Cap 80; Calma

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Nuevamente en la habitación de la cuarta princesa, estaba la pareja en silencio mientras que el peli-negro se dejaba secar el pelo, con su novia. Ambos no han dicho nada desde que llegaron, sólo tomaron una ducha—cada quien por su lado—para ahora estar en esta situación el mayor más que todo quedándose callado y esperar, que su novia misma hablara.

- Lo del comedor... - susurro la pequeña, sacándole a él de su pensamientos. - Fue algo que creo mi mente, por estar pensando en...cosas. - se lambio el labio, al igual que soltaba un suspiro tembloroso mientras que sus manos comenzaron a temblar. - Mi padre y yo habíamos planeado un viaje a Escocia, para hacer una alianza con el presidente, viaje que yo realizaría sin... haberte, dicho. - asintió no muy complacida consigo misma. - Y en esta ilusión pues tú.. tú moriste. - finalizó, apretando sus puños.

Ambos se quedaron nuevamente en silencio.

Terry sabía que la rebelde tenía la manía de pensar más de lo normal acerca de un asunto, cosa que es malo para todo ser humano viviente, pero nunca se imagino que esos pensamientos tan profundos la harían imaginarse algo como esto. La joven estaba pensando en como decirle que se iría por un tiempo, le daba muchas vueltas al asunto que terminó traumandose ella sola solo porque no quiere que nada le pase, gracias a los enemigos que tiene.

Soltando finalmente un suspiro, el joven tomó suavemente una de las manos de la princesa que reposaba sobre su hombro para así el jalarla y sentarla sobre su regazo, trato de verla a los ojos pero la chiquilla mantenía su cabeza agachada. - T/N. - le llamo, pero al no recibir la reacción deseada tuvo que tomarla de la barbilla y hacer que sus miradas se cruzarán. - Hey.

- ¿Mm? - respondió un tanto desanimada, sus ojos mostrandole al mayor un brillo triste que no le agradaba al peli-negro.

- ¿Qué pasa? - pregunto en un susurro, fruñendo el ceño cuando su novia se alejo de su agarre mientras desviaba sus ojos (c/o).

- Estas molesto. - murmuró, no era una pregunta sino una afirmación y eso más la acción de taparse la cara con sus manitas para no verlo, le hizo reír levemente al mayor.

- Eres adorable ¿sabes? - dijo, ganándose un quejido de desacuerdo la rebelde. - Mirame. - le ordenó, quitándole las manos del rostro en el procesó, demostrando que le sonreía levemente. - No estoy molesto, y tampoco lo estaría si te hubieras ido sin avisar. Más bien.. - acercó su rostro al de ella, forzandola a ver sus ojos azules. - Me hubiera buscado, como loco, y no me detendría hasta tenerte entre mis brazos para perderme en tu fragancia. - le dijo, sonriendo al ver que la contraria río levemente ante su cursilería.

Estaba más relajada mientras sonreía grandemente para tumbarlo a la cama, sacándole una carcajada al mayor y comenzar una guerra de cosquillas. Esta es su enana, esta es la enana que él logró conquistar ni aquella que temblaba como becerro recién nacido.

La segunda hija del rey estaba frente a su ventana viendo las oscuridades que la noche proveia cada vez que se aporedaba del reino, el ambiente estaba tranquilo y relajado opuesto a como estaba la conciencia de la pelo cortó, se podía decir que estaba peor que el mar cuando es luna llena. En cuatro semanas más se celebraría el gran día de su boda con Stear, sería una Conwell y compartiría el resto de su vida junto al hombre que ama con todo su tímido corazón pero, tenía un mal presentimiento.

Lo que había pasado con s hermana en el comedor la tenía algo aturdida y preocupada, creé que la vida de su hermana corre peligro ¡en especial si se va a Escocia! ¿Qué harían si algo como eso lograba ocurrir nuevamente? No duda de las habilidades de aquellos hombres que protegen ciegamente con su vida a la rebelde, sólo que no cree que ellos logren calmarla en aquel estado—nisiquiera Lucifer lograría ya que hasta Terry tuvo algo de dificultad para hacerla reaccionar.

Literalmente, no sabía que hacer.

- Patricia. - escuchó la voz de su futuro esposo llamarla mientras este la rodeaba con sus brazos, tratando de quitarle las preocupaciones que le molestaban. - Por favor deja de pensar en cosas innecesarias. - susurro, sabiendo que después su novia tendría un dolor de cabeza.

- La salud de mi hermana, no es algo innecesario en la que no deba pensar. - suspiro, derritiendose en los brazos del mayor sin esperar a que su novio le dijera algo para que se calmara. - Sé que es fuerte, pero aún así me preocupa. - comentó triste.

- Patricia. - el mayor la giro para que lo viera. - No pienso prometerte algo, en el que no estoy seguro. - dijo sincero. - Pero lo que sí sé... - le acarició la mejilla. - Es que tú “inocente ” hermana, así se esté muriendo, hará lo que sea en su poder para verlas sonreír ya que ella sabe cuidarse sola. - le recordó con una sonrisa. - Mientras que ustedes.. - le dio un leve golpe en su frente, haciendola reír levemente. - Sólo saben hacerla enojar. - bromeó, logrando suavizar ese ambiente desagradable alrededor de su prometida.

El no estaba seguro de nada, pero aún estaba seguro de sus palabras. Aquella princesa rebelde, logrará afrentar lo que sea que se atreva ponérsele en el medio en especial, con Terry a su lado.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora