Cap 95; Vuele la Reina

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- Estoy viejo para los jueguitos, muchacho. - se quejó el peli-rojo mientras veía con flojera al sujeto que se atrevió a entrar en su oficina y no le permitía salir de esta, enserio tenía que salir de allí y pelear junto a las princesas o jamás se lo perdonaría pero este ser, se las pone difícil.

El joven río levemente. - Pero si los juegos apenas empiezan~ - ronroneo, lanzándose un cuchillo que el mayor esquivo. - El juego de eliminar a la realeza ¡aún sigue en pie! - suspiro soñador, haciendo que Miler fruñera el ceño. - ¡Oh! En especial a esa cuarta princesa misteriosa que se rumora. - añadió, provocando que el contrario tratará de atacarlo con un palo de escoba pero el menor, logro esquivarlo. - Ay~ que rudo. - hizo punchero. - Pero no te preocupes.. - ladeo un poco la cabeza, una asquerosa sonrisa dibujandose en sus labios. - Mis señores los Monarquiz, serán muy amables con ella. - río tontamente.

Miler estaba molesto, no perdonaría a aquellos que se atrevieran a hablar de ese modo acerca de su princesa, si lo permitía, dejaría de llamarse Miler Hudson. Posicionandose para atacarlo, el contrario sonrío satisfecho con su reacción por lo que también se preparó para atacar, sólo que antes...

- ¡Agh!

..una navaja fue clavada en su cuello.

- Hablas mucho, para morir tan rápido. - dijo una voz masculina en modo robótico mientras dejaba que el cadáver cayera a sus pies, revelando a un chico de estatura baja, piel blanca como nieve y de pelo y ojos azul cielo. - Usted debe de ser, el señor Hudson. - afirmó el extraño mientras limpiaba su navaja con un lindo pañuelo.

- Así es. - el mayor contestado, mirándolo de la cabeza hasta los pies con cuidado ya que su innotable aura, era algo fuera de lo común. Tampoco se veía que fuera físicamente fuerte pero en la forma en que sostuvo esa arma blanca, sabía que estaba bien entrenado para matar hasta con los ojos cerrados, su vestimenta también era algo peculiar o mejor dicho, su uniforme era algo raro ya que era como un tipo capa sobre unos pantalones con diseños un tanto raros, indicando que no era del país. - ¿Tú quien eres?

El menor lo vio a los ojos, sus ojos azules penetrandole el alma para ver que el mayor no le tenía confianza, cosa que era entendible, así que soltó un suspiro de cansancio. - Kuroko Tetsuya. - respondió con su tono robótico.

- ¿Quién te envío? - cuestionó nuevamente.

- Yo. - otra voz habló detrás del chico, esta vez femenina, haciendo que su corazón comenzará a latir en un ritmo inusual. - ¿Hay algún problema con eso, Hudson? - preguntaron mientras asomaban la cabeza detrás del chico Tesuya, una tierna sonrisa siendo dibujada en aquellos lindos labios que normalmente mascullan molestia.

Había pasado un mes, un condenado mes y ahora, había llegado. Finalmente. - T/N

Nuevamente, en la sala del trono, ya habían un par de muertos de parte de ambas bandas pero aún continuaban con la lucha.

- ¡Ah! - Patricia cayó al suelo después de ser apuñalada en el estómago con la espada del enemigo, sus lentes se habían roto pero ella podía verla cara del supuesto triunfo que tenía el contrario mientras este, sostenía su espada bajo su menton.

- Todo termino, princesa. - se burló, alzando la espada para acabar con todo mientras la pelo cortó le veía.

Era algo estúpido de creer pero no tenía miedo, no le tenía miedo a lo que le llegase a pasar en estos momentos ya que su cuerpo, por alguna razón, le decía que s mantuviera calmada y con la frente en alto.

Stear volteo a mirar a su esposa, viendola arrodillada en el suelo mientras un sujeto se preparaba para matarla. - ¡NO! - grito con desesperación, teniendo el corazón casi fuera del pecho.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora