La princesa sonó su lengua mientras marchaba por los pasillos oscuros hasta su cuarto, gracias al cielo que nadie se había despertó por el bullerasco ella y su novio tenían —aunque no le hubiera interesado si los escucharán —, aún está molesta y para completarla, en su cuarto había una maldita plaga.
Leo estaba gruñendo feo a una distancia de la cama en dónde estaba su abuela en la orilla, mientras sus hijos le apuntaban con una navaja que ella siempre tiene bajo la almohada. Los veía fijamente y estaba claro que la gemelos estaban un poco asustados con la presencia de esta vieja, así que, para ella no cometer un jodido homicidio se limitó a tensar su mandíbula aún más de la cuenta.
- Veo que siguen los mismos pasos que los tuyos. - comentó la anciana, finalmente dirigiendole la mirada a la rebelde quien estaba apuntó que le disparaba con el revolver que tenía en su cintura. - ¿Dónde has estado todo el día?
- Trabajando. - gruño, mirando de reojo a los gemelos que aún estaban con la guardia en alto. - ¿Qué haces aquí? - pregunto, volviendo su atención hacia la mayor. - ¿Y cuál es tu maldito problema con mis hijos? - volvió a gruñir, apretando la manilla de la puerta.
Josefina junto sus cejas al oir la última pregunta. - Ellos no son tus hijos. - recordó.
- ¿Y? - la rebelde alzó una ceja.
La contraria sólo suspiro, sabía que no le traería nada discutir ese asunto con ella. - ¿Porque estabas gritando haya afuera? - decidió cambiar de tema.
- Porque me daba la gana. - remiro los ojos.
Recordar la razón de su malhumor en éstos momentos, no es bueno y hacer que está vieja se entere de que el peli-negro es su novio, tampoco sería buena idea ya que tratara de atacarlo a él también.
- ¿El chico es tu novio? - pregunto mientras se levantaba, como si le hubiese leído la mente a la rebelde haciendo que está apretara sus puños. Al notar la reacción de su nieta, la anciana sonrió. - Con que si lo..
- Vieja pierdete. - le ordenó, contándole la oración mientras se atrevía a mirarle a los ojos.
Era evidente que a la White mayor no le gustó esa frase, por lo que decidió acercarse a la menor peligrosamente. Cada paso que ella daba, hacia temblar a los corazones de los gemelos quienes tenían miedo de que ella quisiera hacerle algo a su madre. Cada paso que sus tacones anunciaban, hacían que Leo gruñera aún más y la razón por la que no ha atacado es porque su dueña se lo impide con una señal de mano.
La anciana se detuvo en frente de la rebelde quién tenía que ladear un poco su cabeza hacia atrás para verle los ojos a la mayor, devolviendole con gusto su mirada oscura y hacer que la mayor se moleste más de la cuenta.
- Si crees que te tengo miedo.. - comenzó, su voz siendo baja y fría para intimidar a los desconocidos. - Piénsalo dos veces. - añadió, rodeando con su mano derecha la garganta de la menor y apretarla, haciendo que Leo rugiera pero se mantuviera quieto. - Porque tu me debes tu patética vida. - le recordó.
Oh sí claro, esa era su excusa. Siempre la fue. Josefina White también estuvo involucrada en el tema de su encierro, con el pretexto de que los enemigos vendrán por ella si no la mantenían “a salvo” pero en realidad, solo la quería fuera de la vistes el público por su forma de ser y eso, le daba risa a la menor.
La estaba literalmente ahorcandola pero en vez de la rebelde tratar de escapar de su agarre, le regaló una sonrisa que aceptaba el juego sangriento que su abuela le proponía haciendo que sus ojos (c/o) obtuvieran aquel brillo de picardía y una aura asesina, decidió rodearla.
Esta era una de las arrecheras que a la vieja le daba: la carajita no se sometía a ella de ningún modo, es superior a ella en todos lo aspectos posibles y el hecho de que su hijo tuviera las bolas para pronto darle el trono, le molestaba aún más. Así que, para borrarle esa sonrisa de burla y desaparecer el aura superior a la de ella, la mayor decido apretar su agarre, solo para ganarse una risa de la menor.
Era una risa ronca por la falta, pero la guaricha se estaba riendo en ¡su cara! Era una risa llena de burla, odio y oscuridad que sólo hacia enfurecer más a la mayor al igual que la hacia sentir asqueada. Con brusquedad, le soltó la garganta y la aparto de ella mientras la menor no paraba de reír. Algo harta de su risa, quiso preguntarle que era tan gracioso pero lo que sus ojos vieron en frente suyo, hizo que diera un paso atrás.
La habitación estaba oscura y la única luz que había era la luz plateada del foco nocturno del cielo que entraba por la ventana, el punto es: que gracias a esta luz, los ojos de la princesa que son normalmente de color (c/o) ahora brillaban intensamente entre la oscuridad y bajo la luz de la luna. Brillaban con una tremenda intensidad que llegaba al punto de ser espeluznante, sin mencionar, que sus ojos estaban que brillaban en un color amarillo haciendo que la anciana, apretara su mandíbula.
- Keres White.
Oh sí, igualita a su madre era ese maldito demonio que la miraba sedienta de sangre.
ESTÁS LEYENDO
La Pequeña Rebelde Del Grandchester (G. Terry x Lectora)
FanfictionBasado en el anime "Candy Candy" y la novela/serie llamada "El Sultan". Está historia la escribí en cuadernos y lapicero, los errores autógraficos me los corrigió mi hna quien fue la primera en leer esta historia, si ustedes logran identificar algún...