Cap 97; "...Contigo."

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Un suspiro de alivió salió de los labios de Patricia al entrar en la tina que contenía agua tibia,pétalos de flores y aceites aromáticos, todo preparado por su amable novio quien decidió hacerle este detalle después de un día tan largo. Y pues, Patricia no se negaría ante tal oferta cuando también se daría un baño relajante con su esposo, quien venía entrando en el baño con una toalla en su cintura y dos copas de vino en sus manos.

- Gracias. - la menor le sonrió agradecida mientras tomaba un sorbo del licor, Stear plantandole un tierno beso en su nariz.

- De nada, mi reina. - le susurro, haciendo que la contraria riera levemente ante el apodo esto haciéndolo sonreír. - ¿Cómo te sientes? - pregunto mientras su mirada se suavizaba, refiriéndose a la herida que se le fue causa en el estómago casi dándole al cuatro ojos, un ataque de todo.

- Me siento bien. - le sonrió. - En verdad no fue para tanto. - le aseguro, tratando de calmarle sus preocupaciones al mayor.

Stear hizo un punchero, colocando su copa y la de su esposa a un lado para proceder a tomar las delicadas manos de la menor, aún viendola con aquella carita de cachorro en llanto. - Esa fue una cortada muy fea. - murmuró bajito, casi inaudible.

La princesa rio levemente ante su comportamiento tan adorable. - Pero estoy viva. - sonrió ampliamente.

- Te iban a matar. - porfio el mayor.

- Pero estoy viva. - repitió.

- Pero..

- ¡Ah! - Patricia le detuvo, colocando su dedo índice sobre sus labios. - Lo importante es que estoy aquí. - sonrió levemente. - Con mis hermanas, con mi padre y contigo. - le dijo, haciendo que su esposo sonriera mientras unía sus labios.

La rubia rio levemente al sentir las manos de su novio acariciar la piel desnuda de su cintura bajo las sábanas que los cubría a ampliamente, estaban en el cuarto de la menor mientras trataban de normalizar sus respiraciones después de realizar ciertas actividades. El mayor dejaba tiernos besos de mariposa en el cuello de la menor mientras lograba sentir aquella felicidad regresar hacia él; por un momento pensó que la perdería aún después de verla pelear contra los enemigos y por su miedo, se había metido en medio para protegerla lo cual se ganó una cortada fea en su cuello.

Milagrosamente, no era nada grave por lo que no daño ninguna vena pero si le dejaría una cicatriz que enamora aún más a la princesa.

- Te amo, Candy. - el rubio le dijo a su novia mientras la veía a los ojos, su voz era un poco ronca gracias a los gemidos y gruñidos que había soltado aquella tarde, al igual que una capa de sudor le cubría su musculoso cuerpo. - Mi reina~ - le cantó con una sonrisa en los labios.

- Yo también te amo, mi rey. - le sonrió, sus largos dedos acariciando con sumo cuidado los puntos que tenía en su cuello. - Te queda bien. - halago, continuando con su caricia.

El mayor levemente ante ese comentario. - Si no hubiese sido por tu hermana, non se que hubiera pasado. - suspiro.

- Si no hubiese sido por ella.. - su mano se dirigió hacia su rostro varonil, posandose sobre l mejilla del rubio. - Muchas cosas hubieran pasado en nuestras vidas. - concluyó, ahora con un tono un tanto triste.

Como toda pareja, ninguno de los dos quieren imaginarse otro mundo o dimension en la que no están juntos —ambos son el amor verdadero del contrario y así quiere que sea hasta el final de sus vidas. Sin querer, la menor comenzó a imaginarse su vida si en verdad se hubiera casado con Albert; hubiera estado económicamente estable gracias al puesto del mayor, también obtendría todo el amor y atención de esté pero su corazón lloraria por Anthony.

La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora