Sus días de recuperación fueron muy aburridos para ella ya que no está acostumbrada a estar en un solo sitio sin hacer nada, tampoco le gusta que sus hombres y sirvientes le hagan las cosas y aunque agredece las visitas de sus parientes, odia la atención que le dan.
Tan pronto como podía moverse un poco y caminar derecho, era vigilada aún más por sus tres mejores hombres y Leo ya que ella no tenía permitido salir de su habitación y conociendo a la princesa, trataría de escaparse en cualquier momento.
Hoy, era uno de esos días aburridos de su vida así que decidió levantarse, con asistencia de Oliver. - Lento. Lento. - el peli-verde le recordó.
- Puedo hacerlo sola, Oliver. - se quejó.
- No estás en posición para darme órdenes cuando estoy tratando de ayudarte, jovencita. - le sonrió, provocando que la menor bufeara. - Además, sabes que si algo te pasa, nosotros nos morimos. - le dió un leve golpe en la frente mientras colocaba uno de sus pequeños brazos en sus hombros, y su brazo izquierdo le rodeaba la cintura para soportarla.
- Quiero pintar. - le dijo al mayor, quien la sentó en una silla cerca la ventana dónde todo su equipo estaba allí. - Odió cuando hacen las cosas por mi. - gruñó bajo para tomar un lápiz, y comenzar hacer su dibujo.
El peli-verde río levemente. - ¿Cual es el tema? - le pregunto para no hacerla enojar tan temprano, él sentándose cerca para verla trabajar.
- Aún no lo sé. - respondio sin verle, deteniéndose para ver unos ojos que había hecho. - Nisiquiera sé que carajos estoy haciendo. - bufeo para continuar, su amigo riendo.
Pasos se escucharon fuera de la habitación. - ¡¡¡Buenos días~!!! - para dejar entrar a cierta rubia energética junto a sus hermanas y sus novios. - ¿Cómo te sientes? - pregunto con una sonrisa mientras se sentaba en la cama de su hermana.
La menor sono su lengua. - Mal.
Patricia se le acerco para tocarle la frente. - No tienes fiebre. - informo. - ¿Pero te duele algo? - pregunto mientras le revisaba, la menor alejándose de las manos de su hermana.
- Solo me iba a dar un maldito ataque cardíaco. - contestó en un tono molestó, viendo feo a la mayor de las primeras.
Candy le sonrió nerviosa. - Tu sabés que me quieres. - se rascó la nuca.
- Muerta. - dijo en seco para volver a enfocarse en su cuadro.
- ¡¿Eh!?
Los demás rieron mientras la rubia hacia un punchero, provocando que Anthony le diera un dulce beso en la frente. Un toque fue escuchado en la ventana por lo que la menor vio que era, solo para encontrarse con un águila.. ¿negro?. Sip, era negro de pies a cabeza que del tiro parecía un cuervo pero lo que le llamo la atención, fue un papel que estaba atado a su pata derecha.
- Vaya. - sonrió Stear al abrir la ventana y tomar al ave en sus manos para inspeccionarlo. - Jamás creí que hubieran águilas negras. - comento asombrado.
- ¿Seguro que no es un cuervo? - Archie pregunto, ganándose una mirada fea de su hermano.
El águila chillo en molestia por lo que el cuatro ojos lo soltó, dejando que el ave volará por la habitación y aterrizar en el hombro de la cuarta princesa quien le miro raro, el pájaro ignoró aquella mirada y con su pico saco la nota de su pata para entregárselo a la princesa.
La menor arqueó una ceja, aceptando el papel y abrirlo para revelar un escrito. - ¿Qué dice? - Annie pregunto.
La menor se mordió el cachete por dentro, pensando si leer o no mientras qué el pajarraco decidió dormir en su hombro. - Misterio. - comenzó, viendo como los presentes hicieron unas muecas toda raras. - Eso es lo que siempre llevas a todos lados cuando caminas. - alzó una ceja—vaya, el que escribió ésto no juega carritos. - Todos te desean pero solo la oscuridad es tu dueño, a menos, que te resguardes en mis brazos por la noches...- parpadeo unas veces al leer eso.
- ¿Eso es todo? - Archie cuestionó raro.
- No, pero no quiero seguir con esto. - suspiro, entregándole la carta a Oliver para ella continuar con lo suyo.
El peli-verde sonrio divertido. - Y no tiene nombre. - comento, haciendo que las hermanas mayores fruñeran el ceño. - Pero debo decir, el tipo tiene agallas. - añadió, viendo a los cuatro mosqueteros con una sonrisa.
Al escuchar las palabras del mayor, un tic nervioso se le despertó en el ojo a la rebelde quien miro molesta a su amigo. - ¡No ayudas! - exclamó, hechando humo por las orejas.
~
Una risa leve se le escapó de los labios a Terry, estaba en los campos de trigo con los castaños acompañándolo pero aún así, los tres lograron escuchar el grito molesto de su enana preferida.
- Creó que alguien se despertó de mala gana. - nego con su cabeza Neil.
El peli-negro los miro por su hombro. - Es parte de su encanto. - sonrió, haciendo que ños contrarios volvieran a reír.
- Por cierto, no la has ido a visitar. - se cruzó de brazos el vaquero.
- Estoy al tanto de eso. - asintió, volteandose para ver a sus amigos. - Pero solo quiero que se impaciente por verme. - sonrió divertido, los otros dos sonriendo pícaros. - Quiero que averigüe que es lo que yo siento por ella, quiero que averigüe sus sentimientos hacia mi. - su mirada se suavizó.
Los dos castaños se vieron entre si, sonriendo de oreja a oreja. Sabían que este idiota quiere mucho a su angelito y aunque no saben con certeza si la menor lo quiere, ellos harían todo lo posible para que los dos quedarán juntos ya que ambos... se merecen.
| No sé quejen del poema
no sé cómo hacer uno, así qué escribi lo que pude.
Espero le haya gustado el capítulo! |
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La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)
FanfictionBasado en el anime "Candy Candy" y la novela/serie llamada "El Sultan". Está historia la escribí en cuadernos y lapicero, los errores autógraficos me los corrigió mi hna quien fue la primera en leer esta historia, si ustedes logran identificar algún...