaron toda la noche; se terminaba una botella la menor mandaba a traer otra, Terry tomaba sus tragos muy tranquilo mientras notaba como la contraria botaba los suyos. La joven estaba jugando un juego que no era el de ella pero el mayor, ya tenía en pie su acto el cuál rogaba que era creíble.

| Ayyyy
Alguien se metió en problemas
Ah! Y perdón que haya actualizado,
es que Wattpad estaba algo loco con mis capitulos |

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora