Cap 66; Los Hermanos Monarquiz, Conocen a Ma'am

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Llegando al mercado que estaba cerca del puerto principal, estaba la cuarta princesa guiando a su corcel negro mientras eran seguidos por Miler y Eric quienes vestían ropa casual para no ser reconocidos. La menor veía de un lado al otro, memorizandose el lugar, sus olores, las voces y caras de los vendedores de sus respectivos puestos, por ahora, todo estaba tranquilo a sus ojos pero su destino era el puerto.

Satanás relincho al ver unas manzanas. - ¿Quieres unas? - la menor le pregunto, a lo cual el corcel volvió a relinchar mientras que la rebelde se acercaba al puesto de frutas. - Buenas tardes. - saludo. - Deme dos kilos de manzana, por favor. - pidió, el vendedor asintiendo para embolsar su pedido y entregarlo.

- Aquí tiene. - dijo mientras aceptaba el dinero, viendo como la chica le dio una manzana a su caballo y guardaba el resto. - Usted no es de por aquí, ¿cierto? - pregunto.

- Cierto. - la joven volvió a dirigirse al hombre. - Quisiera establecer un museo de artes por aquí cerca, pero, he escuchado que hay muchos atracos y tramperos por estos lados. - mintió, esperando a sacarle algo de información al mayor.

- Por éstos lados no se ven ese tipo de cosas, señorita. - corrigió el vendedor. - Eso pasa en el puerto, cosa que empezó recientemente. - comento.

- ¿Sabe quien lo empezó? - pregunto Miler. - Quizás podamos hablar con él. - se encogió de hombros.

- Enrique Monarquiz, pero dudo que puedan hacerle algo. Es millonario. - respondio.

La princesa fruño el ceño, ya tenía el nombre de la persona que quiere poner patas arriba la economía de su país, así que debían continuar. - Solo porque tengan lgo de plata no significa nada, señor. - le dijo en un tono frío mientras se montaba nuevamente sobre su caballo. - Que pase buena tarde. - se despidió, los tres dirigiendose al puerto.

~

Al llegar al puerto, fueron recibidos por el olor a mar y miradas extrañas de los pescadores mientras ellos, se dirigian a dónde provenia el sonido de una discusión.

Al llegar aquél lugar, vieron hombres armados con armas de fuego que mantenían seguros al yate y a un peli-naranja que cacheteaba a un pescador, dandoles a entender al trío que ese era uno de los de arriba. Con una última cachetada, el peli-naranja lanzo al sangriento pescador a los brazos de la princesa.

Su respiración era pesada mientras veía los ojos de la joven. - Señorita. - susurró en dolor mientras sonreía, no era duda—era ella.

El peli-naranja noto al trío. - ¿Y quiénes son ustedes? - pregunto.

- Venimos por Enrique Monarquiz. - contestó Eric, viendo como su jefa dejaba acargo a otro pescador del casi muerto.

El extrañó se quedó callado, clavando su mirada sobre la princesa para el disgusto de Eric y Miler. Otro peli-naranja igual al que tienen en frente salió del yate, este siendo escoltado por dos Pitbulls rojos mientras que el nuevo personaje se paraba al lado de su gemelo.

- Enrique. - el primero se señaló asimismo. - Elías. - señaló a su hermano. - Más conocido como los gemelos Monarquiz. - finalizó.

- A nosotros nos informaron de que, Enrique Monarquiz, fue el que comenzó los robos en los puertos. - dijo Miler.

- La gente nos confunde por ser iguales pero si, nosotros iniciamos los robos ¿y qué?. No es como si ustedes pudieran hacer algo. - Enrique se encogió de hombros con una pequeña sonrisa.

- Hay muchas cosas, que podemos hacer. - fruño el ceño Eric.

- ¿Cómo cuáles? - cuestionó Elías. - Ya que yo solo veo a dos renacuajos... - caminó hacia la menor. - Ser acompañados por una hermosa dama. - sonrió, haciendo que Satanás bufeara y rodeará a la menor con su cuerpo. - Vaya, al parecer alguien es celoso. - comento con una sonrisa picara.

- Obviamente, hermano. - Enrique se acercó a su hermano, mirando a la pequeña con los mismos ojos que tenía su gemelo. - Quién no lo sería al tener a una bella mujer a su lado. - sonrió con picardía.

La princesa sonrió levemente ante sus piropos, al igual que podía presenciar lo molestos que estaban sus hombres por lo que decidió hablar, antes de que se formará un desmadre. - T/N White. - se presentó, viendo como los gemelos se tensaron de inmediato. - Pero me pueden llamar ma'am. - les dijo, Eric y Miler sonriendo con autoridad.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora