2 Capítulo 10

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Todos las personas reunidas en la tierra de Istar caminaban hacia la torre de entrenamiento, a ninguno le preocupaba su capitán ni su guardiana, tampoco la princesa, sabían que los tres estarían bien.

Jenna: Aquí es donde entrenarán.

King: ¿Entrenar?

Hawk: ¿Puedo hacerme aún más fuerte? —preguntó emocionado.

Jenna: Obviamente, todos son muy débiles para luchar contra los Diez mandamientos…

Hawk: ¡¿Me llamaste débil?!

Jenna: …así que necesitan fortalecerse aunque sea un poco o el mundo estará en ciertos problemas. Por cierto, hubo un grupo que llegó antes que ustedes y ya están adentro.

Hawk: ¿Será Ban?

King: Ban es solo uno y ella dijo grupo. Yo creo que son Guila y Jerico.

Hendrikson: Creo que van a decepcionarse.

Todos menos Jenna lo miraron sorprendidos. Algunos incluso con rencor.

Jenna: ¿Cómo les fue, Hendy?

King: ¡¿Por qué sigues vivo?! —Con una gran furia se abalanzó contra él, pero fue detenido por Jenna.

Hendrikson por su parte cayó inconsciente debido al esfuerzo que hizo dentro de la cueva de entrenamiento.

Jenna: Sé que estás molesto, King, pero hazme el favor de controlar tu ira. —Miró a Hendrikson—. Que decepcionante.

Slader: ¿Qué es esa masa negra que está en ma entrada de la cueva? ¿Son trapos viejos?

La nariz del cerdo comenzó a olfatear y cuando el olor a quemado llegó hasta sus fosas nasales comenzó a correr hacia la masa negra.

Hawk: ¡Son sobras! —Llegó hasta la masa negra dispuesto a comérsela toda, pero se detuvo al ver qué no era lo que pensaba— ¡No son sobras! ¡Tampoco trapos viejos! ¡Son el trío de problemáticos!

Gilthunder, Griamore y Howzer estaban inconscientes y quemados. Jenna se acercó junto a los demás y los curó.

Gilthunder: ¿Qué pasó? Estábamos en la torre… —Se percató de las demás presencias—. ¿Cuándo llegaron aquí?

Hawk: Que bueno que me di cuenta, un segundo más tarde y habrían sido historia.

Gilthunder: Gracias, señor Hawk.

Hawk: ¿Señor Hawk?

Gilthunder: Sir Hawk.

King: ¡No me importan tus razones, jamás te perdonaré, Hendrikson! ¡Lo que le hiciste a Helbram…!

Hendrikson: Aceptaré cualquier castigo que quieras ponerme, pero no en este momento.

King: ¿No en este momento?

Hendrikson: Primero tengo que proteger a Liones, vencer a los Diez mandamientos y rescatar a Dreyfus.

King: Eso tampoco me importa… —murmuró con rabia.

Jenna: Basta de pláticas —rompió la tensión entre los dos—, es hora de entrenar.

King: No estoy de humor.

Jenna: Bien, no entrenes si no quieres. A los Diez mandamientos no les importará tu humor. —King no dijo nada al respecto.

Una mancha de tonos morados en forma de espiral apareció de la nada y por ella salió un sabueso negro.

Jenna: ¡Wow! Creí que ya estaban extintos.

King: ¡Oslow!

Jenna: Bueno, dejen todo su equipo a un lado.

Nanatsu no taizai: La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora