3 Capítulo 14

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Chandler y Cusack eran nuestros maestros. Cusack era el maestro de Zeldris y le tenía una gran devoción.

Chandler era nuestro maestro, le tenía una gran devoción a Meliodas.

★★★

El sombrero de jabalí avanzaba a paso firme y constante hacia Camelot. Diane, King y Gowther sabían que todo dependía de ellos, eran los únicos que podían luchar en estos terribles momentos.

Por eso, y por la promesa que me hizo a Helbram, King le regaló a Diane una parte del casco que su mejor le había dado convirtiéndolo en un amuleto.

Diane: ¡Es hermoso, King! Muchas gracias. ¿Lo hiciste tú? ¿Es una pluma de ave?

King: Partí en dos el casco de Helbram. No tienes que aceptarlo si no quieres, solo que… Helbram me dijo que te hiciera feliz y… quería transmitirte esas palabras.

Diane: Voy a atesorarlo para siempre —lo presionó en su puño.

Gowther: Ve el mío, Diane. —Era su corazón de metal convertido en un pendiente.

Diane: Es hermoso. Debe ser muy importante para ti por todos los recuerdos que alberga de Nadja.

Gowther: No entiendo porque hacen estas cosas sin sentido. —Sus dos amigos se cayeron de espalda—. Recordar a Nadja no la va a revivir, pero… al ver esto —miró su pendiente— siento una gran calidez.

King y Diane se miraron. Su amigo aún tenía muchas cosas por aprender, pero iba por muy buen camino desde que había recuperado su corazón.

Fue tan solo un segundo después cuando lo sintieron, el gran poder que se avecinaba y, con ese poder, la oscuridad.

King: ¿Qué es eso?

Diane: ¡Se está haciendo de noche!

Todo el cielo negro, parecía de noche.

Dentro de la taberna, Merlín sintió el poder mágico que había inundado toda la región.

Merlín: ¡Alguien viene! Hay que prepararnos para…

Hawk: ¡Merlín! Un viejito entró a la taberna.

La hechicera volteó y vio a Chandler, el demonio pacificador, frente al cubo perfecto donde estaban Elizabeth y Meliodas encerrados.

Chandler: ¡Mi precioso señorito Meliodas! Prometo que te sacaré de ahí y nos iremos juntos. —Miró hacia el cuerpo traslúcido flotante que desprendía una luz morada oscura—. Ese maldito títere que no pudo cuidarte, recibirá su merecido cuando despierte.

Elizabeth: ¿Qué haces aquí?

Chandler: Vaya…, la diosa pecadora, Elizabeth, que secuestró al señorito Meliodas. —Pegó su rostro al cubo—. ¡Te mataré! ¡Pequeña zorra! Te atreviste a arrebatarme a mi señorito y eso jamás te lo perdonaré —con su bastón tocó el cubo perfecto y lo desapareció.

Hawk: ¡Eliminó la barrera de Merlín!

Merlín: Puede usar cancelación absolusuta —preparó su ataque—, no debo tomármelo a la ligera. —Lanzó su ataque—. ¡Agáchate, hermanita!

Nanatsu no taizai: La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora