BONUS; Luna de Miel, Con El Cazador

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La leve brisa del medio dia era refrescante mientras estuviera fuera de un lugar cerrado, por ejemplo; estar frente a una gran fuente que era rodeada por diversos colores de rosas las cuales se movían al leve ritmo de aquel vestido color azul oscuro con diseños en negro y dorado. El aroma a rosas era satisfactorio para sus fosas nasales, el sonido del agua correr y los pequeños cantos de aves hacia que aquella gran mansion que servia como una "casa de campo" tuviera un aura de misterio aunque tuviera algunos sirvientes retocando por dentro.

El ambiente era pacifico, muy pacifico para hacerla caer dormida entre aquella cama de rosas y sus espinas. Un ambiente dulce, pacifico y tranquilo que puede ser arruinado por pasos inaudibles para muchos pero no para ella, provocando que abriera los ojos y dejara de disfrutar de aquel acogedor ambiente para empezar a correr, sin importarle que aquel par de paso decidieran seguirle.

Muchos obtarian por entrar a la mansion y comandar a que cerraran las puertas y ventanas para esconderse, pero ella no quería eso. No quería esconderse cuando era su primera vez siendo la presa y no el cazador, asi que obto por comenzar a jugar al gato y el ratón con su atacante. El jardín se extendían por incontables kilómetros que podia llamar su centro de juego; estaba repleto de flores, arboles, artesanías y un laberinto que conoce de pies a cabeza- confuso para muchos pero un ejercicio mental para ella o mejor dicho; su juego favorito del dia.

Sus sandalias negras hacían contacto con las piedras que servían como camino, haciendo ruido y que delataban su ubicación. Debia de ser sincera; quería ser encontrada por lo que no quiso quitarse las sandalias.

Se detuvo en seco, quedando frente a la puerta trasera de la mansion. Su respiración estaba un tanto acelerada e irregular, el hermoso pero maldito vestido la ahogaba. Los pasos volvieron a escucharse detras de sus espaldas, esta vez siendo claramente audibles pero lentos por lo que se dispuso a quitarse las sandalias y dejarlas allí afuera mientras se adentraba en la mansion la cual estaba en total silencio. No habia señales de los sirvientes que andaban por allí hace unos minutos pero al olor a lavanda, flotaba por el aire con tranquilidad.

Miro sobre su hombro cuando hoyo las pisadas venir a su dirección, podia ver como una silueta caminaba hacia ella tranquilamente pero ella, no le daría la satisfacción de la victoria tan pronto, asi que continuo corriendo para escabullirse de la silueta sin ser atrapada.

Abrió de golpe aquellas puertas hechas por la madera de un roble, adentrándose en aquella gigantesca habitación llena de distintos libros. La habitación, o bibleoteca, estaba limpia pero con poca iluminación y el aroma a madera hacían que el lugar tuviera un aspecto de los años sesenta pero dandole el cielo, a aquellos que disfrutan de una buena lectura. Entro en una ala espaciosa, la ventilación e iluminación eran mucho mas generosas gracias a las grandes ventanas que estaban en lo mas alto de la ala. Habia una Monarca que fue muy amable en guiarla entre aquellas paredes de libros, aunque lastimosamente..

- ¡Oh! - un leve quejido se le escapo de los labios cuando piso por equivocación su vestido; habia visto a muchas alzar un poco sus vestidos al andar pero con nada mas usarlo le molestaba asi que no se molesto en hacer tal estupidez, ahora se preparaba para colocar sus diminutas manos en el suelo y evitarse algun raspon en la caída pero sus planes cambiaron cunado la tomaron de manera firme por la cintura.

- Te atrape. - su atacante le susurro al oido mientras evitaba que su cuerpo tocara el suelo, su voz siendo algo gruesa y profunda de lo normal por haber corrido tanto por todo el lugar, con el fin de atraparla. Su firme pecho iba de arriba abajo mientras la camisa blanca y traje negro le cubrían; estaba cansado pero no se detendría hasta obtener su venganza.

La joven comenzo a reir bajo, su cuerpecito temblando gracias aquello, mientras le dirigía la mirada y suspiraba satisfecha. Su comportamiento le trajo una sonrisa al mayor quien se inclino en su adorable calor cuando ella comenzo a trazar los rasgos varoniles de su rostro, su travieso dedo índice se fue a su cuello para tentadoramente deslizarse por este y tomarle bruscamente por la corbata. Sus labios estaban a milicentimetros de distancia, sus respiraciones siendo incontrolables y calientes mientras se mezclaban entre si mientras se perdían en la mirada del otro. - Te tardaste bastante. - gruño un poco molesta, dejando que el mayor oliera la champaña que se tomo hace un par de horas.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora